3073
Hay un caso en el arte cubano actual verdaderamente curioso. El caso de Glexis Novoa. Novoa es interesante, no por lo que pinta Novoa, que es irrelevante, artísticamente hablando, y en resumen un árido manoseo del feísmo y la servil estupidez de la propaganda soviética, sino porque el caso de Novoa es un caso extraordinario de arte colonizado. Colonizado por los soviéticos. Aunque, creo que es más justo hablar de cerebro colonizado que de arte colonizado. No creo que existan muchos casos de artistas con el cerebro colonizado por una entidad política desaparecida. Novoa debería donar su cerebro a la ciencia ¿cómo es que su cerebro es un cerebro soviético? Es algo digno de estudio.
Novoa, y su pequeño cerebro colonizado, siguen empeñados en producir remedos de propaganda soviética, estética y conceptualmente. ¿Qué sentido tiene eso? Ninguno. No obstante, hay que tener en cuenta que en el panorama del arte llamado actual cualquier idiotez cuela e incluso puede llegar a adquirir cierto reconocimiento. Gracias a que la mayoría de los críticos son unos charlatanes. Escritorzuelos de catálogos a sueldo y lameculos de los grandes coleccionistas. Y en ese panorama de, y para farsantes, puede prosperar casi cualquier cosa, incluso Novoa.
Pero. Por qué me ocupo de Novoa (a fin de cuentas ¿quién coño es Novoa?). Bueno, yo soy un hombre curioso y Novoa despierta mi curiosidad. Desde un punto de vista antropológico, claro. Porque Novoa, no me dirán que no, es un caso muy singular. Singular sobre todo porque los colonialistas a los que se debe su cerebro ¡ya ni siquiera existen!
