Estampas

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Martes, 4 de octubre de 2022

Voy al centro comercial a comprar un pantalón (que al final no compro) cómodo para andar por casa e ir al mercado a ver a mis verduleras ahora que llega el otoño y de salida, entro en la Casa del Libro. Paseo entre las mesas y los expositores y constato entre triste y desanimado que el noventa y nueve por ciento del contenido de la librería es mierda. La estupidez avanza inexorable. Y junto a la puerta un enorme cartel que amenaza con otro libro de Pérez Reverte. Santocielo.

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Lunes, 3 de octubre de 2022

Veo Blonde. Basada en una ficción de la novelista Joyce Carol Oates. La escritora, lo ha dicho, se inventó la mayor parte de la historia. Diálogos, personajes, situaciones. El director por otra parte, es un cineasta de los que concibe el cine como un bodrio intelectual. Lo que hace Andrew Dominik, básicamente, es reproducir alargándolas y añadiéndoles efectos especiales bastante ridículos, momentos icónicos, podríamos decir, de la vida de Marilyn. Yo al tercer feto flotador estuve a punto de apagar, pero me contuve, más que nada por verle las tetas a Ana de Armas, que tampoco son nada del otro mundo, ya vistas. Una mujer bella de Armas, aunque de un tipo de belleza aguajirada. Y lo peor, carente de toda sensualidad, es decir carente de aquello que hacía a Marilyn, Marilyn. Porque, a ver, ¿quién coño es Norma Jeane? Un actor es lo que hace consigo mismo. Sobre todo, si hace a Marilyn.

“La auténtica voz de Marilyn”. Así define De Armas la película. Y por tanto a ella misma. Pobre muchacha.

Se habla mucho en la prensa de los desnudos ¡escándalo! y las escenas sexuales. No se lo crean. Todos los desnudos están filmados como si fueran asesinatos son deprimentes y la famosa escena en la que De Armas-Marilyn le hace una mamada al presidente Kennedy, es sólo un primerísimo plano de la cara de De Armas haciendo como que chupa un vegetal inidentificado. Una escena ridícula. Para no hablar del final donde el doliente cuerpo de De Armas-Marilyn levita (¡y el peluche! ¡y el padre en el firmamento!) en un desenfocar de cámara típico de estos directores que conciben el cine como un bodrio intelectual. Todo amante de Marilyn, si tiene la desgracia de ver Blonde, lo mejor que puede hacer es olvidarla lo antes posible. Por el bien de Marilyn.

Pero. Lo más trágico ¡y divertido! para mí de todo este salpafuera propagandístico con Ana de Armas-Marilyn, es la algarabía tribal, a su favor, que se ha apoderado de los cubanos. ¡Una cubana! clama la tribu cubana extasiada mientras baila en ferviente comunión en torno a la hoguera identitaria. ¡Una cubana! Y se hacen la paja tribal.

Qué gente.

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Domingo, 2 de octubre de 2024

Con el té, leo El Jornal de Espada, como todos los domingos, y me digo que el mayor pecado del periodismo español es que este hombre no sea director de un periódico. Cualquiera de los llamados grandes periódicos españoles (El Mundo, El País, ABC) sería grande en verdad si los dirigiera Espada.

Hay pruebas de que así sería. Espada fundó y dirigió Factual, un diario digital que durante su breve vida se convirtió en el diario más moderno de España. En ese Factual, en el que tuve el privilegio de colaborar, Salvador Sostres escribía sólo de restaurantes, que es de lo que en verdad sabe, y hasta los escritos de Cristina Fallarás eran literariamente apreciables y hasta sensatos.

Factual fue un diario de la vida real, el único diario español (hasta hoy) de la vida real, alérgico a la noticia-ficción, a la columna-ficción, a la zorrería de la crónica social, y al corsé y la herradura grupal que han terminado colonizando el periodismo español. Un diario que arrimaba su terso lomo y sus afiladas garras a la verdad.

