Estampas

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Miércoles, 14 de febrero de 2018

Kafka lee En la colonia penitenciaria, en Múnich. La lectura se realiza en la Galería de Arte Moderno Hans Goltz. Goltz es el mecenas de Franz Marc y Vasily Kandinski y sus exposiciones de arte moderno provocan tales escándalos que en ocasiones la policía tiene que disolver a la multitud que, indignada, se congrega frente a los escaparates de la galería. Qué tiempos.

Sobre la lectura de Kafka ha quedado este testimonio del escritor sueco Max Pulver: “Con las primeras palabras pareció extenderse por la sala un desabrido olor a sangre, y un regusto extrañamente insípido e impreciso se me instaló en los labios. Su voz podía sonar a disculpa, pero sus imágenes penetraron en mí como un cuchillo afilado (…) Un golpe sordo, confusión en la sala. Sacaron a una dama que se había desmayado. La descripción, entretando, continuó. Sus palabras dejaron tendidas de nuevo a dos personas que habían perdido el conocimiento. Las filas de oyentes empezaron a clarear. Algunos huyeron en el último momento, antes de ser aplastados por la visión del escritor. Jamás he presenciado un efecto semejante en una lectura pública”.

Un testimonio fantasioso y completamente falso, según Stach. Pero. Qué más da. ¡De alguna manera es la mejor descripción de una lectura de Kafka! Y lo dicho. Qué tiempos.

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Martes, 13 de febrero de 2018

Se acumulan los libros que esperan a que acabe con Kafka. Las cartas de Cheever, la biografía de Churchill de Roy Jenkins, el Diario de Samuel Pepys, la novela Zama, de Antonio Di Benedetto, que dicen que hay que leer, veremos, Contra la censura de Coetzee, que creo que ya leí hace tiempo pero no recuerdo nada, tal vez sea una relectura no estoy seguro, La edad de la empatía de Frans de Waal, y Spy of the First Person de Sam Shepard, el libro que escribiera el actor, escritor y músico Shepard en el tramo final de su vida, mientras una enfermedad degenerativa lo anulaba. Cuando ya no pudo usar la máquina de escribir, empezó a grabar y transcribían lo grabado sus hijos que lo cuidaban y cuando ya no pudo grabar dictó las páginas finales y alcanzó a revisar el libro con la familia y a dictar algunas correcciones finales, pocos días antes de morir. El heroísmo que permite a los hombres la escritura.

3505

Lunes, 12 de febrero de 2018

El bable es un dialecto o lengüita que se habla en Asturias un dialecto o lengüita que debería desaparecer. En los dialectos o lengüitas de España ha abrevado el racismo de los nacionalismos provinciales y a costa de las lengüitas en España viven muchos parásitos y con el cuento de las lengüitas un ejército de truhanes ha hecho los más suculentos negocios. Sin lengüitas cuánto más libre e igual sería España. Las lengüitas propias son la argamasa con la que se levanta el muro racista del nacionalismo de provincias y rural y tribal como todos los nacionalismos. Ya lo dijo nuestro presidente Boadella sin la lengüita catalana todo hubiera sido mejor para los catalanes, la lengüita catalana ha sido una especie de peste bubónica para los catalanes. Así el vasco (una lengüita espantosa que uno la escucha y parece que le va a reventar el cerebro) y así el gallego y así ahora el bable qué coño es el bable siempre me viene a la cabeza esa pregunta cuando veo la palabra bable. Lo mejor que podría pasar con el bable es que desapareciera antes de que una legión de parásitos comience a vivir del bable y antes de que salgan los nacionalistas asturianos a decir que Asturias es un país o alguna otra imbecilidad por el estilo.

