Estampas
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Miércoles, 7 de abril de 2020_
Hoy al abrí los ojos y había en la habitación un brillo musitado y me asusté mucho porque me dije empiezas a contagiarte a tener una mirada lucaslírica del mundo. Es cierto que el metaforeo brillo musitado está muy por encima fuera del alcance diría yo de un Lucas Lírico. Pero aún así me dije ándate ojo avizor y sentí una cierta inquietud intelectual. Tengo que vigilarme.
Yo siempre me duermo al instante toda mi vida ha sido así pero anoche se me puso dura cuando me acosté se me ocurrieron cosas muy obscenas e indecentes incluso para mí y estuve un rato dando vueltas demoré en dormirme y me dormí con el pito tieso supongo que en las primeras horas de sueño se me haya ido desinflando. No sé. Porque por la mañana lo tenía tieso igual. Lo de la plaga me ha subido la libido creo que ya se los dije no sé si a ustedes les pasa lo mismo. Veo chochos por todas partes.

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Martes, 7 de abril de 2020
Leo en el blog de Sergio Campos sobre Te voy a hacer una autocrítica (Diccionario para entender a los humanos) de Josean Blanco (Perroantonio). Dice Campos que el libro es “uno de los mejores libros que se han publicado en España en los últimos años”. Las opiniones de Campos son muy de tener en cuenta así que de inmediato compro y leo el libro. Y. Efectivamente. Un libro único. Verdaderamente original, que ya sabemos que es un animal literario precioso, pero en vías de extinción. La literatura española produce literatura chuche, longanizas izquierdo-históricas como las de Almudena Grandes y variados tipos de prosas correctas y en general mansas y sosas y algodonosas y al servicio de algún Señor. No es el caso ¡albricias! de este diccionario de pulso afilado y de dentellada elegante por veraz. Corran. Cómprenlo y léanlo. Es una lectura ideal para estos tiempos que no sólo nos confinan, sino que exigen una especie de conciencia colectiva atildada, vacuna, aplaudida y de corral.
Les dejo algunas gemas:
elecciones. Mecanismo que permite renovar periódicamente a los representantes que no hemos elegido para que hagan lo que no queremos.
dios. Para las religiones del Libro, creador irresponsable de todas las cosas. Vago. Trabajó seis días. Desde entonces se limita a fisgar y a poner nota. Se escribe con mayúscula.
academia. Consejo de ancianos, formado por artistas, escritores y filólogos al que la autoridad pública encarga la tediosa tarea de entorpecer la natural evolución de las artes y las lenguas.
utopía. Representación del ideal de una sociedad en donde todo funciona pero no apetece vivir debido a la altísima concentración de tedio, mediocridad y moralina.
tolerancia. Práctica social que consiste en soportar con resignación que los idiotas expresen públicamente lo que piensan o cocinen un ornitorrinco porque lo exige su dios. Contra lo que piensan algunos seres inocentes, la tolerancia no consiste en admitir que sus ridículas ocurrencias e irrisorios comportamientos son tan respetables como nuestras civilizadas ideas y elegante proceder, sino en renunciar a llevarlos a la hoguera por ser impermeables a la luz de la verdad y la ilustración.
identidad cultural. Tufo a ritos y costumbres que se excreta para ser identificado por la manada propia. Sólo funciona en las distancias cortas. A partir de 10 metros puede reemplazarse por una camiseta de fútbol.

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Lunes, 6 de abril de 2020
Mi amigo actor sigue enviándome las baratijas destacadas de Lucas Lírico cada mañana. Lo mejor de Lucas Lírico es que no deja de superarse, convenimos. Cuando uno piensa que ha alcanzado la cumbre del metaforeo pimpinela al día siguiente alcanza cotas aún más elevadas. Barajamos la posibilidad de publicar un audio libro con las lecturas de las joyas más ridículas de Lucas Lírico. No sólo sería un formidable divertimento para millones de personas encerradas por miedo a la plaga, también sería un superventas. El proyecto presenta algunas dificultades evidentes, la primera la autoría de las tragicómicas patochadas, pero yo pienso que la lectura magistral de mi amigo las eleva a otro nivel y las despoja de todo lucaslirismo, convirtiéndolas por derecho propio en obra de quien las declama. Hablamos de que yo escriba un prólogo al audiolibro. Creo que deberíamos empezar a pensar en un buen título.
Termino Stoner. Stoner es la oveja alfa de la especie. Stoner es la cobarde mansedumbre. Hay un momento al final cuando Stoner, que ni siquiera ha sabido vengarse apropiadamente del tullido Lomax, piensa en su esposa bruja y recuerda el día en que la conoció, joven y bella, y se enternece; es algo asqueroso. Stoner es el hombre sumiso el hombre castrado de nacimiento, por eso lo adoran los literatos. Sin embargo, la novela tiene algo especial tengo que reconocerlo. Es la única novela que ha despertado en mi un feroz deseo de armarme apropiadamente y salir a la calle a disparar a todo el que me encuentre. Si somos Stoner. Qué más da.
Hoy leeré a Homero la matanza de los pretendientes para desintoxicarme y desinfectarme de Stoner. Y para celebrar mi cumpleaños, además.