Lo que es un director.

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Sábado, 1 de octubre e 2022

El documental de Pavel Giroud es, prácticamente, el material inédito filmado por la policía cubana en la sede de la UNEAC, en 1971. Cómo llegó ese material a sus manos, el cineasta no lo dice; sus razones tendrá. Pero. Lo importante para mí es que el documental hace un daño enorme a la dictadura cubana. Hay pocos testimonios más convincentes sobre la falta de libertad intelectual en Cuba, que la confesión de Padilla. Ver, no es leer. El envilecimiento forzado del poeta, el clima de terror que se instala en la sala cuando comienza a autoinculparse y a denunciar a sus amigos ¡y a su esposa! es cívica y moralmente repulsivo.

Y ese clima de terror es, a fin de cuentas, lo único que es la Revolución castrista. Con su documental, Giroud ha propinado una terrible lanzada a la monstruosa mentira conocida como Revolución Cubana.

Hay quien sostiene que la confesión de Padilla fue una representación brillante cuyo propósito era internacionalizar la denuncia, mediante una sofisticada cabriola al borde del abismo, de la represión intelectual en Cuba. No lo creo. Pero. Da igual. Hay cosas que si las haces te envilecen para siempre.

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Viernes, 30 de septiembre de 2022

Hay momentos de infamia suprema en la cultura de un país que, creo, definen su naturaleza. En la cultura cubana hay dos de esos momentos que suelo destacar. El primero es el aquel en que Máximo Gómez arranca las páginas del Diario de campaña de José Martí, recién muerto en combate. Páginas que trataban de una reunión entre Gómez y Martí.

“Allí estaban las hojas del día 6. Yo las vi cuando las escribió. Yo guardaba el diario en mis alforjas. Cada vez que Martí me lo pedía, se lo entregaba. Gómez lo recibió completo de mis manos…” (Entrevista con Ramón Garriga, ayudante de Máximo Gómez, con Roberto López Goldarás, 1948).

En el segundo de estos momentos, el coronel español Ximénez de Sandoval, jefe de la columna que diera muerte a Martí, al disponerse a enterrar el cadáver, pregunta si alguno de los cubanos presentes desea decir algo del caído.

“Desde temprano afluye bastante gente al Cementerio General para ver el cadáver de Martí… que se halla completamente putrefacto y que despide un olor intolerable… Poco antes de las ocho de la mañana el féretro fue llevado por los sepultureros hasta la galería sur; y cuando se iba a introducir en el nicho 134, el coronel Sandoval mandó que aguardaran, y dirigiéndose al público preguntó: “¿No hay ningún pariente o amigo del finado? Silencio profundo…” (De Emilio Bacardí Moreau, Crónicas de Santiago de Cuba.)

Hablo de esto porque hace unos días, en el Festival de Cine de San Sebastián, tuve la oportunidad de ver El caso Padilla, un documental de Pavel Giroud, donde se muestra la grabación, inédita hasta hoy, que hiciera la policía cubana de la famosa confesión del poeta Padilla ante sus compañeros de la UNEAC (Unión de Escritores y Artistas de Cuba), en 1971.

Mañana diré algo más, pero les adelanto que la confesión de Padilla será para mí a partir de ahora el tercer momento más destacado de infamia suprema de la historia de la cultura cubana.

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Jueves, 29 de septiembre de 2021

PETICIÓN
Catorce años después, regreso a mi Patria-Bar de la calle Mallorca. Todo ha cambiado, nada ha cambiado. Me instalo otra vez, con mis cervezas, junto a la vidriera. La vieja, con su gorro frigio, sigue ahí, junto a los depósitos de basura, buscando. Antes, pensaba que la vieja era la isla. Ahora, estoy seguro de que es la Muerte. Reescribo. Los libros no se acaban de escribir nunca. Qué sentido tiene publicar otra vez el mismo libro.

