Estampas

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Martes, 11 de enero de 2022

Si algo está claro en el bruto, ruin y, digámoslo, putrefacto, escenario político español, es que el único nacionalismo que es anatema, que ha de ser condenado y perseguido, es el nacionalismo español. El corrupto, racista, nacionalismo catalán, el racista y asesino nacionalismo vasco, el nacionalismo valenciano, balear o gallego, por sólo mencionar algunos, son perfectamente aceptables, tolerables, financiables y democráticos. Se puede, incluso, gobernar con ellos. Se puede gobernar con un etarra, con un castrista, con un chavista, con un comunista, con un racista, pero no con un españolista. Es una situación singular.

Dudo que exista a estas alturas solución para la decadencia moral y política española. Pero una cosa sí me parece evidente. Ningún votante al que quede algo de vergüenza (o de sentido común), debería votar por partidos que no propongan de forma clara y abierta ilegalizar al partido Bildu y desmantelar el balcánico régimen autonómico. Los partidos políticos que no planteen esas imprescindibles medidas, sólo están jugando el mismo juego politiquero y corrupto que ha jugado la política española durante los últimos cuarenta años. Y ya saben ustedes dónde nos ha llevado ese juego: nos ha llevado hasta Otegui hombre de paz.

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Lunes, 10 de enero de 2022

“Si la historia es una sucesión de ideologías sobre la inmortalidad, entonces los problemas del ser humano se pueden interpretar directamente en contra de esas ideologías —todo lo que abarcan, lo convincentes que son, con qué facilidad consiguen que el ser humano se sienta seguro y a salvo en su heroísmo personal—. Lo que caracteriza a la vida moderna es el fracaso de todas las ideologías tradicionales sobre la inmortalidad para absorber y acelerar la sed del ser humano de autoperpetuación y heroísmo. En la actualidad, la neurosis es un problema muy difundido debido a la desaparición de dramas convincentes de apoteosis humanas heroicas.”

Dos libros han cambiado mi manera de saber, La tabla rasa, de Steven Pinker y El gen egoísta de Richard Dawkins; y ahora, a estos se añade La negación de la muerte de Ernest Becker. Luego están las memorias de Casanova que es el mejor libro que he leído, un libro que no necesita explicar para hacerme saber, le basta con contar.

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Sábado, 8 de enero de 2022

En Santiago de Compostela, comienzo a escribir algo que parece una novela corta o noveleta, que decía Reinaldo y nuestro grupo de escribidores insurrectos en la pavorosa. Ya tengo escrito el comienzo y tengo escrito el párrafo final. Y tengo lo más importante, el tono. Ahora sólo me queda rellenar el espacio entre ese comienzo y ese final. No soy un hombre de letras, mucho menos un literato: tiene que venir y si no viene no. No persigo la verdad, persigo el ritmo.

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Viernes, 7 de enero de 2021

Leo en El Manifiesto que las feministas han descubierto el sexo con el reino vegetal. Ecosexo se llama la cosa. Me parece bien. Pero. Van retrasadas. Ya en la década de los años setenta del pasado siglo, en la isla pavorosa, tuve alegre comercio carnal con una mata de plátanos. Tan progresista ayuntamiento tuvo lugar en un campo de trabajo forzado donde me encerró, acusado de vagancia, la Gran Revolución. Mujeres no había, y no sé si ustedes han estado en uno de esos campos de trabajo, pero declararse maricón en aquel lugar (aunque fuese en una muy pequeña medida, y sólo por las circunstancias en la que nos encontrábamos, podía ser suicida). Así que optamos, ni se les ocurra que el mío era un caso aislado, por follar (templar o singar en jerga pavorosa) con las gráciles matas de plátano. Sólo tengo cosas buenas que decir de mis relaciones sexuales con el reino vegetal. Por otro lado, nuestras frutales compañeras siempre estaban dispuestas, lo que nos parecía (y aún me parece) una gran cosa. Se escogía a la pareja sexual entre una multitud (otra gran cosa), se le abría un agujero a la altura adecuada, tarea sencilla porque los troncos (o seudotallos) eran y son blandos, e introducíamos el pito. Ah qué jugos, qué babosidad perfecta, qué manera dulce de acogernos.

