Estampas
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Sábado, 28 de julio de 2018
Termino el último libro de Steven Pinker. Un libro portentoso. Pinker defiende la Ilustración, la Razón, la Ciencia, el Humanismo y el Progreso. Es decir las fuerzas que han hecho posible la Civilización Occidental (la única que existe). Las fuerzas que nos han traído hasta aquí, que nos sacado de la cueva y nos han convertido en seres humanos, que nos han permitido alcanzar bienestar y riqueza, y aspirar a ser ciudadanos del planeta. Es decir, lo más parecido que hay al Capitalismo. Y encuentro esto, tan reconfortante, en el libro de Pinker:
“Los intelectuales odian el progreso. Los intelectuales que se llaman a sí mismos progresistas en realidad odian el progreso. No es que odien los frutos del progreso: la mayoría de los expertos, los críticos y sus lectores biempensantes utilizan ordenadores en lugar de plumas y tinteros, y prefieren ser operados con anestesia que sin ella. Lo que exaspera a los intelectualoides es la idea de progreso: la creencia ilustrada en que nuestra comprensión del mundo puede mejorar la condición humana”.
Y al leer esto mi gran cerebro concluye algo perfectamente oculto a la vista de todos. Que si funciona esa máquina llamada Progreso que obedece a la creencia ilustrada en la Razón, la Ciencia y el Humanismo, y dado que la Izquierda se proclama salvadora de la Humanidad y adalid del mejoramiento humano, la Izquierda no tiene razón de ser.

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Viernes, 27 de julio de 2018
Escribo en los libros que leo y también subrayo frases o párrafos que me gustan o que creo que dicen lo que dicen sabiamente. Y a veces, traigo al escritorio alguno de estos libros y me pongo a releer lo que he señalado o comentado. Resulta estimulante e inspirador. Vean esta maravilla de mi admirado Simon Leys:
“La ignorancia, el oscurantismo, el mal gusto o la estupidez no son fruto de simples carencias, sino de otras tantas fuerzas activas, que se afirman furiosamente a la menos oportunidad, y no toleran ninguna excepción a su tiranía. El talento inspirado siempre es un insulto a la mediocridad. Y si esto es cierto en el orden estético, aún lo es más en el moral. Más que la belleza artística, la belleza moral parece tener el don de exasperar a nuestra triste especie. La necesidad de rebajarlo todo a nuestro miserable nivel, de mancillar, burlarse y degradar todo cuanto nos domina por su esplendor es probablemente uno de los rasgos más desoladores de la naturaleza humana”.
Exacto. Nuestra triste especie.

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Jueves, 26 de julio de 2018
Simpatizo con Israel y su derecho a existir y a defenderse rodeado como está de países musulmanes semisalvajes que desean y persiguen la aniquilación de Israel, y el exterminio de los judíos. Pero. Leo la Ley Básica: Israel como Estado Nación del Pueblo Judío, que acaba de aprobar el parlamento israelí y me parece una atrocidad. Apesta a fanatismo religioso y a tribalismo y a pueblo elegido y a pensamiento mágico y disminuye el rango democrático (y en consecuencia el grado de decencia libertaria y ciudadana) que encarna y al que hace honor Israel y la democracia israelí.
Horroroso. Una desgracia.

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Miércoles, 25 de julio de 2018
Terminamos de comer, y al rato, comenzó la granizada. Fragores y un viento gris la anunciaron y la fragancia que precede al aguacero. Refugiados en la terraza vimos caer el leve traquetear blanco. Los amigos se habían marchado y era la hora en que sobreviene generalmente la melancolía. Y me pregunté otra vez si la melancolía es una segregación de la felicidad o viceversa nunca lo sé.

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Martes, 24 de julio de 2018
Soy un gran lector me he pasado la vida leyendo he leído tanto que me he convertido en un personaje de ficción, como se sabe. Y de los libros que he leído muchísimos y de gran calidad y variedad, el mejor es Historia de mi vida de Giacomo Casanova.
El libro de Casanova no es el libro que me hubiera gustado escribir, nunca he deseado la vida de otro. El libro que me hubiera gustado escribir es Peter Pan, lo he dicho otras veces. Pero de todo lo que he leído, miles de libros, toneladas de libros, las memorias de Casanova es el mejor. Leyendo a Casanova, por cierto, aprendí algo esencial: que la tacañería es una forma de depravación moral. Un tacaño es un disminuido moral. A Casanova le aterraba la tacañería e incluso ahorrar le aterraba. Su lema, su gran lema personal y vital era:
¡Abundancia, siempre abundancia!
Hay algo mezquino en la austeridad.

