Estampas
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Miércoles, 1 de agosto de 2018
Lo políticamente correcto puede desembocar en subnormalidad voluntaria. Así los telediarios de TVE y en general los tertulianos de la televisión española. Hay excepciones, pero pocas. Antes yo veía los telediarios sin voz, mientras me preparaba el desayuno, pero ahora tengo que escribir de vez en cuando para el periódico y. Así que he vuelto a poner la voz y presto atención sobre todo a lo del catalanismo (ese disfraz del odio a lo español). El catalanismo moderado es una invención y el famoso seny una trampa mortal.
En la televisión española la gente vive en un mundo paralelo mezcla del páramo cerebral de Ada Colau y de la traidora mamalonería analfabeta de Pedro Sánchez. En ese mundo todos son buenos (excepto los ciudadanos libres e iguales que siempre son fascistas) y un matón grotesco nunca es un matón grotesco es un sindicalista, y un chocho no es un chocho es el Libro Rojo de Mao. Ah, y Marruecos no es una dictadura. Aguanto casi siempre un máximo de cinco minutos.
Y ya de regreso al mundo real le doy la comida al gato y pienso lo que siempre pienso al darle la comida al gato: cuánto mejor le iría a España si mi gato fuera presidente de TVE, o mejor aún presidente de España.

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Martes, 31 de julio de 2018
Hace unos días vi una fotografía de La Meca. Nunca iré a La Meca ni al país donde está La Meca, tengo por norma mantenerme alejado de los países de Alá y además las llamadas “ciudades santas” me provocan la mayor repulsión. Además, no admiten mujeres en La Meca, y los lugares sin mujeres suelen ser espantosos. Pero. Decía. Fotografía de La Meca. Y el cubículo (Kaaba) ese donde hay una piedra negra (sagrada, naturalmente). Allí se reúnen millones de musulmanes no sé bien a qué. Y yo mirando y al ver la piedra negra (sagrada) me pareció enseguida que no era una piedra sino un trozo de mierda de camello petrificada. Lo que tiene cierta lógica pues lo de Alá y todo eso viene de la llamada cultura del desierto (ahora cultura es cualquier cosa) y en esa llamada cultura los camellos son, digamos, piedra angular. Por otro lado, con tantos millones de hombres reunidos (hombres que follan poco porque a sus mujeres es muy difícil encontrarles el chocho de tan tapadas que van), La Meca debe ser un paraíso para los sodomitas. Y eso fue lo que pensé mirando la fotografía de La Meca.

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Lunes, 30 de julio de 2018
En España la Justicia funciona en dos planos, uno real, y otro retórico. Uno de estos planos, anula al otro. El plano retórico, es donde a un patriota asesino vasco se le condena a cientos o miles de años de cárcel. En el plano real, sin embargo, ese asesino sólo puede cumplir una pena máxima de treinta años. ¡Y todo con carácter de Ley, dentro del mismo Código Penal! La condena retórica es, naturalmente, una farsa. ¡Miren cómo castigamos ejemplarmente a estos monstruos! Dice la Justicia Retórica. Mientras la Justicia Real, por su parte, anula lo que la Justicia Retórica acaba de proclamar cínicamente, y además ofrece al asesino múltiples facilidades para rebajar su pena. Todo en el mismo juicio y en la misma condena.
No sólo en España hay Justica Retórica y Justicia Real. También la hay en USA, por ejemplo. Pero. A diferencia de España, en USA la Justicia Retórica (condenas a dos cadenas perpetuas, o a pena de muerte más cadena perpetua) confluye con la Justicia Retórica porque si te matan, o cumples una cadena perpetua ya estás cumpliendo ambas Justicias, la Retórica y la Real.
La Justica española es una farsa hipócrita en la que su lado real anula al retórico (que se usa como propaganda destinada a maquillar la indignidad que ejecuta) a conveniencia y beneficio de los asesinos.
Cada vez que un juez español condena a cientos o miles de años a un patriota asesino vasco no está haciendo Justicia, se está burlando de sus víctimas.

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Domingo 29 de julio de 2018
Íbamos por la carretera cuando apareció la famosa luna roja. Mira, la luna roja. Entonces alcé los ojos y la vi. Colgaba sobre unas lomas. Si hubiera estado sólo no la hubiera visto. Nunca me ha interesado mucho lo de ver eclipses o cometas y en este caso de la luna roja aún menos interés sentía. Todo lo rojo me da muy mala espina, como se sabe.
Recuerdo que viviendo en Miami se anunció que iba a pasar el cometa Halley. Reinaldo llamó desde NY para anunciar que venía. Voy raudo, dijo, tengo que ver el cometa Halley. Para él era un gran acontecimiento. Aún puedo verlo exultante, y su ensortijado pelo. Reinaldo fue a ver el cometa y escribió un cuento titulado, precisamente, El cometa Halley. En el cuento, Reinaldo reescribe el destino de las hijas de Bernarda Alba y les depara un final de sanidad, es decir de lujuria liberada.
Y no es preciso decir (pero lo digo) que el cuento de Arenas es lo más luminoso que ha quedado del paso del famoso cometa por el cielo de Miami.

