Estampas
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Martes, 7 de agosto de 2018
En estos tiempos de verano y olas de calor se come y se bebe de más y no sé cómo les afecta a ustedes pero a mí suele producirme estreñimiento. Pero no es un problema porque siempre por estas fechas tengo a mano algún libro de poemas de Caballero Bonald. Los poemas de Caballero Bonald son lo mejor para el estreñimiento yo por lo regular no puedo ni terminar de leer un poema de Caballero Bonald cuando ya salgo a la carrera a sentarme en el inodoro. Caballero Bonald es un poeta horrendo pero sus poemas son fabulosos para eliminar el estreñimiento. Tomen nota que esto puede serles muy útil. La poesía española actual podríamos decir es muy mala en general, pero puede sacársele algún partido véase el buen uso que suelo dar a la poesía de Caballero Bonald.

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Lunes, 6 de agosto de 2018
La felicidad es siempre más fugaz que, digamos, la pena, que dura y a veces no pasa nunca, y en los buenos tiempos del jardín y de la piscina esto se apreciaba con gran claridad. Cumbres de magnificencia dichosa vivíamos, pero efímeras. Yo siempre me estaba diciendo, sentado bajo el olivo, si esto permaneciera de alguna manera si quedara algo. Lo he intentado como se sabe por escrito pero toda literatura es ficción, es decir cobardía e invención. En verdad nada queda de aquellos buenos tiempos salvo en ocasionales marejadas en mi cerebro y en un gran sentimiento de superioridad moral, que es lo que viene a ser a fin de cuentas la libertad. No queda nada, es verdad. Pero. A veces venía Pedrito gran fotógrafo desde Miami y no más llegar le decía yo, documenta Pedrito, documenta. Y él documentaba. Por ejemplo, véase aquí a la Niña Italiana haciendo una cabriola. No es lo que fue naturalmente porque la fotografía como todo lo que llamamos arte es incapaz de penetrar el muro radiante, pero a veces puede dejarnos una preciosa esquirla.

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Domingo, 5 de agosto de 2018
Y a veces en ese regreso sumergido del que hablaba ayer, vuelvo al jardín de hace unos años con las Niñas vuelvo a los buenos tiempos. Y ya en aquel panorama de ser y estar insuperables me pregunto si me gustaría añadir algo a ese panorama, y, después de mucho pensar llego a la conclusión de que me gustaría añadir a dos mujeres, a Cayetana y a Emilia. Por la belleza de ambas, claro, pero también porque creo que hubieran añadido al jardín de aquellos años un esplendor especial sobre todo por la interacción con La Giganta. No sé por qué pienso eso pero lo pienso mientras floto con los ojos cerrados y la nariz tapada cerca del fondo en la parte más honda de la piscina. Las veo a las tres tumbadas bajo el sol desnudas o a punto de lanzarse al agua o saltando en la cama elástica muertas de risa y tetas saltarinas o comiendo y bebiendo como solíamos ¡abundancia, abundancia! y aún hacemos en el jardín y allá abajo, sumergido, alcanzo a ver una luminosidad que emana de ellas de la confluencia de sus libertades y de sus cuerpos. Una luminosidad, confieso, a cuya sombra me hubiera gustado estar antes de que acabaran mis días sobre la tierra.

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Sábado, 4 de agosto de 2018
Con la ola de calor el agua de la piscina está buenísima hasta para un tipo como yo. El resplandor del sol es tan espeso que el agua exuda una vaharada que cuando la atraviesas te sosiega. Me baño desnudo naturalmente y cuando me sumerjo por la parte más honda que es lo que suelo hacer voy casi hasta el fondo y cierro los ojos y me tapo la nariz y me quedo allá abajo un instante bueno lo más que puedo. Es como un regreso. Cuando vienen los amigos algunos fines de semana tengo que ponerme bañador porque ellos (no todos pero algunos) no están suficientemente civilizados. Es algo muy molesto bañarse con bañador así que tendré que cursar una disposición que prohíba el uso de bañadores trusas o bikinis en la piscina. Si es necesario me comprometeré a no mirarles el culo o las tetas o el pito a mis amigos pero lo del bañador es insoportable he de tomar medidas.

