Estampas

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18 de julio de 2017

Una exposición de Baselitz en Bilbao. He visto mucho de Baselitz por ver he visto hasta la gran retrospectiva en el Guggenheim de Nueva York. Es verdad que Baselitz ya no es lo que era. Pero. De todas formas me hubiera gustado ver esta exposición. El problema es que ya no voy al llamado país vasco, fui un par de veces pero me empezó a dar asco el lugar por lo de los etarras y por lo de la complicidad de los vascos con los asesinos y por cómo se burlaban de las víctimas y por cómo han tenido que salir huyendo del llamado país vasco decenas de miles de vascos (siempre que escriba vascos léase españoles: yo sólo reconozco ciudadanos no reconozco entidades sentimentales). Huyendo, decía, de aquel lugar siniestro completamente envilecido por ETA, y por sus cómplices los nacionalistas vascos que no son más que etarras sin pistola.

Ya veré a Baselitz en otro sitio, me digo. Y tan feliz.

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17 de julio de 2017

Nadie lo dirá así que lo haré yo: imponer el euskera o alguna otra jerigonza menor y prescindible sobre el español en España no sólo es enormemente estúpido, es criminal. Condenar a los niños españoles que viven en el llamado País Vasco (todos los niños que viven allí) al euskera tribal como primera jerigonza sobre el español planetario es condenar a esos niños a una formación tribal por encima de una formación planetaria. La aldea sobre el planeta, la jerigonza inútil sobre el idioma poderoso, la poción mágica de Obélix sobre la penicilina. Es una actitud suicida y criminal y lo más incomprensible es que el Gobierno español no sólo lo permite sino que lo aplaude y financia.

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16 de julio de 2017

Me levanto de madrugada a orinar y ya no veo a la ballena y estoy triste porque creo que no volverá. Cierta vez hablaba con un amigo no recuerdo si fue en el jardín o en las playas andaluzas o fue en una cena qué más da y él decía que sí, que la vida, pero que a veces uno siente como una necesidad de descansar, de apoyar la cabeza y cerrar los ojos y acabar, esas fueron sus palabras, y yo respondía que no que la vida el simple hecho de estar vivo pertenece a una categoría insólita no se puede renunciar a eso por muy cansado que uno esté. Que lo está, no se puede negar. Yo argumentaba aquella vez con la pasión que me caracteriza a favor del seguir vivos, pero hoy de madrugada mirando la oscuridad desde la ventana del baño he pensado que mi amigo tenía razón. Descansar. Apoyar la cabeza, cerrar los ojos al fin.

Estoy arriba en mi estudio escribiendo esto y en el momento justo en que pongo la palabra fin, comienza a sonar abajo en la cocina donde Marta prepara un salmorejo Recuerdos de la Alhambra de Tárrega y de alguna manera toda elucubración sobre la vida y la muerte deja de importar, no sabría explicar por qué.

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15 de julio de 2017

En Cuba había corrupción antes de que nos liberaran los revolucionarios y a pesar de esa corrupción a los niños pobres como yo en mi escuela de barrio les daban desayuno gratis y había en el país justicia independiente y elecciones libres y libertad de asociación y de prensa y libertad empresarial y había comida además y la vida era una vida humana normal no una vida ideologizada hasta extremos repugnantes y embrutecedores. Después llegaron los revolucionarios y desplazaron a los corruptos y de paso eliminaron mis desayunos gratis de niño pobre y además eliminaron todas las libertades que existían en la isla y establecieron como se sabe los revolucionarios un régimen represivo y asesino.

Escribo esto por los eructos de izquierdistas culogordos que me han llegado porque ayer dije que es preferible un corrupto a un revolucionario. Pensé, tal vez sea útil explicarles un poco la cosa a estos subnormales. Pero. Enseguida. Bueno. No exageremos tampoco hay que andar explicando tanto algo tan obvio. ¿No?

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14 de julio de 2017

La corrupción es uno de los problemas que más preocupa a los españoles. La corrupción va envenenando las instituciones democráticas y aunque en una pequeña medida puede ser tolerable, cuando se convierte como ha sucedido en España en algo común y habitual y hasta aceptado por políticos y sindicatos y sus parasitarios entornos, es algo que hay que combatir con la mayor dedicación.

