Estampas

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Martes, 25 de diciembre de 2018

Diciembre es el mes más cruel no sé lo que habrá tomado Eliot en su momento cuando escribió lo de abril. El mes de las ausencias y de lo perdido qué duda cabe. Pero no son más que tonterías mías, somos nosotros, el pobre mes qué tendrá que ver. Ayer nochebuena vi un documental sobre Julio César inventor de Europa prácticamente todo aquello estaba lleno de bárbaros galos de rútulos y volscos y feliscos y pelignos de tarquinos y etruscos y murrucinios y sapianatos y germanos y de toda suerte de salvajes. Pero llegó César y los puso en su lugar es decir los venció (y en el mejor de los casos los erradicó) y civilizó. Yo soy muy de Imperios toda esa mierda de los aborígenes las tribus los pueblos y las soberanías y hasta los países es eso mierda los Imperios son la Civilización en marcha e impuesta (esto es lo mejor) qué benéficos efectos han tenido en la especie. El gran mal de nuestra época no es la gran facilidad europea para inventar totalitarismos (fascismo, nazismo, comunismo, ¡qué gente!) sino la negativa, la renuencia de USA a ser un Imperio. La isla pavorosa por poner un ejemplo menor, nunca he entendido por qué USA no se quedó y se apropió de la isla ahora la isla sería un emporio de riqueza y de Orden y de Ley y no el estercolero siniestro que es.

Qué mejor sería el mundo bajo la tutela y el orden impuesto por un IMPERIO USA a los aborígenes y a las tribus del planeta.

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Lunes, diciembre 24 de 2018

Y me llega además de personas de absoluta confianza la crónica de la enfermedad y la muerte de Felipe mi amigo de la infancia que ha muerto como les dije en la isla de la Gran Revolución Socialista y gran potencia médica según la progresía mierdecilla izquierdista española. Aquí se las dejo.

“Hace varios meses empezó a padecer de retención de orina. Fue al médico de guardia y le pusieron una sonda y le dieron un turno para dentro de un mes con el urólogo. No le cambiaron la sonda en todo ese tiempo. Cuando fue al turno con el urólogo se encontró con que éste estaba en “misiones internacionalistas”. El médico que lo atendió en su lugar, que no era urólogo, le mandó unos análisis donde le detectaron anemia. Una semana después estaba muy débil, no tenía fuerzas para caminar ni levantarse de la cama, la mujer lo llevó al hospital y lo ingresaron. Le pusieron tres transfusiones de sangre. Las tres fallaron, por el camino se solidificaban porque estaban viejas o le faltaba algún reactivo, no se sabe. No había más, pero se podían conseguir a 10 CUC. Esas no fallaron. Los riñones dejaron de trabajar y lo llevaron al salón para “drenarle” los riñones. Sólo se lo pudieron hacer en uno, pues le dio un paro cardiaco. Lo sacaron del paro. El médico le dijo que tendría que andar con aquel drenaje que le dejaron, una manguera que le salía del costado, de por vida. También le dijo que al parecer tenía un tumor en la vejiga, que habría que hacer una prueba para comprobarlo, una biopsia, pero que como ya le había dado un paro, era una operación de alto riesgo y había que esperar a que se recuperara un poco. Lo mandaron para la casa. Hace una semana ya casi no podía ni hablar. La mujer le llevó al hospital. No le hicieron ninguna otra prueba. Hasta que murió”.

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Domingo, 23 de diciembre de 2018

Hace un año murió nuestro amigo de infancia, Gabriel, El Zorro. Ahora me dicen desde Miami que también en la isla pavorosa murió Felipe, su hermano, un muchacho dulce. Era el mayor, tenía sesenta y siete años. Claro que sesenta y siete años pavorosos. Ya no queda en la isla donde nací (qué mala suerte tan grande que es el mundo e ir a nacer allí en aquel albañal) ninguno de mis amigos de infancia. Ya nunca el amor sólo la furia me acerca a la isla donde nací. Metafóricamente hablando claro está nunca regresaré porque al llegar y pisar otra vez el suelo de la isla me sentiría tan sucio tan abyecto tan traidor y tan vil que me convertiría en un montón de mierda al instante. Ya la isla es sólo una finca llena de esclavos y de miserables y de esbirros y de cobardes y sobre todo para mí es ya exclusivamente un enorme cementerio.

Cuando me enteré de la muerte de Felipe le dije a Marta: amor mío pase lo que pase y sean cuales sean las circunstancias futuras nunca permitas que mis cenizas sean llevadas a esa isla, jamás te lo perdonaría. Y ella dijo no lo permitiré y me aseguraré de que después que yo muera no sea posible hacerlo. Son ustedes testigos.