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Viernes, 3 de agosto de 2018
No he visto a mi gato amarillo en todo el día y comienzo a preocuparme. Dice Marta que seguro está por ahí escondido pasando el calor. Tiene dos o tres sitios a la sombra, sabiamente escogidos, diría yo, donde se refugia del calor, que yo lo sé porque buscándolo lo he encontrado varias veces en esos rincones frescos. Pero. Hoy no está en esos sitios. Mi gato amarillo es como yo pero en gato. Ambos mimosos y grandes cazadores, diferentes presas eso sí. Él se come las suyas, yo las mías sólo las chupo. Buena salud, además. A veces padece de estreñimiento pero enseguida le leo un poema de Caballero Bonald y hace su caquita. Mi gato cuando estoy escribiendo se sube en el escritorio y sobre el teclado y hasta que no estoy un rato acariciándolo no se va. Y ya son las cinco de la tarde y no da señales de vida mi gato. Uno se pasa la vida intentando convencerse de que la vida es otra cosa pero la vida es sólo el clamoroso espacio entre una y otra pérdida.

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Jueves, 2 de agosto de 2018
Para G.
Estoy trabajando en el segundo volumen de Emanaciones (2012-2015). Y encuentro esto: “Yo tenía una amiga que me dijo que ella, antes, era muy primitiva y en fin un producto de la educación católica y de la hipocresía humana tan extendida y dominante durante milenios y se hacía mil pajas y follaba con el marido exclusivamente y una vez al mes. Y que cuando decidió liberarse, junto al marido, naturalmente, estuvieron un tiempo follando con aquel y con aquella y no es que se lo pasara mal se lo pasaba muy bien, pero tenía la impresión de que lo hacía por complacerlo a él. Y que un día que estábamos follando ¿te acuerdas? (yo no me acordaba) me contó lo de esa impresión que tenía y que yo le dije no, tienes que hacerlo por ti, por tu placer primero y después por el suyo, es muy importante porque si no tendrás, sí, mucho más de lo que tiene el monito común (dijiste monito común, me hizo mucha gracia) pero no lo que debe ser. Y que después que le dije eso seguimos follando y esa fue la primera vez que lo hizo para ella, no para complacer al marido, y se corrió diferente como más personal y auténticamente. Más rico. Dijo.”
Ay, cariño, qué ha sido de ti.

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Miércoles, 1 de agosto de 2018
Lo políticamente correcto puede desembocar en subnormalidad voluntaria. Así los telediarios de TVE y en general los tertulianos de la televisión española. Hay excepciones, pero pocas. Antes yo veía los telediarios sin voz, mientras me preparaba el desayuno, pero ahora tengo que escribir de vez en cuando para el periódico y. Así que he vuelto a poner la voz y presto atención sobre todo a lo del catalanismo (ese disfraz del odio a lo español). El catalanismo moderado es una invención y el famoso seny una trampa mortal.
En la televisión española la gente vive en un mundo paralelo mezcla del páramo cerebral de Ada Colau y de la traidora mamalonería analfabeta de Pedro Sánchez. En ese mundo todos son buenos (excepto los ciudadanos libres e iguales que siempre son fascistas) y un matón grotesco nunca es un matón grotesco es un sindicalista, y un chocho no es un chocho es el Libro Rojo de Mao. Ah, y Marruecos no es una dictadura. Aguanto casi siempre un máximo de cinco minutos.
Y ya de regreso al mundo real le doy la comida al gato y pienso lo que siempre pienso al darle la comida al gato: cuánto mejor le iría a España si mi gato fuera presidente de TVE, o mejor aún presidente de España.