3504

Domingo, 11 de febrero de 2018

Ayer fuimos a Barcelona a un club privado para pijos. Sí, ya sé, ¿hasta dónde vas a llegar? Yo también me lo pregunté. Pero allí estaba en el club privado para pijos y muchas pijas por todos lados me encanta follarme a las pijas para un hombre como yo follarse a las pijas tiene algo especial no sé si lo he dicho antes. Comimos bastante bien en el club privado para pijos y todo tenía un aire civilizado y estupendo pero además el aire mamalonazo propio de un club privado para pijos. Pero. Lo que quería decir es que viniendo hacia el club privado para pijos después de estacionar nos cruzamos con una muchacha de piel cerámica y rubia pero rubia de cabello copioso no rubia de cabellos finos que son la mayoría y las pestañas de la muchacha como plumones y los ojos azulísimos y no tendría veinte años muy joven y nariz aquilina y la boca dibujadísima y el conjunto de una intensidad apolínea de mujer del norte pero sobre todo la piel que casi resplandecía de impecable aquí en España es raro ver una mujer con una piel así, y pude comprobar nuevamente que lo apolíneo es asexual porque mi primer cerebro tan parlanchín siempre cuando nos encontramos con mujeres de carne ni siquiera abrió la boca esta vez.

3503

Sábado, 10 de febrero de 2018

“Lo de las madres con cochecitos en mi pueblo es un peligro. He de ir esquivándolos cada vez que salgo las mujeres en cuanto paren se convierten en engendros peligrosos dispuestas a todo por lo que han parido, que suele ser bastante feo en términos generales. Te lanzan el cochecito encima y si no te apartas a tiempo te miran con enorme furia y van ocupando toda la acera como si les perteneciera y merecieran toda la acera por haber traído al mundo a su cría. He leído en algún sitio que este pueblo tiene la tasa de nacimientos más alta de España aquí paren las mujeres más que en cualquier otro lugar de España. No creo que sea porque follan mucho en este pueblo, basta mirar la cara de la gente para saber que no follan mucho, yo pienso que lo que sucede es que la única vez que follan al mes o al año preñan a la mujer. No follan mucho pero preñan cuando lo hacen, es lo que pasa. No les interesa follar en este pueblo lo que les interesa como en todas partes hay que decirlo es preñar y convertirse así en esclavos de la cría para el resto de sus vidas lo antes posible. La gente anhela la esclavitud se pasa la vida hablando de libertad pero anhela la esclavitud y sólo puede ser feliz esclavizado. Yo voy inmerso en mi soliloquio y a punto de morir o de que me rompa las piernas una madre al mando de su siempre vociferante cochecito. Y muchas veces pienso en darle una patada al cochecito y, preferentemente, en el momento en que esté pasando un autobús y de esta manera mandar el cochecito y a la cría bajo el autobús y así librar a la pobre mujer y al marido de la esclavitud de por vida que es la cría, pero me contengo porque habría que pagar por la cría como si se trata del bien más preciado de la humanidad con un millón de años de cárcel por lo menos y si me meten en la cárcel un millón de años no podré acabar el librito y quiero hacer todo lo posible por acabar el librito y si no sigo con mis paseos por el pueblo no podré acabar el librito.”

Sí, sigo con el librito.

3502

Viernes, 9 de febrero de 2018

Kafka quiere la perfección, tanto en lo más grande como en lo más pequeño, y eso hace (junto a la hipocondría las depresiones y la impotencia sexual) su vida más angustiosa. Y convierte a Kafka en un personaje imposible para sus amigos, su familia y sus empleadores (que lo salvan de la matanza al declarar su trabajo imprescindible para la empresa). Esta búsqueda de la perfección afecta incluso su dieta y los más pueriles aspectos de su vida. Como si fuera poco, de pronto, a Kafka le da por convertirse en soldado e ir a la guerra. Nadie entiende el por qué de esta aspiración evidentemente suicida. Las posibilidades de regresar con vida son pocas, sobre todo para un tipo como Kafka. Creo que en el complicado cerebro de Kafka lo de ser soldado e ir a la guerra está relacionado también con sus ansias de perfección. Stach hace lo que puede por explicarlo, pero yo no alcanzo a entenderlo bien. Todo me parece una malcriadez de Kafka y por qué no decirlo una estupidez de Kafka. Si lo único importante para él es su obra ¿por qué quiere participar en una actividad violenta en la que lo más probable es que lo maten?

Kafka es Kafka y yo, empedernido lector, le agradezco mucho su obra. Pero. En lo referente a la perfección tiendo a estar de acuerdo con el gran Léautaud: Ah, la perfección, menos mal que no me interesa.

