Estampas

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Lunes, 22 de octubre de 2018

A veces escribo frases demasiado largas que cuesta leer. Algunos lectores se quejan, no les hago caso. De lo único que me ocupo cuando escribo es de mi respiración. Lo que busco cuando escribo es mi respiración. No escribo para contar historias (antes sí pero ya no) aunque me gustan las historias ni escribo por literatura ni por tener razón ni por la verdad ni escribo para que me entiendan ni para que me quieran o me odien ni por reconocimiento o dinero, todo eso me gusta pero no es por eso por lo que escribo. Tampoco me interesan ya las normas. Uso las comas y los puntos y lo demás como me da la gana y en mis mejores momentos me invento palabras o las hago asumir un significado que no tienen. No soy un escritor sólo un hombre que al escribir busca su respiración nada más.

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Domingo, 21 de octubre de 2018

El perrito puede empobrecer tu vida sexual, deben saberlo. A veces estoy en el sofá y me saco la polla y ante tamaña y esplendorosa visión la diosa reacciona de la única manera posible para una mujer sana y mujer y en sus cabales como se dice y entonces, justo cuando la diosa inicia las maniobras de aproximación, salta el perrito curioso a ver qué es aquello tieso y ya incluso babosillo y cimbreante y se arruina todo. Yo como es lógico suelto airado una imprecación y me guardo a toda velocidad la polla porque bestialismo sí que no y la diosa se ríe y la risa le sale ya pegajosa y yo amenazo al maldito perro con mandarlo a China país de salvajes que comen perros. Pero lo digo en broma, naturalmente.

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Sábado, 20 de octubre de 2018

Mi gato negro se llama Petufo y viene por las noches a mi regazo, para que lo acaricie. Tiene una malformación de nacimiento y cojea de la pata trasera y en los inviernos lluviosos como a mi, le duelen los huesos. Tanto, que a veces se queja (tiene un maullido especial para quejarse) y tengo que llevarlo al veterinario para que le inyecten anti inflamatorios. Ayer Petufo se peleó con un gato blanco y salí con los perritos a intervenir y el gato blanco huyó pero, para mi sorpresa, Petufo lo siguió ferocísimo y continuó la pelea en el patio del vecino. Petufo es un gato casero y dulce y aquello me sorprendió. Volví al trabajo y al caer la noche regresó Petufo cojeando mucho de la pata delantera. Se quejaba y vi que tenía una herida una mordida tal vez. Aún así, vino a mi regazo a que lo acariciara. Hoy lo llevaré al veterinario. Pero lo que quería contarles es que aunque no me gusta que se pelee mi gato negro, acariciándolo, pensé que me gustaba que no se amilanara o evitara la pelea con el otro gato. Que no fuera un gato de la reconciliación y la paz un gato en plan amoroso con el enemigo. Si hiciera eso tendría que cambiarle el nombre y ponerle Aramburu, pensé, y me eché a reír.

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Viernes, 19 de octubre de 2018

En España nunca se ha entendido que el castrismo no es una ideología ni un movimiento político, el castrismo es una forma de lepra social. Rebaja los estándares de civilización, de decencia, aniquila el buen gusto la respetabilidad la honorabilidad y aumenta, proporcionalmente, la bajeza, la falsedad, la vulgaridad, el fanatismo, la cobardía, la vileza y la ausencia de decoro y de rectitud moral. Su mayor propósito es convertir la sociedad de ciudadanos libres e iguales en un rebaño sumiso y degradado. Juega en nuestra contra que la especie viene del rebaño y añora el rebaño.

De parte del castrismo, además, está que todo ser humano anhela secretamente un Amo, de ser posible un Amo testicular, severo y cruelmente paternal. De ahí el éxito y el apoyo social de dictadores como Pinochet, Fidel Castro o Franco. Sus oponentes siempre fueron minorías, admitámoslo.

Ser libre y vivir libremente es difícil porque es un arte solitario y estamos hechos genética y evolutivamente para la turba y la tribu. Una sociedad libre y civilizada es una suerte de milagro, algo que no sólo hay que defender de lepras como el castrismo, también de nosotros mismos.

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Jueves, 18 de octubre de 2018

Ya he vivido este ambiente de populacho sacralizado que empieza a apestar en España. Ya he vivido el ascenso de la estupidez y el desprestigio no sólo de la verdad sino de la realidad en nombre de una afrenta ficticia y legendaria. Ya he vivido en un lugar donde lo real es suplantado por una demagogia con paraíso adjunto, y el uso de la razón es demonizado. Ya he vivido la criminalización de lo individual y la tribalización de lo colectivo. Ya he vivido el sacrifico de la vida a un obligatorio bien superior. Ya he vivido la ridiculización de la inteligencia y el buen gusto, y la exaltación de la fealdad. Ya he vivido la relativización de la violencia y la transformación de la violencia en razón moral. El Puño del Pueblo, el Brazo del Pueblo, la Ira del Pueblo, las Calles del Pueblo. Ya he vivido la destrucción de los poderes legislativos y jurídicos. Ya he vivido la sumisión voluntaria de las clases bienpensantes. Ya he vivido la sublimación de la vulgaridad y el lavado de cerebro en las escuelas y la infame conversión del individuo en hermano o compañero.

Vengo del futuro luminoso y conozco de primera mano su horror.

