6092
Miércoles, 10 de septiembre de 2025
Me llegó al fin La comedia humana de Saroyan, costó encontrarlo. Quería la edición de Acantilado, por la traducción de Javier Calvo, gran traductor, pero las que encontré en Iberlibro tenían precios exorbitantes. Así que opté por una de Círculo de Lectores. Todos mis amigos leídos me dicen que es su obra maestra. Estaba leyendo El joven audaz sobre el trapecio volante, lo retomaré después que termine La comedia humana. También llegó el último de Vladimir Sorokin, El Kremlin de azúcar, traducido por Jorge Ferrer, cuyas traducciones suelen ser excelentes. Leí de Sorokin El día del oprichnik que disfruté mucho y otra novela de la que no recuerdo el nombre, que me gustó bastante menos.
Ha vuelto el dolor en el costado. Anoche tuve que arroparme bien. Me levanté a orinar, poco y mal, de madrugada. Ya no busco a la ballena en la piscina del vecino. Pasa septiembre como un animal de sangre fría y deja una muesca sinuosa. Y leer viene a ser cada vez más lo más firme que queda.