La práctica de sexo con el reino vegetal es minoritaria, a pesar del esfuerzo de muchos zumbados profesores universitarios en USA. Hay que incrementarla. Yo recomiendo encerrar al menos un año en campos de trabajo forzado de la isla pavorosa a las feministas y sus mamalonazos profesores ecosexuales. Todo sea por la causa.

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Jueves, 6 de enero de 2022

Hoy un artículo (que no vale nada, simplón y golosinas traigo para la chusma) sobre una de mis heroínas, Margaret Whigham, la duquesa de vida libertina que, según la cuenta que llevaba con íntimo regocijo, acumuló 88 amantes y, qué maravilla, se retrataba (polaroids, qué es lo que había en su época) chupándosela a algún afortunado varón. A mi una mujer que me diga, quiero tener una foto chupándotela, en ese instante deja de ser una mujer y se convierte en una diosa. Mi muy admirada Margaret, de joven una belleza imponente, de rostro que clamaba a sonoros gemidos su hembracidad. En algún momento, el duque encontró las fotos y la lista (qué detalle delicioso y significativo la lista) de amantes de Margaret y pidió el divorcio y el divorció constituyó uno de los más notorios escándalos de la hipócrita sociedad que padeció mi adorada Margaret. El marido era un pobre tipo que no estaba a su altura ¡Tener una mujer con ese nivel de hembracidad y no postrarse ante su alegría (si el sexo no es alegría, qué es) y ante su alcurnia sexual!

“Guarra” e “inmoral” llamaron y continúan llamando a la duquesa. Pero. ¿Qué hay de guarro o de inmoral en una mujer chupándosela a un hombre, en la foto de una mujer chupándosela a un hombre? Nada. Pocos momentos más hermosos y nobles nos depara la vida fugaz.

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Miércoles, 5 de enero de 2022

(3) Dondequiera que se mire en la ciudad y en sus aledaños y llegamos hasta las varias rías y sus pueblos adormilados en la roca viva, todo limpísimo. Me sorprende gratamente. Viniendo de Barcelona tiene el mayor sentido que me sorprenda esta limpieza, allí donde quiera que se mire hay un montón de basura especialmente en la alcaldía donde medra y prospera gracias al aventurero francés Valls la basura mayor, la alcaldesa. Qué limpios y cívicos los indígenas de esta región me digo y debo reconocer, para no ser mezquino, que algún mérito corresponderá también al Gobierno regional. Encaramado en una piedra que debe llevar mil años en su lugar frente al Atlántico de encrespadas olas y de corrientes frenéticas vuelvo a rendir tributo a los navegantes españoles que cruzaron ese océano imponente en barquichuelos y nos llevaron a los salvajes indígenas del otro lado de las grandes aguas la sin par cultura occidental, su máquina civilizadora adjunta, y el gran idioma español. Hay que ser agradecido. El viento inclina los pinos y la sal unta el cielo.

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Martes, 4 de enero de 2021

(2) En el jardín del hotel hay unos robots y detrás de la gruesa tapia de piedra un riachuelo. Los robots cortan el césped. Los veo, asomado a la ventana de la habitación. Enseguida mi cerebro los relaciona con el mundo de El gen de Dios, pero le digo que no, que en relación con mi novela estos robots están atrasadísimos. ¿Ya no te acuerdas de mi novela? Bueno. No te preocupes. Yo tampoco me acuerdo mucho de mi novela. Paseamos por el llamado casco viejo y en el llamado casco viejo un mercado espléndido y la gente amable y acuosa en el buen sentido y algún bullicio, pero poco y modulado. Gente fina que decía mi madre. Sobre todo comparada con la crápula barcelonesa. Pero. Es una primera impresión, tampoco hay que confiarse mucho. A la noche llego a la ducha y a la cama molido y me han empezado a brotar unos cuernillos de cabra que humanizan mi aspecto. De tanto trepar será. No está mal, teniendo en cuenta mi proverbial malencaramiento. En el gran salón del hotel, donde sirven el desayuno, hay dos deliciosas señoritas indígenas. Qué dulzura traspiran qué ademanes entornados qué pelos y culos tenaces. Comemos junto al mercado unas conchas y sus masitas varias y lacón y chorizo y sus patatas y unos vinos con sabor a neblina. La muchacha que nos sirve tiene los ojos azulísimos y estoy seguro de que pasarle la lengua ha de ser como pasársela al mar.