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Miércoles, 17 de octubre de 2018

La tristeza de ver las fotos me hizo pensar en la estupidez y la cobardía de los buenos y en el éxito de los malos y en que los malos avanzan imparables. Cuánto no ha costado la cobardía de USA y del mundo y la ceguera y la estupidez del mundo, me refiero a eliminar el cáncer castrista en sus inicios. Cuánto no se hubiera impedido el avance de los malos con una invasión a tiempo. Yo estaba en el servicio militar obligatorio en esos años y hasta los soldados suspiraban por una invasión norteamericana que nos librara de los malos. Nunca llegó. Y así avanzó el cáncer castrista que no sólo destruyó la isla y destruyó a los cubanos sino que se extendió por toda Hispanoamérica y ahora amenaza España, bueno, ya ha llegado al Gobierno de España gracias al PSOE y mediante Pablo Iglesias supuración cancerígena de la embajada cubana. Y así en unos años estas casas pintadas y estas calles asfaltadas y hermosas de España se convertirán en las calles de la foto y el cáncer castrista cubrirá España.

Pero. Aún tengo la esperanza de que los españoles no sean tan miserables y tan cobardes y tan mierdas como los cubanos y el ejército español no sea tan vendido como el cubano y no lo permitan.

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Martes, 16 de octubre de 2018

Me manda mi hermano dos imágenes de la infancia. Una de la Iglesia de Jesús del Monte en 1925; cerca de esa iglesia, vivía una de mis abuelas y una hermana de mi madre. Y la otra la calle de Marqués de la Torre (de 2008, diez años después será todo mucho peor), a la que daba una escalinata, ahora en ruinas, que conducía a la iglesia y de la que tenía buenos recuerdos: una calle asfaltada de cuidadas aceras y casas pintadas un típico barrio civilizado de clase media obrera de la Cuba republicana. Véase a qué la ha reducido el fidelismo el castrismo el socialismo y el comunismo. Me ha provocado una gran tristeza ver esos paisajes conservados en mi cerebro y ahora completamente envilecidos por la Revolución libertadora. Toda revolución social es degradante y siniestra y la cubana la más degradante y siniestra de todas. No me canso de dar gracias al dios de la fuga el único que existe por haber escapado de la isla y no me canso de lamentar que no se haya bombardeado e invadido a tiempo la isla e incluso lamento que no se le invada ahora mismo, aunque ya aquello no tiene remedio.

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Lunes, 15 de octubre de 2018

Ahora (de un tiempo acá) los días grises y la humedad ambiental y por supuesto la lluvia llaman a mi cuerpo. Es decir que a la grisura la humedad y la lluvia corresponden unas sensaciones de agarrotamiento y dolor en la pierna izquierda y en la rodilla izquierda y adormecimiento también este último en el tobillo izquierdo y en la planta del pie, izquierdo. La izquierda siempre enemiga hasta en esto. La pierna derecha nunca me ha dado problemas, a mi eso me lo dice todo ideológicamente. Llovió cerrado otra vez y se metió la lluvia en su cubículo pero mucho antes de que lo hiciera, a efectos de su llamada, paseando a los perritos en el parque el músculo recto anterior el sartorio y el sóleo y el gemelo eran hormigueros y el fémur un rumor calcáreo. Todavía faltaba bastante para que empezara a llover y ya mi cuerpo era un presentimiento.

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Domingo, 14 de octubre de 2018

En mi barrio había también un mariguanero, Un mulato flaco, Juan Almeida, que con el tiempo llegó a Comandante de la Revolución. Era el negrito de la Revolución, Almeida, a pesar de que era sólo mulato. La Revolución siempre fue y es blanca, y Almeida era como el negrito de muestra. Lo exhibían en todos los actos. Pasados los primeros años, el Comandante Almeida se metió a compositor y los mejores cantantes del país cantaban sus espantosas canciones. Y siempre se le podía ver cuándo los Castro lo necesitaban, en la tribuna o en televisión, para apoyar alguna de sus tropelías o el fusilamiento de un infeliz. Cuando en el barrio veíamos pasar al mariguanero Almeida pensábamos que no se podía caer más bajo y que no se podía ser algo peor que el mariguanero del barrio.

Pero se podía.


Pronto. El gen de Dios. Mi mejor libro (tal vez).

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Sábado, 13 de octubre de 2018

En el barrio había un borracho, El Moro, un hombre muy apuesto y moro, no mulato ni negro ni jabao, moro. Pero no árabe, volví a ver gente como él muchos años más tarde, en la India. Algo raro en Cuba, un moro de estos, tipo indio. A mí me caía bien El Moro. Un día venía dando tumbos y se cruzó con Regla, una niña (tendría trece años) con unas tetas enormes a su temprana edad y El Moro le soltó un piropo beodo pero gentil en aquellos años no se decían apenas piropos groseros, y Regla le soltó algún insulto la niña tenía tremenda lengua. Y una señora que había presenciado la escena le espetó a El Moro desde un portal en la acera de enfrente: ¿Pero no ves que es una niña? Y El Moro que ya había comenzado a alejarse dando tumbos se volvió y le respondió con su típica voz de borracho: ¡Unaaa niiiñaaaa, una niiiiiña con esas teeeetas! Y esa se convirtió en una de las anécdotas clásicas que contábamos una y otra vez bajo la luz del poste de la esquina los muchachos del barrio y nos reíamos mucho.

Yo conocía a Regla y era una niña para algunas cosas y para otras no, como lo éramos todos en el barrio a esa edad, y aquellas tetas que tenía no eran nada infantiles esa es la verdad.

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