Estampas
3078
El algún lugar bastante lejano en Argentina sobre alguna mesa y entre amigos está mi libro. Trabajé muchos años en él era un material muy delicado: mi vida y la vida de la familia sobre todo mi madre es un libro sobre mi madre fundamentalmente. Yo no pensaba escribir ese libro. Pero. Una gran dama a la que amo la mujer más bella que existe y ha existido nunca cuando yo le contaba anécdotas de mi infancia y juventud, cosas que viví en la isla pavorosa, me decía y era muy insistente y persuasiva en esos momentos: tienes que escribirlo. Y esto pasaba una y otra vez porque son muchas las anécdotas (que ahora están en el libro) y un buen día un día magnífico escribí las primeras páginas del libro aquellas en que mi madre sale a la calle, desafiante. Y después todo fue bastante fácil, es un decir, recordaba y escribía y el Universo iba tomando cuerpo y sentido que es la sensación que tengo cuando escribo un libro.
Hace poco leí una entrevista con un escritor de diarios y memorias que afirma que novela lo vivido pero que no es ficción que son los hechos, hasta el título, lo suyo. Pamplinas. Digo esto para dejar claro aquí que mi libro es ficción sólo en la medida en que la memoria misma es ficción, pero que todo lo que digo en sus páginas pasó, son los hechos, y mi libro, definitivamente, es un libro de memorias no una novela.

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A propósito del libro (brillantes los capítulos finales) de Harari, vuelvo sobre lo del libre albedrío cuando me siento a trabajar: no hay manera de vivir sin la ilusión del libre albedrío, concluyo. Aceptaré la ilusión del libre albedrío y viviré como si existiera el libre albedrío, será una convención evolutiva más, como la del perdón por poner un ejemplo. Trabajo, hago mi obra (sí, ya sé que suena ridículo) y cargo mi vida con algo de sentido gracias a la ilusión de libre albedrío y eso es lo que cuenta. Y ya ahí, pienso que el arte añade una capa (layer) a la realidad, que ayuda al avance de la Civilización porque conforma la manera en que concebimos los objetos tecnológicos y los mapas del horizonte que traza la ciencia.
Y esto lo pienso mientras lleno la vasija de agua y abro el frasco de tinta y dispongo el papel y los pinceles al tiempo que busco en mi vida una imagen que pintar. Y. He sido libre me digo cuando la encuentro.

3076

Llevo algún tiempo haciendo tintas, seguro ya lo he dicho. Debo haber pintado cien o más, no las he contado, y al paso que voy pintaré mil al menos mi hiperbólica naturaleza. Me gusta lo del agua y sus riesgos y me relaja. Se trata de fijar un instante feliz y veloz. No se puede corregir. Aunque con la práctica se encuentran maneras de volver sobre un trazo o mancha sin que la obra pierda su frescura sin que parezca manoseada. Si parece manoseada, hay que romperla. Son obras difíciles de vender a pesar de ser muy baratas (entre 100 y 200 euros o dólares) dada la hipocresía y la deshonestidad reinante respecto a lo sexual no sólo en el mundo del arte sino en el mundo en general.
Los interesados en comprar un poco de libertad y deseo pintado, pueden ir aquí.
FRIENDS. Ink on Canson paper, 21 × 29,7 cms.

3075
Sueño uno de esos sueños sexuales que tanto me gustan. Pero. Por la mañana ay sólo me quedan resonancias, vaguísimos retales, chisporroteos. En el sueño hay unas grandes tetas tremendas y trato de meter el pito entre ellas, eso lo sé, y siento la ternura que siempre siento ante unas tetas así (sí, niña curiosa contigo también). Ya sé que los que saben están convencidos de que los sueños son escoria química, retazos eléctricos sin significado ni propósito y poca cosa más, pero ante unas tetas así cuesta creerlo. La niña curiosa vino a que la pintara y tenía las tetas más formidables que veía yo en largo tiempo. Duras y enormes, y empinadas como sólo pueden tenerse con esa juventud. De vez en cuando aún me acuerdo de ella de sus tetas pero también del resto y sobre todo de lo bien que olía.
Olía como luz en el jardín y olía como algo que se pierde.

3074
Gran neblina muy tupido el amanecer no veo las montañas y apenas los árboles en el patio del vecino. Días así me entristecen. Pero. Cuando voy al baño a orinar no sé por qué me da por olerme los dedos. A mí me encanta el olor de mi pito y estoy convencido de que si algún empresario avispado pudiera embotellarlo o insuflárselo de alguna manera a un perfume el perfume en cuestión sería un éxito descomunal. Hay algo en el olor de mi pito. Yo y mi extraordinario talento literario no somos capaces de poner por escrito ni siquiera de forma aproximada lo que es el olor de mi pito. Eso tal vez sea una suerte, es verdad, porque imaginen cuánta gente querría olerme el pito en caso de que mi talento alcanzara para escribirlo. Sería halagador, claro, que llamaran a mi puerta demandando olerme el pito pero sin duda resultaría perturbador también para el desarrollo de mis actividades normales. Gran neblina como dije al amanecer, y enseguida pensé qué día triste me espera pero véase como el olor de mi pito vino a salvarme.