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Jueves, 8 de febrero de 2018

Solito. Me levanto todavía de noche y acompaño a Marta al tren. Un grado bajo cero. Las colinas antes de entrar al túnel gélidas y blandas. Conciencia del horror de la Naturaleza. Mientras conduzco hablamos de Macron y de la falta que hace en España un Macron, dicen que Rivera quiere serlo, sí, ojalá, pero, digo, creo que Cayetana Álvarez de Toledo es el mejor Macron (pero en más inteligente) que pudiera tener España. Ojalá Rivera pueda y quiera parar a los enemigos de España, pero no sé. No lo veo diciendo la única lengua oficial de España es el español no lo veo enfrentándose al monstruo de las mil lengüitas, aunque me conformaría con que eliminara el cupo vasco. Dejo a Marta en la estación y me quedo mirándola hasta que desaparece. Dicen yo mismo a veces que el amor no existe, pero no es verdad son chorradas de escritor. Llego a casa. Me quito la ropa. Vuelvo a la cama. Solito. Y las colinas gélidas y blandas.

3500

Miércoles, 7 de febrero de 2018

Kafka se encuentra con Felice en Bodenbach, una pequeña ciudad industrial a orillas del Elba. Pasan dos horas en la habitación de un hotel y Felice tumbada, espera que Kafka haga algo ¡le haga algo!, pero Kafka nada. Bueno, nada sexual. Kafka le lee un fragmento de El proceso. Pobre mujer. A Kafka le aterroriza el sexo y lo físico, excepto la relación enfermiza que tiene con su propio cuerpo, que somete a rigores un tanto masoquistas. Y no hay que olvidar que a la primera oportunidad convierte su cuerpo en el de un insecto.

A mí me va causando desasosiego lo de Kafka con Felice. Kafka usa a Felice como tema para paliar sus neurastenias y para literaturizar su frustrada sexualidad. Es una actitud egoísta, que hace daño a Felice. Aunque también es verdad y no podemos perder de vista que Felice existe sigue existiendo (en esa forma de vida que asegura la belleza estética y la grandeza literaria de alguien, al menos) por esa relación y por las cartas que escribió a Kafka y Kafka le escribió a ella. Kafka fue un personaje dañino para Felice, pero le pagó los daños causados con una cierta forma de inmortalidad.


Estética

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Martes, 6 de febrero de 2018

“Todos los intentos, absolutamente todos los intentos de constituir una comunidad poseída de entusiasmo sirviéndose de los medios de una moderna sociedad de masas han terminado hasta la fecha en baños de sangre, terror, y espantosa decepción”.

Escribe Reiner Stach en su Kafka y lo leo y pienso en el nacionalismo catalán, naturalmente.

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Lunes, 5 de febrero de 2018

Noventa y tres intelectuales alemanes escriben un manifiesto que justifica la invasión alemana a Bélgica. Musil se siente entusiasmado por lo “hermosa y fraterna que es la guerra”. Ernst Lissauer escribe la Canción de odio a Inglaterra, que se aprende de memoria en todos los colegios. Thomas Mann habla de “una gran guerra popular, radicalmente decente, incluso solemne”. Hay muchas de estas intelectualidades en el escenario intelectual, podría decirse, de la matanza. Llama mi atención el escritor Stefan Sweig. Tan admirado como pacifista y tan admirado por mi por su autobiografía sobre todo. Pero. En su autobiografía Sweig oculta y niega y nunca rinde cuentas de su entusiasmo patriótico por la matanza. Escribe Sweig en su diario, respecto al éxito de las tropas alemanas en una batalla: “Uno se siente orgullosos de hablar alemán”. “Vivir este día ha sido en verdad hermoso, me alegro ya pensando en mañana. Se habla de cien mil prisioneros”. Y a propósito de los miles de civiles que cerca del frente son ejecutados bajo mera sospecha de espionaje: “Hay que cauterizar con el hierro al rojo lo que la suciedad ha hecho supurar”.

¿Y Kafka? Kafka, salvo algún moderado entusiasmo por el espectáculo de las masas enardecidas, se mantiene ajeno a los patriotas. Ha sido declarado no apto y libre de la obligación de acudir a la matanza y puede concentrar todas sus energías en su obra. En torno al 10 de agosto de 1914, escribe en uno de sus cuadernos: “Alguien debía de haber calumniado a Josef K., porque sin haber hecho nada malo, fue detenido una mañana.”

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