Estampas
3220

Hablamos el otro día de aquellos tiempos al principio de conocernos cuando nos encontrábamos en la calle Regàs a mediodía. La mejor época de mi vida dijo ella y yo estuve de acuerdo la mejor época de mi vida. Nuestras vidas que vienen a ser una sola vida. Todo era tan táctil y tan físico y éramos tan jóvenes y hermosos (yo no tanto) que nos podríamos haber comido, del todo quiero decir masticar, tragar, digerir etcétera, en uno de esos encuentros y hubiera sido ese el más esplendoroso final terminar uno (yo, claro, pues la idea de tu final era y sigue siendo para mí intolerable) devorado por el otro dentro del otro y dentro del otro a salvo en su sangre y en su carne y en sus huesos el único final feliz posible para nuestra historia de amor en verdad.

3219
Y veo que Spotify me va haciendo una lista. Y voy y la pongo. No está mal, boleros, tangos, rancheras y cosas así. Pero. El final de la lista. La última canción no es una canción, es un poema. La cosa me toma por sorpresa la verdad porque comienza una voz espeluznante una voz muy engolada de mamalón profesional una de esas voces atravesada de tembleques y lloros y la voz recita (reconozco el bodrio enseguida) el Poema 20 de Pablo Neruda. Que es un poema espeluznante que produce retortijones a cualquier persona sensible un poema imposible de empeorar pero ¡esta voz lo empeora! Y me acerco al aparato naturalmente a ver quién recita. ¡Y es Pablo Neruda! ¡Una grabación del poema recitado por el mismísimo Neruda! Yo nunca había oído recitar a Neruda. No tenía idea de la voz de mamalón y de lo mamalonamente que recitaba Neruda. ¡Con esa voz de mamalón y ponerse a recitar ese poema mamalón!
Pero. Un momento. Ahora que lo pienso, ojo, no es poca cosa, Neruda ha alcanzado recitando uno de sus poemas la cumbre mamaloneril poética total y absoluta y eso es algo muy difícil de alcanzar. Corran a escucharlo.

3218
Comienzo a pintar me ha costado con lo de la operación. Para pintar pongo Spotify. Y de pronto, es truculento el azar, la canción de Silvio Rodríguez aquella del unicornio azul. Hace mucho que no oigo a Silvio Rodríguez porque me provoca cagaleras. Pero. Ahí está su canción del unicornio azul. Una canción cursi y además mamalona y ya me desplazo raudo hacia el aparato para quitarla cuando comprendo (en una especie de epifanía) que la canción es una canción dedicada a la pinga (polla) de Fidel Castro. ¡El cuerno del unicornio! Si se escucha atentamente la canción se ve con la mayor claridad esto y se siente con gran nitidez el lloriqueo de Rodríguez por la pinga (polla) del amado Líder y tengo que reconocer que la canción, compuesta décadas antes de que muriera Fidel Castro ¡ya expresa el dolor de Rodríguez por la pérdida de la pinga (polla) de Fidel Castro! Esto no es fácil de conseguir, admitámoslo. Y hay que darle crédito a Rodríguez porque en una canción compuesta muchos años antes de que muriera Fidel Castro y muchos años antes de que fuera posible que sintiera Rodríguez la pérdida de la pinga (polla) de Fidel Castro ¡se siente!
Hay que quitarse el sombrero (como se dice).

3217
Casi todos los intelectuales españoles son afrancesados. Tengo buenos amigos afrancesados. Que si las libertades que si la fraternidad que si la marsellesa. Pero. Se exagera mucho con lo de Francia. La marsellesa es un himno asesino y la revolución francesa una matanza repugnante a cuyo hedor florecieron personajes muy asquerosos moral y hasta físicamente, así Marat, así Robespierre. Yo amo a algunos escritores franceses pero de la llamada Patria francesa de los libres y los iguales poca cosa seamos honestos. ¡Y lo del Héroe De Gaulle! De Gaulle andaba bajo las faldas de las tropas aliadas que le permitieron entrar antes en París y allí soltar su discursito petulante exigiendo que Francia fuera considerada vencedora de la guerra junto a Estados Unidos, Gran Bretaña y la Unión Soviética. Algo completamente falso. Lean a Riding. Lean a Chaves Nogales. Y qué decir de los nazis alemanes y los franceses. Lo cierto es que se amaban. Ningún país europeo ocupado fue más abyecto y colaborador y miserable que Francia. Pregúntenle a las hijas de Irène Némirovsky. Y todo aquel espectáculo de los machos franceses cortando el pelo a mujeres francesas que se habían acostado con alemanes qué vergüenza esa resistencia inventada francesa y el populacho oportunista y colaborador francés y ese populacho que no dejó de oler el culo a los nazis dándoselas de combatientes antinazis y abusando de aquellas pobres mujeres. Qué farsa y que desvergüenza: Francia. Hay que agradecerles, es verdad, que hayan inventado el erotismo, aunque también es verdad que lo inventaron para no tener que follar.
En fin lean a Leáutaud, gran francés pero primero gran escritor y gran hombre para que vean lo que son y lo que fueron los franceses antes de la ocupación y bajo la ocupación nazi. ¿Le Pen? ¿A alguien le extraña? ¿De verdad?