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Domingo, 5 de abril de 2020
Reescribo por cuarta vez Mo y yo. Ya ha perdido cerca de veinte páginas. En el comienzo, esto me parece importante, había un bosquecillo de pinos y en su lugar he plantado unos cipreses. El bosquecillo de pinos era una verruga literaria un adorno y en este momento lo que importa es desadornar. El hueso lúcido. Los cipreses, al contrario de los pinos, insuflan en la historia que es la historia de la gloria y el triunfo de dos amantes, una llamada funeral. Este eco de muerte, de acabamiento, que no corresponde a nada que acontezca en la novela salvo por la funeral presencia de los árboles, pertenece al futuro de los personajes, un futuro del que no se ocupa la novela, un futuro que se niega al lector. Los cipreses regresarán en las últimas líneas para poner la gota de muerte y hasta de fracaso en el esplendor del arrogante final.
Tal y como es cierto que la vida no conoce libertad alguna tampoco conoce triunfo alguno el amor porque ese triunfo sea cual sea su magnitud y su esplendor ya contiene desde su nacer mismo la gota de muerte que lo destruirá.

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Sábado, 4 de abril de 2020
Con lo de la plaga me ha dado por las pajas de estoy vivo. No son pajas portentosas como las que te hacen, las mejores, ni pajas airadas que en general obedecen a la falta de mujer, o lo que prefieras. No. Son pajas de autoafirmación, uno las opone al vacío y a la soledad (no se crean el cuento de que no estamos solos siempre estamos solos); son pajas semejantes por cierto a las pajas que nos hacíamos en el ejército en las guardias cuando llegaba la atroz madrugada eran turnos de 24 × 24 es decir un día entero de guardia y otro de descanso. Y vuelta a empezar. Durante meses. Y digo nos hacíamos porque mis compañeros me comentaban que ellos también se hacían estas pajas en la atroz madrugada. A mi me salvaron se las recomiendo estas pajas de ¡estoy vivo! en aquellos tiempos y aún me salvan.
He retomado Stoner por otro lado y a partir de que el personaje se casa con una mujercita una perfecta bruja insatisfecha y tarada se anima un poco hasta ahí me aburrió la novela me aburre mucho cada vez más lo literario bien escrito. Ahora ya se han muerto los padres de Stoner y se ha ensombrecido todo y se ha hecho ofensiva a mis ojos la debilidad de Stoner y la esposa bruja es aún más bruja no sé que hará Stoner pero yo si fuese Stoner la dejaría o en caso extremo la envenenaría o algo.
En la vida nos damos cuenta tarde o nunca de que las únicas decisiones que tienen importancia y que cambian el natural sin sentido de la vida son las decisiones extremas.

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Miércoles, 1 de abril de 2020
Cada día temprano mi amigo actor sigue enviándome las ridiculeces más notorias y los más floridos culipandeos de Lucas Lírico. Hablamos de ese diario de la plaga (Inquilino del KM 0, El Mundo) que se ha convertido en regocijo de nuestras mañanas y que es ya un clásico de la bobería, el tócome los huevos pomposo y la penuria intelectual. Y me apunta algo mi amigo, ¡qué gran voz!, un aspecto que había escapado a mi atención. O sea: el hecho de que la indignidad literaria de Lucas Lírico no está en sus metáforas absurdas y castañuelas, lo que es extraordinario y lo convierte en un escritorzuelo son frases como esta: Me estoy jugando la ansiedad por vosotros. A las 15:12 hemos recogido las bandejas de comer. Ahí está el punto de pus de este pájaro, me dice. En esa prosa vulgar y gris y aparentemente limpia a la que sólo él es capaz de insuflar la gota de pus que la convierte en una afrenta.
Y tiene razón. No son sus despelotes pimpinela lo que ofende de Lucas Lírico, lo que ofende es su desfachatada pretensión de ser algo verdadero.

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Martes, 31 de marzo de 2020
Leo que los médicos y el sistema sanitario priorizan, usan esta horrible palabra, a los jóvenes sobre los viejos. Es decir que si llegan pacientes víctimas de la plaga digamos dos o tres viejos y un joven el joven será mejor atendido, y a salvar a ese joven se dedicarán todos los recursos disponibles. Esto es una atrocidad. Los jóvenes son en muchos casos más ignorantes que los viejos sobre todo en España, la juventud no es un seguro de superioridad de nada ni es un baremo de excelencia todo lo contrario. Los viejos posiblemente sean más valiosos para la sociedad, la juventud con la mayor frecuencia a lo que se dedica es a perder el tiempo en estupideces varias. Ya la mayoría de los jóvenes españoles no lee. El porrito y el botellón son clásicos juveniles y además hay que tener muy en cuenta la enorme cantidad de jóvenes que han sido embrutecidos ideológicamente en la escuela pública española. El resultado está a la vista. Véase la tropa de jóvenes moralmente analfabetos y politicamente siniestros que han llegado a posiciones de poder en España. ¡Hasta a la vicepresidencia del país han llegado! El viejo que soy lo haría mejor que cualquiera de ellos, qué duda cabe.
Salvamos a Monedero y dejamos morir a Espada. Salvamos a Echenique y dejamos morir a Boadella. Salvamos a Irene Montero y dejamos morir a Mariano Barbacid. ¿En serio?