Las Cinco cervezas de 2004 era un libro apresurado, imperfecto, y a ratos se acogía a un pensamiento histórico-grupal que hoy repudio. He tratado de remediar estos defectos de la mejor manera, y me gusta el resultado: un tono más veraz y airado.

Cinco cervezas es un libro extremo, ciertamente, pero en literatura no hay nada bueno en el centro, todo lo que vale la pena se halla en los extremos. ¿Qué es lo mejor que puedo decir de mi libro? Que aún me conmueve hondamente.

Con esta edición digo adiós a Gabriel Torres con tristeza, pero también con orgullo y cariño. Si no es mucho pedir, acojan en sus corazones a ese muchacho desesperado.


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MIércoles, 28 de septiembre de 2022

Termino Joseph Anton, el libro de memorias de Salman Rushdie. Un libro, a fin de cuentas, ligero. Mala cosa. Sobre todo, por tratarse de un libro que se ocupa de una historia terriblemente real. Pero. ¿Demasiado bien escrito? Escribir demasiado bien es con la mayor frecuencia una trampa mortal. Llega un momento en que la muy profesional pero lisa prosa de Rushdie se va aplanando de tal manera que produce (al menos a este lector) la impresión de estar leyendo un clásico bestseller, es decir una obra a la que se le notan debajo de la piel los travesaños de hormigón y los ladrillos. No hay capas, ni resonancias, ni supuraciones, ni acceso a la caverna, (deliciosa o sombría, vivificante o siniestra) a la que dan acceso los buenos libros. Y la adjetivación tan convencional y el exceso de pensamiento grupal. Y qué timorato y correcto Rushdie. En cierto momento tuve, ay, la desagradable impresión de que el libro no lo había escrito Rushdie sino el personaje Rushdie.

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Martes, 27 de septiembre de 2022

Ha ganado las elecciones en Italia la señora Giorgia Meloni. Me gustó que la señora Meloni usara para proclamar su carácter dos suculentos melones a manera de tetas. Qué pícara la Meloni, qué delicioso gesto. La melonera de la señora Meloni es más bien exigua por lo que he podido ver; una Meloni con una proteica y jugosa melonera a lo Jane Mansfield o Anita Ekberg, qué no hubiera hecho. Están leyendo a un hombre que está seguro de que Cicciolina hubiera sido una gran presidente de Italia. Qué mujer. En política los personajes peligrosos son los graves y trascendentes, los que van de salvadores “de la gente”, tipo Montero, Díaz y Belarra; la señora Meloni es una corriente de aire fresco comparada con nuestro político mujerío.

Por lo demás, amén de los melones, ha despertado mi simpatía por la señora Meloni el mesar de cabellos y el crujir de dientes de los progresistas y comunistas españoles (lo más reaccionario que hay en España). Comunistas que, por cierto, son mucho peores que los fascistas de Mussolini, como ha demostrado la Historia. Basta comparar el promontorio de muertos debido al fascista Mussolini con el Everest de aniquilados por el comunismo europeo y mundial.

Saque tetas señora Meloni

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Lunes, 26 de septiembre de 2022

Hace poco ha muerto el cineasta Jean-Luc Godard. Cuando era muy joven iba a la Cinemateca en La Habana a ver ciclos de Godard. Salía de allí admirado. Pero. No tenía que ver nada mi admiración, creo, con la obra de Godard. Tenía que ver con que, de joven, yo quería ser intelectual y artista y me dejaba impresionar por intelectualidades y artistajes mientras más crípticos y pretenciosos, mejor. Aún no había leído a Bernhard (ver más significa huir más lejos) ni a Léautaud (odio a Rodin, la gente barbuda me asquea profundamente) ni a Casanova (lo único que quiero es ir hacia adelante, hasta que encuentre la libertad o la muerte) ni a Rabelais (¿no es donosura morir con la picha dura?). Hasta que no se ha leído a los Maestros se es muy burro naturalmente.