3216

Viene La Giganta. Siempre me da un gran placer ver a La Giganta es el mayor placer de un escritor ¿no? tener delante y tocar a y reír con uno de sus personajes y que ese personaje sea de carne y hueso. Carne y huesos muy bien dispuestos y como si fuera poco el único chochito depilado que me gusta. Bebemos té sentados a la vera del olivo metidos en una anaranjada luz. Es el atardecer. Y hablamos de los buenos tiempos. De aquella noche memorable debajo de una mesa y del viaje a Menorca y de aquella foto ya clásica de La Giganta desnuda en la carretera avanzando hacia el faro y de los baños de barro y ah sí cómo no venga acá niño malo y yo pensé que me agarraría de la oreja pero me agarró del pito y así me llevó yo como un corderito ciertamente: Sí señora. Vida es lo que uno ha vivido siendo libre e ignorando las normas aceptadas las normas aceptadas son para los cobardes me digo y se me ocurre que sería estupendo pedirle a La Giganta que me enseñe otra vez el único chocho depilado que me gusta pero el momento es tan perfecto que decido que eso puede esperar.
Los buenos tiempos. Fotografía de Pedro Portal (detalle).

3215
El libro sobre García Vega reúne varios ensayos y entrevistas. Soy un hombre con muchas limitaciones (no tengo un cerebro analítico, por mencionar una) y de formación y cultura limitadas así que los ensayos de este volumen de acercamiento a García Vega y su obra, me resultan a ratos atrayentes, pero en general ajenos. Sin embargo, las entrevistas con el escritor, qué iluminadoras. En especial, la de Enrico Mario Santí, que nos deja ver a un Lorenzo García Vega culto y sagaz, y nos deja ver y esto es lo más importante para mí, su sanidad moral. Yo iba leyendo esta entrevista y escuchando la voz poderosa, clara y profunda de García Vega (una voz sin las truculencias de su prosa) y me preguntaba por qué García Vega no escribió sus obras con esta voz. García Vega se ocupó tal vez demasiado de su estilo y probablemente esto hizo daño a su obra. Pero. Qué hombres grandes producía aquella República, también me decía yo mientras leía a García Vega, muy crítico de la República como debe ser, pero al mismo tiempo producto y elogio en sí mismo de la República.
Que Cuba no produzca ya escritores como Lezama Lima, Lydia Cabera o Lorenzo García Vega, entre otros, es la prueba máxima del triunfo del enchusmecimiento y de cómo el enchusmecimiento se ha convertido en lo cubano.

3214
Conocí a García Vega en Miami. Recuerdo que fuimos una noche a su casa Reinaldo, Carlos Victoria y yo, para ofrecerle que fuera asesor de la revista Mariel, cuyo primer número preparábamos en ese momento. Eran los años ochenta. García Vega declinó nuestro ofrecimiento. La primera impresión que tuve de Lorenzo, fue la de un señor amargado. Había leído algo de su poesía y pensaba que García Vega no había conseguido escapar de la órbita de Lezama Lima, su mentor de juventud. Es difícil escapar a eso, claro. García Vega es un escritor con el que nunca he conectado, porque concibo la literatura como lo opuesto a la retórica orfebrística de los lezamianos. Amaba (y amo) la obra de Lezama, pero sé que la obra de Lezama es un universo cerrado, una trampa mortal para cualquier escritor. Sólo hay una voz lezamiana, la de Lezama, lo demás es coro menor.
Leí por aquellos tiempos Los años de Orígenes, el libro más famoso de García Vega, y lo encontré valiente, aunque un poco ilegible. Ya viviendo en España, le pedí a García Vega una colaboración para la antología (Cuentos desde Miami) que preparé para la editorial Poliedro. García Vega accedió muy amablemente a enviarnos un cuento y cuando lo hizo resultó ser un cuento formidable.

