Estampas

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Lunes, 8 de abril de 2024

Pronto publicaré un libro que agrupará dos historias de amor. Dos historias de amor que a muchos lectores, aunque espero que a la mayoría sí, no le parecerán historias de amor. Demasiado sexo demasiada irreverencia demasiado lenguaje recto demasiada libertad. Estoy releyendo las dos historias de amor y hay poco que enmendar las historias fluyen erectas y hasta donde voy han pasado lo que para mí es la prueba máxima de que una historia de amor funciona, es decir se me ponga morcillona y tenga que hacer un alto en la lectura para que la cosa no vaya a mayores, nunca mejor dicho.

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Domingo, 7 de abril de 2024

Vienen algunos amigos por mi cumpleaños. Grandes bocados (especialmente mi estelar carne al horno), una yuca cremosa, blanquísima, un chardonnay Roux Père & Fils de la Bourgogne (2017), un San Román de Toro (2018) e himnos a grito pelado como es ya tradición. El amigo Sàlmon me trae una edición de La mujer de blanco de Wilkie Collins tan apetitosa y limpia que, después de manosearla alegremente, el plan es dejar otras lecturas para volver a este libro que leí en mi adolescencia de lector vertiginoso cinco libros a la semana. Una de las novedades de mi acumulación de años es que ya no resisto los libros de letras pequeñas. Por otro lado, mi querida Virginia rubia preferida trajo formidables quesos y su juvenil hermosura y la esbelta Jani y Martica danzaron. Y todo acontecía a la sombra de la piscina de la que yo en todos estos años no he dejado de emerger.

¿Quién eres?, pregunta exasperado el Capitán Garfio.

–Soy el que emerge incansable una y otra vez.

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Sábado, 6 de abril de 2024

Hoy cumplo setenta y dos años. Ah, la Vida.


Régimen tribal

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Viernes, 5 de abril de 2024

He vuelto a leer, por la emanación de ayer, Imitación de Propercio, el gran poema de Rodolfo Hinostroza que tanto bien nos hizo cuando aún vivíamos en la isla pavorosa. Hay que volver una y otra vez a maestros como Hinostroza y especialmente a este poema que nos conmina de la manera más bella, es decir verdadera, a vivir contra el Poder. Cualquier Poder.

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Jueves, 4 de abril de 2024

Durante el viaje a París, eché mucho de menos a mi perrito negro. Y. Contemplando el Sena, río de cerezas que nos legara el poeta Hinostroza, recordé una vieja emanación en la que ponía en su lugar a los perros y de paso a los seres humanos, naturalmente.

Pocas personas me han hecho más feliz que mis perros. Creo sinceramente que mis conversaciones con mis perros (o con mi amado gato amarillo, que ya caza en las oscuras praderas, y al que recuerdo todos los días con gran tristeza) tienen un mayor rango intelectual y hasta espiritual, sea eso lo que sea, que las que tengo con seres humanos. Todo lo humano es en el fondo farsa, fingimiento, cobardía y falsedad. Nada de lo que dice un ser humano es esencialmente cierto. Por el contrario, todo en mis perros es verdad. No es culpa de los humanos, aclaro. Estamos incapacitados para vivir sin fingir y sin mentir, para vivir con la verdad. La actuación es nuestro campo de operaciones vital. No hay forma de tener una relación real y verdadera con un ser humano. Nunca se sabe con un ser humano. Pero siempre se sabe con los perros.

Por otro lado, ningún perro será nunca un Castro, un Hitler, un Stalin, un Pablo de Tarso o un Mahoma. Por sólo mencionar grandes asesinos ideológicos o religiosos. Cuando amigos o conocidos (de izquierda o derecha: ambas destacadas categorías de la imbecilidad humana) despotrican contra los perros los compadezco porque sé que son gente solitaria, temerosa de una relación real, verdadera, honesta, que sólo se puede tener con un perro.

La mayor aspiración de la sabiduría humana, el logro superior del pensamiento filosófico de la especie, aconseja vivir el momento, ya que la vida carece de sentido y sólo hay presente. Meta espiritual e intelectual humana alcanzada por muy pocos, si alguno. Meta que es el estado natural de un perro. Que sólo, sabiamente, vive el presente. Y luego nos llamamos a nosotros mismos especie superior.

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Miércoles, 3 de abril de 2024

Conocer mejor a tu enemigo no es ser de derechas, es sólo conocer mejor a tu enemigo.

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Martes, 2 de abril de 2024

Quiero dejar constancia al menos por un tiempo todo se pierde y olvida como saben de que ayer fue un día perfecto mi diosa todo el día en casa el jardín florecido un sol claro y cálido sexo jamón Joselito un Gérard Bertrand correcto que diría un amigo ensalada y solomillo sexo y todo ocurriendo en una suntuosidad blanda y general y en un arrebato untuoso también escribí un poco y como a las once nos pusimos a ver un documental Turning Point, The bomb and the Cold War que recomiendo mucho trata de la bomba atómica y de la Guerra Fría y de cómo nos acercamos inexorablemente a la Tercera Guerra Mundial hay que aprovechar pensé porque esto se acaba aprovecha me dije es cierto que ganarán ellos el Mal siempre gana pero nosotros qué coño hemos vivido mejor.

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Lunes, 1 de abril de 2024

En el último salón de la exposición de Rothko, sus postreras piezas bipolares; acompañadas por esculturas de Giacometti. Una idea brillante. La calidad de líquido soñado de las pinturas se complementaba de la mejor manera con la suprema desnudez de las esculturas. Los rothkos hablaban del flotar doliente de la experiencia humana, mientras que los giacomettis nos enfrentaban al ríspido hueso lúcido de la humanidad.

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Domingo, 31 de marzo de 2024

Cuando leí el Napoleón de Andrew Roberts creció enormemente mi admiración por el colosal Napoleón. A quien debe tanto el mundo civilizado. Por eso me ha emocionado esta foto ante su tumba.

Pero. Me defraudó Les Invalides, nunca había estado (creo), es curioso con las veces que he ido a París. Lo imaginaba como un espacio apolíneo donde refulgía la luz del genio, pero lo que encontré fue ruido dorado y fríos floripondios marmóreos.

Cuando salimos, llovía y una gasa gris cubría la ciudad y sentí cierta pena toda una vida de grandezas para acabar en un lugar así.

5604

Sábado, 30 de marzo de 2024

Visitamos a Margarita y la encuentro tan enérgica y eléctrica como siempre. Bueno, tal vez un poco menos. A sus ochenta y ocho años. La emoción de regresar al rincón donde Camacho pintó la mayoría de sus cuadros y donde permanece en su sitio el caballete ante el que lo vimos tantas veces. Y en ese punto exacto nos hacemos esta fotografía.


Transicionemos

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