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Jueves, 6 de noviembre de 2025

Recuerdo, en ese momento extraño en que no sabes si has despertado o no, algo que me avergüenza me veo en un amplio pasillo y paso ante la puerta de una clase (matemáticas) a la que asisto no soy muy joven en el recuerdo (o lo que sea) eso descarta la única escuela a la que he asistido la llamada Secundaria Básica en la isla pavorosa. Paso ante la puerta y no entro, nunca entro, siempre vence mi temor a entrar o mi pereza o mi irresponsabilidad o mi estupidez, eso, creo, es lo que hace del recuerdo en cuestión tan vergonzante. Porque no entrar define lo que soy, el fracaso que soy (de ahí la vergüenza), el curso de mi vida, Paso gran parte de la mañana rastreando ese recuerdo y llego a la conclusión de que lo que recuerdo nunca ha sucedido. No he estado jamás en ese pasillo y en esa situación, pero a pesar de eso la vergüenza que siento es real muy real y el imposible recuerdo tiene una autenticidad profunda y lacerante.

Lo que me lleva a preguntarme: si esto no es un recuerdo porque nunca he vivido semejante situación ¿por qué mi cerebro lo produce como si lo fuera? Y esta otra mucho más inquietante: si no puedo estar seguro de que este recuerdo es real o una creación de mi cerebro, ¿puedo estar seguro respecto a otros recuerdos de mi vida? ¿Puedo estar seguro de que mi vida es tal como la recuerdo, de que no es (al menos en parte) una invención de mi cerebro?

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© Juan Abreu, 2006-2019