Estampas
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Esto, tan interesante. Sigo con Rushdie.
“Corrían tiempos del glasnost, y era la primera vez que los soviéticos permitían salir a los escritores reales, no a figuras decorativas de la Unión de Escritores, sino a otros como Tatyana Tolstaya. Los principales autores de la emigración rusa, encabezados por Joseph Brodsky, también estaban allí, y por tanto el acto ofreció una especie de reunificación de la literatura rusa, y presenciarlo fue conmovedor (Brodsky se negó a hablar en inglés, deseando, dijo, ser un ruso entre rusos). Sin embargo, cuando los escritores de Europa central, indiferentes a la opinión postulada por los italianos de que la literatura tenía que ver con frases, manifestaron apasionadas denuncias contra la hegemonía rusa, los rusos reaccionaron mal. Varios de ellos afirmaron que desconocían la existencia de una cultura de Europa central independiente. Tolstaya añadió que si a los escritores les preocupaba el Ejército Rojo, siempre podían refugiarse en su imaginación, como hacía ella, y allí serían totalmente libres. Esto no sentó bien. Brodsky aseguró, con una formulación de un imperialismo cultural casi cómico, que Rusia iba camino a resolver sus propios problemas, y que una vez llegados a ese punto, todos los problemas de Europa central se resolverían también. (Este fue el mismo Brodsky que, después de la fetua, se uniría al bando de quienes pensaban El sabía muy bien lo que hacía, lo hizo adrede.) Czeslaw Milosz pidió la palabra para discrepar de Brodsky en términos estentóreos, y los setenta y pico escritores de la sala se vieron obsequiados con el espectáculo de los dos gigantes, ambos laureados con el Nobel (y viejos amigos), batiéndose en términos que dejaron muy claro a todos los presentes que se cocía un gran cambio en el Este. Fue como ver un avance de la caída del comunismo, la dialéctica de la historia cobrando vida, expresada y representada por los mayores intelectuales de la región en presencia de sus colegas internacionales: un momento inolvidable para los afortunados que estaban allí”.

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Domingo, 11 de septiembre de 2022
¿20.000? Ojalá.
Mi segunda madre explica de la manera más certera y veraz las razones de la implosión cubana.

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Viernes, 9 de septiembre de 2022
Leo que el Museo Reina Sofía ha comprado unos cayucos del llamado Ejército Zapatista. Como el Museo acoge las piezas zapatistas por considerarlas “relatos de disidencia política”, me apresuro a proponer al prestigioso museo la compra de algunas balsas utilizadas por cubanos para escapar de la dictadura castrista. Son verdaderas obras de arte. Comparadas con los cayucos zapatistas, cursis y folklóricos, las balsas cubanas son objetos artísticos de originalidad y poder estético indiscutible.
A ver.
Fotografía de Steve Starr.

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Jueves, 8 de septiembre de 2022
“Cuando un libro abandona la mesa del autor, cambia. Incluso antes de que nadie lo lea, antes de que se posen en una sola frase los ojos de alguien que no es el creador, el libro queda alterado irremediablemente. Se ha convertido en un libro que puede leerse, que ya no pertenece a su hacedor. Ha adquirido, en cierto sentido, libre albedrío. Realizará un viaje por el mundo y el autor ya no puede hacer nada al respecto. Incluso él, al ver sus frases, las lee de manera distinta ahora que pueden ser leídas por otros. Le parecen frases distintas. El libro ha salido al mundo y el mundo lo ha rehecho”.
Sigo con Rushdie. Y encuentro esto, que no sé si es cierto, pero es muy bonito.

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Miércoles, 7 de septiembre e 2022
Comienzo Joseph Anton las memorias de Salman Rushdie. El atentado me ha llevado al libro. Hace años traté de leer Los versos satánicos por solidaridad con el escritor condenado a muerte por la imbecilidad musulmana e islamista (redundancias), pero ya por entonces detestaba tanto el realismo mágico y sus mariposas amarillas que no lo pude terminar. Pero. Esto es diferente. Rushdie es un narrador de enorme oficio, culto, a ratos lleno de razón moral (no siempre, véase su panfleto apologético de la llamada Revolución sandinista). Y el tema me interesa.
Estoy disfrutando el libro, a pesar de la pajarería de Rushdie con la Madre Patria India y su embrollo mental con lo de la Identidad y con su respeto por el Islamismo y por Mahoma. ¿Por qué hay que respetar esa porquería? Respeto por Pasteur, por Fleming, pero, ¿por Mahoma? Me digo y sigo leyendo. El respeto en literatura lo echa a perder todo. Rushdie debería saberlo.