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Sábado, 28 de julio de 2018
Termino el último libro de Steven Pinker. Un libro portentoso. Pinker defiende la Ilustración, la Razón, la Ciencia, el Humanismo y el Progreso. Es decir las fuerzas que han hecho posible la Civilización Occidental (la única que existe). Las fuerzas que nos han traído hasta aquí, que nos sacado de la cueva y nos han convertido en seres humanos, que nos han permitido alcanzar bienestar y riqueza, y aspirar a ser ciudadanos del planeta. Es decir, lo más parecido que hay al Capitalismo. Y encuentro esto, tan reconfortante, en el libro de Pinker:
“Los intelectuales odian el progreso. Los intelectuales que se llaman a sí mismos progresistas en realidad odian el progreso. No es que odien los frutos del progreso: la mayoría de los expertos, los críticos y sus lectores biempensantes utilizan ordenadores en lugar de plumas y tinteros, y prefieren ser operados con anestesia que sin ella. Lo que exaspera a los intelectualoides es la idea de progreso: la creencia ilustrada en que nuestra comprensión del mundo puede mejorar la condición humana”.
Y al leer esto mi gran cerebro concluye algo perfectamente oculto a la vista de todos. Que si funciona esa máquina llamada Progreso que obedece a la creencia ilustrada en la Razón, la Ciencia y el Humanismo, y dado que la Izquierda se proclama salvadora de la Humanidad y adalid del mejoramiento humano, la Izquierda no tiene razón de ser.

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Viernes, 27 de julio de 2018
Escribo en los libros que leo y también subrayo frases o párrafos que me gustan o que creo que dicen lo que dicen sabiamente. Y a veces, traigo al escritorio alguno de estos libros y me pongo a releer lo que he señalado o comentado. Resulta estimulante e inspirador. Vean esta maravilla de mi admirado Simon Leys:
“La ignorancia, el oscurantismo, el mal gusto o la estupidez no son fruto de simples carencias, sino de otras tantas fuerzas activas, que se afirman furiosamente a la menos oportunidad, y no toleran ninguna excepción a su tiranía. El talento inspirado siempre es un insulto a la mediocridad. Y si esto es cierto en el orden estético, aún lo es más en el moral. Más que la belleza artística, la belleza moral parece tener el don de exasperar a nuestra triste especie. La necesidad de rebajarlo todo a nuestro miserable nivel, de mancillar, burlarse y degradar todo cuanto nos domina por su esplendor es probablemente uno de los rasgos más desoladores de la naturaleza humana”.
Exacto. Nuestra triste especie.

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Jueves, 26 de julio de 2018
Simpatizo con Israel y su derecho a existir y a defenderse rodeado como está de países musulmanes semisalvajes que desean y persiguen la aniquilación de Israel, y el exterminio de los judíos. Pero. Leo la Ley Básica: Israel como Estado Nación del Pueblo Judío, que acaba de aprobar el parlamento israelí y me parece una atrocidad. Apesta a fanatismo religioso y a tribalismo y a pueblo elegido y a pensamiento mágico y disminuye el rango democrático (y en consecuencia el grado de decencia libertaria y ciudadana) que encarna y al que hace honor Israel y la democracia israelí.
Horroroso. Una desgracia.

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Miércoles, 25 de julio de 2018
Terminamos de comer, y al rato, comenzó la granizada. Fragores y un viento gris la anunciaron y la fragancia que precede al aguacero. Refugiados en la terraza vimos caer el leve traquetear blanco. Los amigos se habían marchado y era la hora en que sobreviene generalmente la melancolía. Y me pregunté otra vez si la melancolía es una segregación de la felicidad o viceversa nunca lo sé.

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Martes, 24 de julio de 2018
Soy un gran lector me he pasado la vida leyendo he leído tanto que me he convertido en un personaje de ficción, como se sabe. Y de los libros que he leído muchísimos y de gran calidad y variedad, el mejor es Historia de mi vida de Giacomo Casanova.
El libro de Casanova no es el libro que me hubiera gustado escribir, nunca he deseado la vida de otro. El libro que me hubiera gustado escribir es Peter Pan, lo he dicho otras veces. Pero de todo lo que he leído, miles de libros, toneladas de libros, las memorias de Casanova es el mejor. Leyendo a Casanova, por cierto, aprendí algo esencial: que la tacañería es una forma de depravación moral. Un tacaño es un disminuido moral. A Casanova le aterraba la tacañería e incluso ahorrar le aterraba. Su lema, su gran lema personal y vital era:
¡Abundancia, siempre abundancia!
Hay algo mezquino en la austeridad.

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Lunes, 23 de julio de 2018
Y hablando de Franco, recuerdo que hace unos años invitado a cenar en casa de mi amigo Ginés con algunos amigos y conocidos una cubana se trajo al marido o novio español un joven progre perfecto producto de la educación socialdemócrata española, es decir un mamalonazo ignorante y malcriado. Y el marido o novio me oyó decir algo de los Castro y explicar a alguien lo peor que eran los Castro respecto a Franco y entonces el marido o novio se metió en la conversación, algo gallito, para defender al castrismo y Franco Atila y Franco Hitler y Franco el Joker. Discutimos. Y la cosa se fue acalorando y en cierto momento, cuando vi que el enfrentamiento podía descontrolarse, me fui a la cocina y lo dejé hablando solo porque estaba en casa de Ginés y las casas de los amigos hay que respetarlas. Pero. Ahora pensando en la discusión retrospectivamente creo que debí darle a aquel mamalonazo una bofetada.
