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Sábado, 18 de octubre de 2025

Acabo el libro de Enrique Murillo, que recomiendo a todos los que tengan algún interés en el llamado mundo editorial español. Un libro triste, aunque a ratos divertido (yo es que me divierto mucho con las mezquinas mamarrachadas del culogordo comunista Herralde). Un libro triste, como digo, que hizo que fuera en busca de uno de los mayores tesoros de mi biblioteca, El autor y su editor del gran Siegfried Unseld.

Y allí encuentro esto del Maestro Bernhard que es, para un escritor, lo más triste de todo lo triste: «Los escritos, en el fondo, sólo existen para ser destruidos… son material destruible… La dificultad de mostrar o publicar el producto intelectual sin tener que suicidarse automáticamente, sufrir esa horrible humillación sin matarse, mostrar algo que se es, publicar algo que se es… pasar por ese infierno de la publicación, poder pasar por ese infierno sin consideración alguna, el más horrible de todos».


Qué sucio final

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© Juan Abreu, 2006-2019