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Estoy leyendo un libro muy interesante sobre el escritor cubano Lorenzo García Vega y encuentro la palabra “enchusmecimiento”. Qué palabra genial, monumentalmente esclarecedora. Se refiere García Vega a una etapa (después de la llamada revolución de 1933 contra Machado) de la historia de Cuba y la define así con esa palabra cumbre. Pero. Yo creo que esa palabra enchusmecimiento abarca mucho más esa palabra enchusmecimiento define la Historia de Cuba y a partir de 1959 ¡define lo cubano! Comenzó antes, sin duda, García Vega tiene razón, el enchusmecimiento de la Historia cubana pero a partir de 1959 el enchusmecimiento se convierte en eso que los literatos cubanos gustan llamar “lo cubano”. Siempre de forma empalagosa y algo ridícula lo dicen y lo escriben: “lo cubano”. Yo nunca he sabido lo que querían decir y nunca supe ni sabía hasta ahora lo que era “lo cubano” y francamente pensaba que eso de “lo cubano” no era más que cháchara de literatos pero ahora gracias a García Vega compruebo que estaba yo equivocado: un imparable, total y generalizado proceso de emchusmecimiento, eso es lo cubano.

3212
La primera vez que vi a David Rieff fue en los años ochenta en Miami (ya por entonces iba disfrazado de intelectual), y luego volví a verlo en New York una noche en que paseábamos por Manhattan Reinaldo y yo. Siempre nos pareció un idiota Rieff, cuando abría la boca sólo decía idioteces pomposas y si estaba mamá Sontag delante todo iba a peor. Rieff es el hijo de Sontag y poco más y Reinaldo y nuestro grupo de muertosdehambre desarrapados y recién llegados de la isla nos divertíamos burlándonos de su cara de típico mamalón hijito de mamá. Ahora leo que Rieff ha publicado un libro sobre el olvido lo bueno que es y ¡La Paz! No pienso leerlo porque después de leer las boberías que dice en esta entrevista para qué. No hay civilización moral, dice más o menos Rieff, lo que hay es Paz a cualquier precio que así el almita del hijito de Sontag alcanza su orgasmo espiritual parece. Y se atreve Rieff a poner como ejemplo a los judíos y su Shoá. Pero el asunto Rieff no es si ha habido o no más genocidios después de la Shoá, el asunto es que no ha habido otra Shoá, Rieff. Y no la ha habido porque, precisamente, los judíos no están dispuestos a olvidar, Rieff.
El olvido de los asesinados y de los asesinos es incompatible con un estado de civilización moral. Y ese estado de civilización moral hay que defenderlo y hacerlo avanzar: a sangre y fuego, si se hace necesario y no queda otro remedio, llegado el momento, Rieff.

3211
Mao es un asesino que me interesa mucho desde que leí el libro de Jung Chang y Jon Halliday. Ahora sale otro libro el de Frank Dikötter y lo leeré de inmediato y he vuelto a pensar en Mao, y en los maoístas. En España ha habido muchos maoístas, intelectuales, y gente así. No sé que les parecerá a ustedes pero se me ha ocurrido que en aras de higienizar un poco (falta que hace) el ambiente ideológico y moral español todos los ex maoístas deberían, antes de participar en cualquier tipo de actividad social, y sobre todo antes de iniciar una conversación sobre temas políticos, culturales o sociales o que atañan a los seres humanos en general, decir a los presentes, digamos, en la mesa del restaurante donde van a cenar, etcétera: Señoras, señores, sepan que yo fui maoísta, yo apoyé al asesino de cincuenta (por lo bajo) millones de personas; el asesino Mao mató a esas personas de hambre, a palos, de un tiro en la nuca, a patadas, de mil maneras las mató, y yo apoyé a ese asesino. Y no sólo lo apoyé sino que fui propagandista de ese asesino y colaboré de esa manera con sus crímenes al justificarlos y de alguna manera también desprecié y ayudé a matar de alguna manera a esos cincuenta millones (por lo bajo) de personas. Y sólo después de decir esto podría seguir el ex maoísta con sus actividades sociales y humanas normales.
Creo que sería útil esta especie de rito que propongo a todos los ex maoístas españoles porque mejoraría un poco tal vez el ambiente moral y social y hasta cerebral de los españoles en general.