Pero lo que quería anotar aquí es que releyendo a Alain Finkielkraut (algo que hay que hacer con frecuencia) encuentro esta declaración de Godard: “Los atentados suicidas de los palestinos, para conseguir que exista un Estado palestino, se parecen, a fin de cuentas, a lo que hicieron los judíos al dejarse llevar como corderos y exterminar en las cámaras de gas, sacrificándose así para conseguir que existiera el Estado de Israel”.

Es decir que Godard amén de cineasta era un gran canalla y un absoluto hijo de puta.

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Domingo, 25 de septiembre de 2022

Se cumplen 150 años del nacimiento de Paul Léautaud. Que yo sepa, en la prensa española, sólo se ha recordado al Maestro en un artículo algo fofo de Andrés Trapiello. Léautaud es uno de los más grandes escritores. Si gran escritor significa acercar la literatura a lo natural, a lo real, a un lenguaje recto, si tiene que ver con hacer la literatura menos mentirosa y desinfectada de imágenes, lloriqueos y lirismos.

Dejo aquí unos fragmentos de su Diario literario, a manera de homenaje.

“Qué diferencia entre un diario como el de Renard y el de Sthendhal, por ejemplo. De un lado, un hombre de letras, un artista, un enamorado del estilo, con todo lo que eso comporta de estupideces y de inutilidades, del otro, un escritor sin más”.

“En todo caso, por mi parte, no conozco opiniones que no se puedan expresar. No las conozco”.

“Cuando digo: belleza moral (palabras que me disgustan soberanamente), me refiero a falta de hipocresía, franqueza, independencia de espíritu, desinterés por los juicios de los demás, todo eso que los idiotas llaman cinismo y perversión”.

“Pienso que Rousseau y tras él Chateaubriand han hecho mucho daño a la literatura. Es de ellos de donde provienen todos nuestros declamadores. Suprimieron lo natural, tanto en el estilo como en los sentimientos. Crearon una pose, una actitud tanto en la forma, la expresión, como en el espíritu. Tal vez sea verdad que crearon ciertos sentimientos, ciertos estados del alma, como dicen los charlatanes. Todos los tenemos, pese a nosotros mismos, sin haberlos leído mucho ni al uno ni al otro, por ejemplo yo, que de Rousseau solo conozco las Confesiones y de Chateaubriaud, Atala, que hojeé un día y dejé enseguida, junto a algunos fragmentos de sus Memorias. Su influencia actúa sobre nosotros a través de otros escritores. Eso no impide darse cuenta y lamentar lo que nos han hecho perder de naturalidad, de sencillez, de facilidad, de ingenuidad”.

“Quiero decir exactamente: la tragedia, la tragedia de Corneille y Racine sobre todo, ha estropeado nuestro teatro introduciendo la declamación. Pues bien, Rousseau y Chateaubriand han estropeado nuestra literatura introduciendo igualmente la declamación. Un escritor que declama, no hay nada más despreciable”.

“Un artículo de André Malraux: Sobre la herencia cultural, con estas líneas finales: Es día a día y pensamiento a pensamiento como los hombres recrean el mundo para uso de su gran destino. la revelación no les da sino la posibilidad de su dignidad; a cada uno, hacer de esta posibilidad una posesión. Pero, para eso, nosotros, los intelectuales –cristianos, liberales, socialistas, comunistas–, a pesar de las ideologías que nos dividen, buscamos las voluntades que nos unen. Ya sé que todo pensamiento elevado, toda obra de arte es una posibilidad infinita de reencarnación. Y el mundo secular no puede adquirir su sentido sino con la voluntad presente de los hombres”.

“Uno se pregunta qué quiere decir esto. Todo el artículo tiene el mismo énfasis. Estoy muy tentado de consider idiota a un hombre que escribe de esta forma”.

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