3073
Hay un caso en el arte cubano actual verdaderamente curioso. El caso de Glexis Novoa. Novoa es interesante, no por lo que pinta Novoa, que es irrelevante, artísticamente hablando, y en resumen un árido manoseo del feísmo y la servil estupidez de la propaganda soviética, sino porque el caso de Novoa es un caso extraordinario de arte colonizado. Colonizado por los soviéticos. Aunque, creo que es más justo hablar de cerebro colonizado que de arte colonizado. No creo que existan muchos casos de artistas con el cerebro colonizado por una entidad política desaparecida. Novoa debería donar su cerebro a la ciencia ¿cómo es que su cerebro es un cerebro soviético? Es algo digno de estudio.
Novoa, y su pequeño cerebro colonizado, siguen empeñados en producir remedos de propaganda soviética, estética y conceptualmente. ¿Qué sentido tiene eso? Ninguno. No obstante, hay que tener en cuenta que en el panorama del arte llamado actual cualquier idiotez cuela e incluso puede llegar a adquirir cierto reconocimiento. Gracias a que la mayoría de los críticos son unos charlatanes. Escritorzuelos de catálogos a sueldo y lameculos de los grandes coleccionistas. Y en ese panorama de, y para farsantes, puede prosperar casi cualquier cosa, incluso Novoa.
Pero. Por qué me ocupo de Novoa (a fin de cuentas ¿quién coño es Novoa?). Bueno, yo soy un hombre curioso y Novoa despierta mi curiosidad. Desde un punto de vista antropológico, claro. Porque Novoa, no me dirán que no, es un caso muy singular. Singular sobre todo porque los colonialistas a los que se debe su cerebro ¡ya ni siquiera existen!

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Y como hablo de Cuba y de escritores y artistas cubanos que van a Cuba y que son tan baratos y tan oportunistas y miserables en general y tan de bazofia de las dos orillas y tan fáciles de comprar con un articulito en los libelos castristas o con la edición de un librito en las espantosas y castristas editoriales castristas o con una exhibición en los museos castristas, dejo aquí esto de Borges por si les fuera de alguna utilidad. Y para que sepan por qué jamás me rindo.
“Las dictaduras fomentan la opresión, las dictaduras fomentan el servilismo, las dictaduras fomentan la crueldad: más abominable es el hecho de que fomenten la idiotez. Botones que balbucean imperativos, efigies de líderes, vivas y mueras prefijados, muros exornados de nombres, ceremonias unánimes, la mera disciplina usurpando el lugar de la lucidez… Combatir esas tristes monotonías es uno de los muchos deberes de un escritor”.

3071
Todo viaje a Cuba de un artista o intelectual ( bailarín, cantante, dramaturgo, cineasta, músico, pintor o escritor cubano), es una frivolización de la dictadura. Toda actividad relacionada con su talento creador allí realizada: exhibiciones, lecturas, conciertos, charlas, declaraciones estéticas, entrevistas en los libelos castristas radio televisión o prensa escrita es una frivolización de la dictadura y es una contribución al fortalecimiento de la dictadura y es, naturalmente, una burla y una ofensa a las víctimas de esa dictadura.
Digo esto de la manera más simple posible porque “las imposturas intelectuales siempre exigen una jerga tortuosa, mientras que los valores fundamentales se pueden definir normalmente con un lenguaje claro y simple”.

3070
Hablaba con la carnicera el otro día mujer esbelta aunque algo reseca, y no sé como apareció en la conversación un hijo, ella tiene varios. Y dije: Mejor no me hagas escoger entre un perro y un niño. Ella se escandalizó bastante. Y otro que trabaja con ella abrió mucho los ojos ¡oh pero qué monstruo oh! Era como si les hubiera quitado el sentido a sus vidas y eso fue probablemente lo que ocurrió. Pero. Es fácil verlo, el hijo condicionará hasta el último día tu vida y como si fuera poco puede salirte drogata o canalla o imbécil o comunista o ladrón o asesino ¡puede hasta matarte ese hijo!, un perrito te va a dar menos problemas eso es seguro. Un hijo es un ser humano ajeno y tiene sus propios intereses. No eres tú, que es lo que importa, seamos honestos. Es verdad que ante el peligro, nos interpondríamos entre el peligro y el hijo, pero no es mérito nuestro ni dice nada de nosotros o de ellos no es más que otra trampa de la genética, que ha determinado (siguiendo un criterio por cierto no de humano civilizado sino animalmente determinista) que los genes del hijo ya valen más.
Lo de los hijos está muy sobrevalorado. Somos la única especie que ha logrado escapar al siniestro ciclo de la Evolución va siendo hora de que superemos la sangrienta reproducción primitiva y sus ataduras anexas ¿no?

3069
Sigo con el libro de Harari que sube y baja. Baja, por ejemplo, cuando intenta establecer paralelismos entre ciencia y religión. No es cierto que la religión esté interesada sobre todo en la verdad, por el contrario, su papel es defender (e imponer si puede) la mentira. Ah, por cierto, la famosa donación del emperador romano Constantino al Papa Silvestre I, que permitió a la Iglesia hacerse (durante siglos) con el control perpetuo de la parte occidental del Imperio romano, es una falsificación realizada por los empleados del Papa. Jamás hubo ninguna Donación de Constantino. Hablando de amantes de la verdad. La religión es y ha sido una maquinaria política, ideológica, y un negocio y sobre todo un muro de oscurantismo y un obstáculo para el avance de la civilización. Ay, Galileo. Me cuesta trabajo escribirlo pero Harari llega a sonar a veces en las páginas que dedica a este asunto un poco simplón.
Pero. Entonces llego a la tercera parte del libro y al libre albedrío (es decir a su ausencia) y la enorme inteligencia y la capacidad de esclarecer y de mostrar con nitidez de Harari alcanza momentos formidables.
Cómo disfruto. Una gran inteligencia es la mayor fuente de placer para mí.