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Lunes, 30 de mrzo de 2020
Cada día que pasa la plaga infecta y mata a más españoles gracias a la desidia la irresponsabilidad la ineptitud la politiquería la bajeza y la corrupción moral del Gobierno que los españoles votaron un Gobierno ideologizado que prefirió imponer una agenda feminista y populista a la salud y el bienestar de los ciudadanos. Cada día que pasa gracias a este grupo de políticos despreciables y criminales mueren cientos de españoles en las condiciones más espantosas, solos, cribados, lejos de sus seres queridos que ni siquiera pueden acompañarlos en la hora final, sus cadáveres trasegados a escondidas como si fueran culpables de algo mientras el caos impera la chapucería reina y el Gobierno que los españoles votaron les miente a diario en interminables y estúpidas ruedas de prensa controladas y censuradas por el Gobierno, que ni siquiera es capaz de asegurar lo necesario para la protección de médicos, enfermeras y personal sanitario, un Gobierno incapaz incluso de comprar unas mascarillas sin que lo estafen o sin hacer negocio con la compra de las mascarillas el intermediario quién es, hubo comisión quién la cobró ¿se sabe algo? Y la economía se derrumba gracias a la nefasta gestión de ese Gobierno que los españoles votaron el más indecente inescrupuloso e inepto de la historia de la democracia española. Y ese Gobierno que votaron los españoles usa obscenamente la pandemia para acaparar poder, debilitar las instituciones españolas, demonizar a la empresa privada y avanzar su agenda ideológica.
Y teniendo en cuenta todo esto creo que es imperativo hacer una pregunta a los españoles que salen a los balcones todas las noches a aplaudir.
¿Qué aplauden?

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Domingo, 29 de marzo de 2020
Los perritos salen menos por lo de la plaga aunque los saco una vez al día antes salían dos veces y los paseos eran mucho más largos. El día se lo pasan tumbados cerca, en el sofá sobre la alfombra o a nuestros pies, hay perros más independientes no están siempre pegados a su dueño, pero los nuestros no. Los días se oscurecieron y llovió un poco pero ya ha vuelto a salir el sol. Anoche estuve hasta muy tarde reescribiendo Mo y yo y en un gran silencio y ante el jardín fiel fui raspando y lijando y eliminando literatura para encontrar el hueso lúcido y sobre todo me dediqué a escuchar que es de la escritura lo principal por si apareciera la música.

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Sábado, 28 de marzo de 2020
Tengo un amigo que todas las mañanas lee en voz alta lo más ridículo del diario de la plaga de Lucas Lírico y me lo manda por WhatsApp. Mi amigo es actor y tiene una voz formidable. Nos reímos mucho. Yo vivía convencido de que la escritura pimpinela de Lucas Lírico era imbatible. Pero. Hoy mi amigo me envía además la lectura de un artículo que Luis María Anson dedicara al poeta Lucas. En toda mi vida de lector compulsivo, jamás, había leído algo tan ridículo. La bambolla peluquín la bobada bucólica la bobería pastoral la voluta cultureta la lagrimita lentejuela la escritura pimpinela el pujo estampita la ampulosidad castañuela y el confeti dramón alcanzan en el bodrio de Anson cotas inalcanzables:
Dije hace diez años que Antonio Lucas que empezaba era el sabor de la miel apuñalada, el júbilo de la ceniza, la nada de la conciencia y su clausura, el vértigo de la palabra deshuesada, la filigrana del vino en el costado, el éxtasis en la república convulsa de los ebrios, el calor de las brasas en la tarde tranquila “casi con placidez de alma, para ser joven, para haberlo sido cuando Dios quiso”, cuando el crepúsculo se hace añicos y melancolía. Dije, en fin, que Lucas “es el alto oficio del olvido, la vida del estruendo y la salmodia, el rasguño de las madrugadas, la rosa negra que se cuelga del vapor estremecido, el láudano de las sombras, el estrépito del aire, el temor y el temblor de Soren Kierkegaard, el árbol adentro clavado en la cruz de los siglos y las máscaras”. Y siempre, siempre, es el poeta intenso que quiere acunar al niño de Lope, aquel que dormía al hielo.
Con Reinaldo, solíamos hacer lecturas dramatizadas de textos ridículamente monstruosos como el de Anson. Reinaldo era un formidable burlador y esta mañana, gracias al WhatsApp de mi amigo, volví a verlo y escuché otra vez su gran risa burlona. Y comprendí de la mejor manera cuán vacío está el mundo sin él, y cuánto lo echo de menos.
Coda. un …estos peldaños crujen fuerte avisando siempre de algo, como una bandada de ocas hecha de árboles recios…
