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Viernes, 24 de octubre de 2025
Estoy leyendo un libro formidable, La mente parasitaria de Gad Saad; por cierto, en una excelente traducción de mi querida Verónica Puertollano. Lo iré comentando aquí. Pero hoy sólo quiero decir que en él he encontrado una buena razón para silenciar o bloquear a lectores que se dedican a dejar en las redes sociales comentarios que me parecen inadecuados, cuando comparto en ellas mis emanaciones. Pienso que la libertad de expresión es sagrada, nunca he bloqueado a nadie en las redes sociales, o en este blog en sus más de diez años de existencia.
Veamos lo que dice Gad Saad:
“Muchos occidentales tienen un concepto equivocado de la libertad de expresión. Siempre que silencio o bloqueo a alguien en las redes sociales, una barahúnda de idiotas me acusa de ser un hipócrita sobre la libertad de expresión por «silenciar su voz». No comprenden que tengo derecho a alejarme de sus burlas, insultos e idioteces en la red. Eso no es «restringir» su discurso, sino ejercer mi derecho a evitar escucharlo. Esto es evidente, pero a mucha gente le resulta confuso”.