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Sábado, 22 de diciembre de 2018

Como está de moda, digamos, rebautizar aeropuertos y condenar juicios a criminales, tengo dos propuestas. Teniendo en cuenta que yo considero el culo del señor presidente Sánchez y áreas adyacentes una especie de pista donde aterrizan todas las patadas de los golpistas catalanes con los que el señor presidente negocia su permanencia (la del señor presidente) en el Gobierno, propongo rebautizar el culo del señor presidente Sánchez y que deje su culo de llamarse culo y de ahora en adelante se llame: Jordi Pujol. Sería un muy merecido gesto como se dice ahora hacia el padre del golpismo catalán.

Y en cuanto a lo de condenar juicios, propongo que se condene el de Pinochet, golpista y fusilador, porque a fin de cuentas Pinochet mató menos que Companys, también golpista y fusilador.

Hay que contribuir a que en el discurso social la verdad esté lo más cerca posible de la verdad. ¿No?

3806

Viernes, 21 de diciembre de 2018

Ya leo los Cantos y mis noches se hacen milenarias de cierta manera no sabría explicar por qué. Voy por la página 376 y estamos en la Venecia del Dux y en el mismo palacio del que escapó Casanova, las memorias de Casanova (la edición de Atalanta, no otra) el mejor libro que he leído en mi vida y esa parte de su fuga de las pavorosas mazmorras (que he visitado) en los sótanos del palacio del Dux qué emocionante. Todavía no sé qué pensar de los Cantos de Pound pero hasta el momento un poco decepcionante no hay tensión lírica o yo no la encuentro aunque puede que sea uno de esos libros que mientras los lees son buenos pero no se convierten en obras maestras hasta la palabra final, hablo por ejemplo de Contrapunto de Huxley o de , de Thomas Bernhard.

Y ayer dije algo o más bien insinué algo acerca de los anocheceres que me gustaría precisar: los anocheceres son el fin del mundo.

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Jueves, 20 de diciembre de 2018

Llego a pensar en el anochecer (ya saben ustedes cómo es el anochecer) que la fragmentación y en general la fisonomía de mi escritura obedece a la ruina de la cultura occidental anterior al advenimiento de la cultura visual. Soy un notario de esas ruinas. Un notario de la derrota de la cultura metafórica a manos de la cultura visual. La cultura metafórica ya no significa, responde a un mundo agonizante. Y yo agoto mis días entre esas ruinas y dejo constancia (es mi tarea y mi deber como escritor) de ese mundo agonizante.

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Miércoles, 19 de diciembre de 2018

La obsesión de Cs y la izquierda española con VOX tiene que ver, creo, con cierta compartimentación cerebral típica de la progresía y de la socialdemocracia española (que son lo mismo). Este fenómeno se manifiesta sobre todo en intelectuales, artistas, políticos y estudiantes universitarios. En esa compartimentación cerebral todo lo referente a la izquierda es un espacio ventilado y sobre todo un espacio de humanidad rosa con puertas y ventanas y paisajes primaverales y mucha luz donde quiera que se mire. Contrariamente, el espacio en esa compartimentación cerebral ocupado por la derecha es un espacio bárbaro, sombrío, invernal, cavernario y carente de ventilación y de todo tipo de puerta, ventana o luz. Una vez instalada esa compartimentación en el cerebro español (un proceso que comienza muy temprano) ya no se desactiva jamás. Quiero decir que esa compartimentación es ajena, incluso, a la cultura, la inteligencia o la razón. Y este síndrome de cerebro compartimentado, política y moralmente compartimentado, afecta hasta a las inteligencias más preclaras del panorama intelectual español. Y esa particularidad (iba a escribir atrofia) cerebral es lo que les permite combatir, pero también aceptar como interlocutores válidos a conspiradores, golpistas catalanes, traidores socialistas y etarras vascos, pero no a VOX.

Derecha mala, izquierda buena, les dice su compartimentado cerebro. Y así van por la vida como zombis inmaculados. Y así van por el mundo dando lecciones de moral.