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Martes, 31 de julio de 2018
Hace unos días vi una fotografía de La Meca. Nunca iré a La Meca ni al país donde está La Meca, tengo por norma mantenerme alejado de los países de Alá y además las llamadas “ciudades santas” me provocan la mayor repulsión. Además, no admiten mujeres en La Meca, y los lugares sin mujeres suelen ser espantosos. Pero. Decía. Fotografía de La Meca. Y el cubículo (Kaaba) ese donde hay una piedra negra (sagrada, naturalmente). Allí se reúnen millones de musulmanes no sé bien a qué. Y yo mirando y al ver la piedra negra (sagrada) me pareció enseguida que no era una piedra sino un trozo de mierda de camello petrificada. Lo que tiene cierta lógica pues lo de Alá y todo eso viene de la llamada cultura del desierto (ahora cultura es cualquier cosa) y en esa llamada cultura los camellos son, digamos, piedra angular. Por otro lado, con tantos millones de hombres reunidos (hombres que follan poco porque a sus mujeres es muy difícil encontrarles el chocho de tan tapadas que van), La Meca debe ser un paraíso para los sodomitas. Y eso fue lo que pensé mirando la fotografía de La Meca.

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Lunes, 30 de julio de 2018
En España la Justicia funciona en dos planos, uno real, y otro retórico. Uno de estos planos, anula al otro. El plano retórico, es donde a un patriota asesino vasco se le condena a cientos o miles de años de cárcel. En el plano real, sin embargo, ese asesino sólo puede cumplir una pena máxima de treinta años. ¡Y todo con carácter de Ley, dentro del mismo Código Penal! La condena retórica es, naturalmente, una farsa. ¡Miren cómo castigamos ejemplarmente a estos monstruos! Dice la Justicia Retórica. Mientras la Justicia Real, por su parte, anula lo que la Justicia Retórica acaba de proclamar cínicamente, y además ofrece al asesino múltiples facilidades para rebajar su pena. Todo en el mismo juicio y en la misma condena.
No sólo en España hay Justica Retórica y Justicia Real. También la hay en USA, por ejemplo. Pero. A diferencia de España, en USA la Justicia Retórica (condenas a dos cadenas perpetuas, o a pena de muerte más cadena perpetua) confluye con la Justicia Retórica porque si te matan, o cumples una cadena perpetua ya estás cumpliendo ambas Justicias, la Retórica y la Real.
La Justica española es una farsa hipócrita en la que su lado real anula al retórico (que se usa como propaganda destinada a maquillar la indignidad que ejecuta) a conveniencia y beneficio de los asesinos.
Cada vez que un juez español condena a cientos o miles de años a un patriota asesino vasco no está haciendo Justicia, se está burlando de sus víctimas.

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Domingo 29 de julio de 2018
Íbamos por la carretera cuando apareció la famosa luna roja. Mira, la luna roja. Entonces alcé los ojos y la vi. Colgaba sobre unas lomas. Si hubiera estado sólo no la hubiera visto. Nunca me ha interesado mucho lo de ver eclipses o cometas y en este caso de la luna roja aún menos interés sentía. Todo lo rojo me da muy mala espina, como se sabe.
Recuerdo que viviendo en Miami se anunció que iba a pasar el cometa Halley. Reinaldo llamó desde NY para anunciar que venía. Voy raudo, dijo, tengo que ver el cometa Halley. Para él era un gran acontecimiento. Aún puedo verlo exultante, y su ensortijado pelo. Reinaldo fue a ver el cometa y escribió un cuento titulado, precisamente, El cometa Halley. En el cuento, Reinaldo reescribe el destino de las hijas de Bernarda Alba y les depara un final de sanidad, es decir de lujuria liberada.
Y no es preciso decir (pero lo digo) que el cuento de Arenas es lo más luminoso que ha quedado del paso del famoso cometa por el cielo de Miami.
