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Lunes, 13 de junio de 2022

Y como hablé de Arendt y estoy releyendo Maestros antiguos no puedo resistirme a dejarles aquí la opinión de Bernhard sobre Heidegger. Arendt tuvo una relación apasionada con Heidegger, relación de alumna con su maestro, hasta el final de su vida, y con quién uno se junta y a quién uno venera también es importante y dice mucho de lo que uno es.

“Heidegger tuvo siempre aspecto de gordo oficial de Estado Mayor retirado. Heidegger se levanta de la cama, se vuelve a meter en la cama, duerme. Heidegger se despierta, se pone los calzoncillos, se pone las medias, bebe un trago de mosto, sale y mira el horizonte, se talla un bastón, se pone el gorro, se quita el gorro de la cabeza, sostiene el gorro entre las manos, abre las piernas, levanta la cabeza, baja la cabeza, pone la mano derecha sobre la izquierda de su mujer, su mujer pone la mano izquierda sobre la mano de él, se dirige a su casa, se aleja de su casa, lee, se come su sopa, se corta un pedazo de pan (amasado por él mismo), abre un libro (escrito por él mismo), cierra un libro (escrito por él mismo), se inclina, se estira y así sucesivamente”.

“Heidegger fue sólo un pequeño segundón filosófico. Heidegger fue, eso está claro, el filósofo alemán más mimado de este siglo, y al mismo tiempo el más insignificante. A Heidegger peregrinan sobre todo los que confunden la filosofía con el arte culinario, los que consideran la filosofía como algo frito y asado y cocido, lo que corresponde muy bien con el gusto alemán”.

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