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Martes, 18 de diciembre de 2018

Hace muy poco como he contado estuve por Gerona (Girona para los aborígenes) yo me dejo llevar y allí estaba yo y en resumen si tuviera que hacer un resumen diría que Gerona es un lugar abominable. Completamente lleno de porquería amarilla que los aborígenes vierten en muros y calles y en todo lugar asequible y público ¡hasta en el monasterio de Sant Pere de Rodes! Ellos los aborígenes (que siempre son los aborígenes del poema de Szymborska) naturalmente creen que todos tenemos que soportar y aceptar la exhibición de su porquería amarilla. Toda esa parte del Ampurdán crees que es aceptable al principio, si no llegas a Francia. Pero. En cuanto cruzas la frontera y empiezas a ver los bonitos pueblos franceses te das cuenta de que todo el campo catalán es pavoroso. No para los indígenas se entiende que hasta la cagada de una vaca de su tierra la encuentran insuperable y sublime. Dejé de ir al País Vasco que no es un país sino una provincia o región española porque ya no aguantaba que allí hasta la palabra culo la escriban con k (qué delirio tienen con esa letra espantosa) y ya no soportaba a las mujeres abertzales las más feas del mundo y sus peinados roñosos y tiñosos y ya no soportaba el ambiente abyecto de complicidad etarra de todo aquel lugar incluyendo el paisaje que a mí me pareció también etarra por lo tosco y de aires asesinos y escarpado y a fin de cuentas burro. Creo que a resultas del viaje a Gerona también dejaré de ir a Gerona para empezar y queda en remojo todo el Ampurdán.

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Lunes, 17 de diciembre de 2018

Yo de muy joven tenía una noviecita en el barrio de Los Pinos e iba por las tardes a pasar por delante de su casa a ver si la veía. Eran los años setenta. Ya Los Pinos presentaba las señales de deterioro típicas de la liberación. Pero antes, en la República, Los Pinos fue un bonito barrio obrero. En la Cuba de mi infancia los barrios obreros florecían en la periferia habanera y los niños de Poey, que era un barrio más pobre y más depauperado, íbamos a esos barrios obreros y nos admirábamos con las casitas modestas pero modernas y pintaditas y de jardines arreglados con su antena de televisión y su coche estacionado al frente muchas veces, que en esos barrios veíamos. Y allí vivían obreros. Claro, años más tarde, cuando yo iba a atisbar a mi noviecita, ya Los Pinos había cambiado mucho y el barrio antes bonito y obrero empezaba su decline y su inevitable vulgarización, atraso y ruina. He recordado esto porque leo otro artículo (y van unos cuantos) sobre la película del pionerito bailarín cubano Carlos Acosta. Y me entero de que el bailarín pionerito de la película de Bollaín se crió en el barrio de Los Pinos. No el bonito barrio obrero que era antes de que nos liberaran. En el barrio ya liberado y en consecuencia en ruinas y hambreado y espantoso. Pobre muchacho.

Y también pienso lo reconozco en que yo un mataperros de Poey acabo de editar una colección de libros de escritores del Mariel (¡incluido Reinaldo Arenas!) de máxima calidad (ya sé que está mal que lo diga), libros de escritores censurados por la dictadura del pionerito bailarín, libros de las víctimas escapadas (a veces por los pelos) de la dictadura de Bollaín y su pionerito bailarín, y ningún medio de prensa español ha creído que vale la pena siquiera mencionarlo.

Lo que es la pereza mental de la prensa española y lo que es el rojerío.

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Domingo, 16 de diciembre de 2018

Veo el tráiler de una película de Icíar Bollaín llena de la mirada colonial y chocho necesitado típica de la intelectualidad española cuando tratan de Cuba. Ay están muertos de hambre es verdad pero qué felices y risueños, ay yo no viviría aquí ni un segundo pero para estos indios y negros está bien la dictadura. Ay, el pobre negrito que si no hubiera sido por la Revolución etcétera. También veo una entrevista con el pionerito saltarín Carlos Acosta dice que los negros no podían caminar por La Habana y otras tantas sandeces. A la foto de la escuela de mi infancia en Cuba remito al pionerito saltarín. Véase al negro director de la escuela, un señor formidable y miren a los alumnos. En fin hasta cuándo tendré que lidiar con toda esta imbecilidad toda esta ignorancia y toda mirada de chocho y de culo necesitado que es el cine español cuando llega a Cuba. Si a Bollaín le apetecía hacer un bodrio saltarían con el tema de los negritos cubanos podía haber hecho una película sobre los saltos que daba el negro Orlando Zapata para gritar por la ventana de su celda pidiendo la atención de los cineastas y de los intelectuales españoles, antes de que lo mataran a palos. Pero no hubo suerte. Entiendo que a ustedes cineastas españoles e intelectuales españoles les gusten los negros (a mí también) los comprendo perfectamente, pero por favor tengan un poco de vergüenza y dejen de comprar la mercancía podrida de la dictadura. ¡Han pasado sesenta años! Si no es mucho pedir.

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