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Lunes, 3 de enero de 2022

(1) Una parte de mi cerebro dice qué bonito, otra qué espanto (un cerebro unidireccional no es un cerebro es un cepo) mientras trepo a la Plaza del Obradoiro y a la catedral del famoso botafumeiro. A mi alrededor hablan el bobo o jerga local y en el último tramo, el más empinado, después de una escalera resbalosa y traicionera, que venzo a cámara lenta y resollando, nos recibe (sólo viajo sin mi Martica en casos muy extremos o por equivocación), el desapacible chirriar de las gaitas. Martica es mi pastor. El suelo adoquinado o algo así, el cielo gelatinoso pero soleado. El sol es algo raro aquí, me dicen. Llueve mucho, los indígenas tienen más de setenta vocablos (olviden el cuento de los esquimales) para nombrar la lluvia, algunos muy bonitos, vean:froallo, barrallo, barrufa, zarzalo, zarracina, ballón, balloada, fuscallo, arroiada, cebrina, troboada, torbón, trebón, escarabana, sarabiada, néboa. Entre otros. Tanta lluvia explica un tanto tantas caras de nutria (de río). El hotel donde nos alojamos, sobrevalorado en el estrellato, creo, se halla abajo en el fondo verde y ondulado del barranco en cuya cima se halla la famosa catedral del peregrinaje. La gente de aquí debe ser como los portugueses mitad humanos mitad cabras. A quién se le ocurre vivir en un sitio así, voy resoplando mientras trato de recuperar el aire. Ya en la plaza, veo a un hombre arrodillado y a su lado a una mujer que apoya la mano en su espalda y lo consuela o reconforta. Un hombre arrodillado es lo más triste del mundo.

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Miércoles, 29 de diciembre de 2021

En Miami, mi hermana ha dado positivo al virus chino. Pasó dos días bastante mal, pero está mejorando gracias a las vacunas y a que es una Abreu. La banda de los cuatro resiste. Anoche cena de amigos y coincidimos en que lo pertinente es vivir con una mujer que todos deseen. Estas cenas donde hay otro macho alfa son muy divertidas nos pasamos el tiempo midiéndonos la polla mental. Los guisantes con butifarra casi lo mejor del menú, y los vinos. Acaba el año y como todos los años me pregunto si he sido digno, si te he amado lo suficiente, y si he odiado al enemigo con la intensidad la gracia y la persistencia que merece.

Oh, dios de la Furia, el único que existe, concédemelo.

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Martes, 28 de diciembre de 2021

Veo un documental sobre los mayas su cultura y civilización (es un decir) sus dioses su inframundo su serpiente emplumada que devora el sol (el planeta Venus en verdad, pobrecillo) sus sacrificios humanos su juego de pelota siniestro su religión su cuentito de la resurrección (común a todas las religiones desde el inicio de los tiempos) y confirmo (Becker) que la fuerza mayor del progreso humano la fuente de su imaginación e imaginerías y de su creatividad no han sido la curiosidad ni la razón sino el miedo a la muerte y a la extinción, su consciencia de estar atrapado en un recipiente que se pudre. Saber esto me hace menos suceptible a la verborrea, menos hipócrita más libre e intelectualmente menos solemne y ridículo. Mejora mi escritura. Creo. La hace menos domada y sumisa y menos predecible.

Por otro lado, días de sol y a más luz más alegría (sea eso lo que sea) como se sabe.

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