5102
Martes, 6 de septiembre de 2022
“Aquí no se folla, como le dicen ellos a singar, por el culo. Ni por otras partes… ya saben; el fútbol. El culo se usa para cagar y punto: gran desperdicio. Y gran frustración sexual para las mujeres de aquí, y para las europeas en general. Excepto las alemanas, pero siempre en medio de algún ritual sadomaso; si no, no; siempre he pensado que el nazismo es en gran medida una pulsión sadomasoquista. Basta mirar a las mujeres de aquí y a las europeas en general para saber que viven frustradas por la falta de sexo anal. Y, las pobres, creen que los inmigrantes e invasores musulmanes les resolverán ese problema, pero a los musulmanes y a los árabes en general les interesan más los culos de los jovencitos, como se sabe. Las que están de suerte son las mariquitas europeas. La raza invasora que no teme a la violencia dará por el culo a las europeas y los europeos, ese es el futuro para la raza europea, raza afeminada y emdodecida (de dodo) por una cultura de postguerra europea afeminada y suicida. Una cultura que renuncia a la violencia para defender sus valores es una cultura condenada a la extinción. Europa es el país de los elois, y anochece y llegan los morlocks”.
“Culos maravillosos abandonados y descuidados por los hombres de aquí que se pasan el tiempo ante los televisores o en los stadiums dando gritos como subnormales y como energúmenos; o van a la isla pavorosa de la que escapé aterrorizado, en busca de culos iguales o peores que los que tienen aquí”.
Cinco cervezas, nueva edición revisada y reescrita por la autor, a la venta en septiembre de 2022.

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Lunes, 5 de septiembre de 2022
En el viaje, subo a una montaña. Tres mil metros, dicen. Montamos en una telecabina primero y después en una telesilla. En la cúspide, hay un reloj de sol. O un mirador. Dicen. Un sitio ideal para sufrir el carácter vacuno de la gente. Riadas de escaladores vacacionistas. Hombres mujeres y niños. A medio camino, desde la telesilla, vemos a un padre que se ha tenido que echar a la espalda a su hijo. ¿A quién se le ocurre traer a un niño pequeño a subir una montaña de tres mil metros? Desde el lugar donde nos deja la telesilla, hay que trepar un kilómetro más por un pedregal para llegar al famoso reloj mirador o lo que sea. Me cago en la Naturaleza no hay nada más espantoso que la naturaleza. Digo y me siento, resuelto. ¡Que no soy una cabra! Pero. Pasan cuesta arriba dos gordos alemanes o franceses o algo así y una norteamericana paquidérmica y soy un abreu, así qué.
Y llegando a la cumbre Marta me hace una foto y descubro a mis espaldas la siniestra silueta de la isla. Y constatado mi infortunio (¡la pavorosa me seguía!) pensé lanzarme al vacío no aguardar la extinción sino precipitarme en ella pero el hermoso rostro de mi amada no me dejó.

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Domingo, 4 de septiembre de 2022
“Los libros fueron durante mucho tiempo mi país. Esa es la verdad. Tengo que reconocerlo. Cuando vivía en la isla pavorosa y más tarde en la igualmente pavorosa Ciudad del Futuro. Mi país es cualquier sitio en que he estado y en cualquier circunstancia. En la inevitable corriente insustancial, discontinua. Cuando ni siquiera soñaba con la existencia de mi PatriaBar de la calle Mallorca. Si no hubiera sido por los libros no habría sobrevivido. Cuando cumplí diez años y vi que era el fin y pensé en pegarme candela como una de mis tías (tradición familiar), me rescataron Salgari, Dumas, Verne, Karl May, Walter Scott, Wells, Blyton, Doyle y May, entre muchos otros. Durante el espeluznante Servicio Militar Obligatorio ¡tres años de mi vida! estuve a punto de volarme la cabeza con el AK-47 varias veces y me lo impidieron los libros. Ya tenía el cañón en la boca y el dedo en el gatillo cuando mi imaginación escapaba hacia otros mundos… ¿y cómo iba a matarme si existían aquellos mundos? Durante las eternas guardias, la madrugada me hacía preguntas humillantes, me acorralaba; pero yo conseguía escabullirme gracias a esos mundos maravillosos. Los libros eran mi familia, mi casa. La vida se diluía en el espanto diario, pero ellos me rescataban. Libros contra la desdicha, contra el desconsuelo, contra el amor que se va, contra el amigo amado que resultó ser un delator”.
Cinco cervezas, nueva edición revisada y reescrita por el autor, a la venta en septiembre de 2022.

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Sábado, 3 de septiembre de 2022
No sé a ustedes, pero a mí ya me está dando algo más que penita Macarena Olona. Qué le ha sucedido a esa mujer. Ha pasado de mujerón nacional, en todos los sentidos, a frágil peregrina virginal beata antimoderna apocada y sufriente. Lo que nos gustaba de Olona, es que tenía más cojones que Abascal. ¿Dónde han ido su estelar rotundidad, su feroz ingenio, sus gloriosas tetas?
¿El camino de Santiago con “su” gente? ¿Camisetas con corazones y contigo hasta el final?
Triste y algo ridículo. ¿No?