Sin embargo, los ciudadanos españoles se enfrentan a una amenaza mucho mayor para el sistema democrático y para las libertades que disfrutan. Y esa amenaza es la que encarnan los revolucionarios. Esos que quieren imponerles un país imaginario, justo y unánime y sin ciudadanos ¡pero lleno de compañeros! y el pueblo unido jamás será vencido.

Entre un corrupto y un revolucionario hay que apostar siempre por el mal menor, el corrupto.

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13 de julio de 2017

No es sólo que los sediciosos catalanes actúen de forma ostensiblemente racista respecto al resto de los españoles sino que el gobierno español, sus representantes, dan la impresión de aceptar con su actitud y sus declaraciones esta premisa de superioridad tribal ¡la tribu catalana! y se comportan como si los españoles a los que están obligados a defender fueran en verdad inferiores.

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12 de julio de 2017

Los sediciosos en Cataluña avanzan a grandes aspavientos, pero ese nacionalfidelismo que tan bien conozco no es para mí lo más interesante. Lo que me interesa verdaderamente, lo que me parece digno de estudio en este enfrentamiento (de un lado la libertad el ciudadano y lo civilizador, y del otro lo tribal, lo regresivo y la sacralización sentimental), es la cobardía y el dejar hacer y la irresponsabilidad del Gobierno español, eso es lo interesante sobre todo porque creo que ya se ha cruzado la línea que separa la irresponsabilidad de la traición.

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11 de julio de 2017

Releo a Manuel Chaves Nogales y hablando de la abyección francesa a su vez explica con gran claridad la actual abyección española es decir la actitud española respecto a los procesos sediciosos catalán y vasco y al auge en general de los nacionalismos xenófobos, racistas y provinciales en España: Nunca una catástrofe nacional se ha producido en medio de una mayor inconsciencia colectiva.

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10 de julio de 2017

Entra un pájaro y choca contra los ventanales del estudio. Es un pájaro grande una suerte de paloma torcaz. Está aturdido el pájaro y puedo cogerlo y lo saco al jardín. Le mojo la cabeza. Lo acaricio no sé por qué hago eso. Lo pongo sobre el césped. Se queda quieto. Se le mueve un ojo desnortada, compulsivamente. Lo levanto, tiene un ala rota. Se aferra a mi mano con sus largos dedos me clava las uñas y viéndolo así tan de cerca es bastante tosco. Tantos miles, millones de años de evolución y aún bastante tosco. El terminado del pico por ejemplo. Estoy de pie con el pájaro bajo el olivo. No sobrevivirá, creo. Lo subo al techo y lo dejo a la sombra sobre las tejas y me aseguro de que la puerta que da a la terraza y al tejado esté bien cerrada, y así el pájaro fuera del alcance de los gatos. Pienso en que hay en el pájaro una luminosa resignación. Pero no es verdad no es más que mi cerebro que humaniza al pájaro. Todo es movimiento irregular y continuo, sin dirección y sin objeto.

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9 de julio de 2017

A veces creo que soy un escritor rápido y hasta raudo. Pero son cosas de mi cerebro, soy un escritor lento. Los hechos. ¡Ya en 2009! Véase.

Jueves, 9 de abril de 2009. – Paso los días mirando pájaros. El personaje principal de mi relato pretende ser uno de ellos. Despegan y aterrizan en el jardín. Urracas, estorninos, arrendajos, gorriones molineros, oropéndolas. Tengo que instalar un comedero.

Releo a Aristófanes. A Cyrano de Bergerac. Picoteo en las cartas de Rimbaud. Vuelvo a Kosinski y a sus crueles campesinos que lanzan al pájaro pintado para que lo destroce la manada. Pero mi pájaro es diferente: quiere abandonar la manada. Huye de la manada. Detesta la manada. Siente asco y tal vez al final cierta distante piedad por la manada. Se ha cansado de pertenecer: esa estafa.


El pájaro, posado en Miami.

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