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Lunes, 23 de julio de 2018
Y hablando de Franco, recuerdo que hace unos años invitado a cenar en casa de mi amigo Ginés con algunos amigos y conocidos una cubana se trajo al marido o novio español un joven progre perfecto producto de la educación socialdemócrata española, es decir un mamalonazo ignorante y malcriado. Y el marido o novio me oyó decir algo de los Castro y explicar a alguien lo peor que eran los Castro respecto a Franco y entonces el marido o novio se metió en la conversación, algo gallito, para defender al castrismo y Franco Atila y Franco Hitler y Franco el Joker. Discutimos. Y la cosa se fue acalorando y en cierto momento, cuando vi que el enfrentamiento podía descontrolarse, me fui a la cocina y lo dejé hablando solo porque estaba en casa de Ginés y las casas de los amigos hay que respetarlas. Pero. Ahora pensando en la discusión retrospectivamente creo que debí darle a aquel mamalonazo una bofetada.

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Domingo, 22 de julio de 2018
Se habla mucho ahora de Franco y me he puesto a pensar en Franco y en menos de un minuto ya había llegado a la conclusión de que Franco fue un dictador mucho menos cruel, dañino y asesino que Fidel Castro, un dictador cuya dictadura conozco muy bien. También conozco bastante la de Franco no crean he leído mucho sobre el asunto. Y. Si tuviera que escoger a un dictador (si no quedara otro remedio) para Cuba escogería a Franco mil veces antes que a los hermanos Castro. Franco mató menos, fue menos sanguinario y sobre todo no odiaba a los españoles como los Castro odian a los cubanos, y en consecuencia hizo progresar económicamente a España y contribuyó a su prosperidad y modernización. No es poca cosa si miramos a Cuba un país moderno y próspero en 1959 (no daré cifras, lean), convertida por los Castro en un país hambreado, en una finca de la familia Castro y en un estercolero físico y moral.
Franco, asesino, dictador, lo que quieran, es verdad. Pero. Mucho mejor que el comunista Castro. Por tanto, españoles, dejen de lloriquear (me tienen ya hasta los huevos con Franco) que si hubieran ganado los comunistas españoles les hubiera ido mucho peor. Para empezar, la dictadura duraría todavía (Carrillo, o el que fuera, hubiera dejado a algún familiar al mando de la finca). ¿Vale?
Así que saquen la cabeza del culo de la Memoria Histórica y miren hacia adelante. Les irá mejor.

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21 de julio de 2018
Nunca me gustó Susan Sontag, no lo que escribía, ella. Nos cruzamos un par de veces por lo de la revista Mariel y por Reinaldo y por Néstor Almendros. Había algo en esa mujer que me repelía. Siempre pensé que eran mis prejuicios contra esa intelligentsia americana y europea siempre con aires de superioridad colonial y moral. Pero. Ahora, en el último y formidable libro de Steven Pinker, ¡truculencias del azar!, encuentro exactamente la razón de mi malestar fundamental hacia Sontag.
“Los cubanos saben mucho de espontaneidad, alegría, sensualidad y descontrol. No son criaturas lineales y marchitas de la cultura impresa. En resumidas cuentas, su problema es prácticamente el anverso del nuestro y hemos de simpatizar con sus esfuerzos para solucionarlo. Desconfiados como somos del puritanismo tradicional de las revoluciones de izquierda, los radicales estadounidenses deberíamos ser capaces de mantener una cierta perspectiva cuando un país conocido principalmente por la música para bailar, las prostitutas, los puros, los abortos, la vida en los complejos turísticos y las películas pornográficas se pone un poco nervioso por la moral sexual y, en un mal momento dos años atrás, reúne a varios millares de homosexuales en la Habana y los envía a una granja para rehabilitarlos”.
Ah, ese racismo intelectualizado.

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Viernes, 20 de julio de 2018
Me manda mi querida Zoé Valdés sus dos últimos libros un poemario escrito entre los doce y los quince años y una novela La salvaje inocencia (o la inocente pornógrafa). Siempre he admirado a Zoé por su talento literario pero además y no con menor intensidad me ha gustado por su gran hembracidad. Bueno. Es de esas mujeres que yo me empezaría a comer un lunes por los dedos de los pies y el viernes aún no habría llegado a la cabeza. Acompañaba los libros una cariñosa postal de Zoé escrita con la hermosa clara voluptuosa y abierta letra de Zoé. Y en la postal una mujer de Courbet que emerge de las olas y cruza los brazos sobre la melena roja y vemos sus portentosas tetas jóvenes e hinchadas hender el aire nadie pintaba tetas como Courbet. En los próximos días ay entre imaginar a Zoé con quince años y leer sus aventuras de adulta pornógrafa no sé qué será de mí.

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Jueves, 19 de julio de 2018
Ayer noche me hice una paja de las más sabrosas que me he hecho en los últimos meses. Y lo pongo aquí porque me parece que un acontecimiento tan importante merece recibir la mayor atención ahora que me ha dado por hablar de mi derrumbe no vaya a ser que alguien piense que estoy acabado. Me corrí copiosamente (algo no muy común a mi edad tengo entendido) además. La vida pasa cada vez más veloz y se aleja pero he de emitir la mayor cantidad posible de señales de vida y oponer la mayor resistencia naturalmente.
