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Sábado, 5 de julio de 2025

Mientras hago mi deposición matinal veo una entrevista con una señora Silvia Orriols nacionalista catalana y alcaldesa de Ripoll, un pueblito al norte de la región o provincia catalana. Todo lo que dice Orriols está sustentado por tres falsedades, a saber: la existencia de una nación catalana, de un país catalán, y de ciudadanos catalanes. El discurso de Orriols sería imposible sin la fantasía país–nación–ciudadanos catalanes. Pero sospecho que no hay nada que hacer: el presidente, los políticos españoles, el Rey de España y no hablemos ya de la intelectualidad, la prensa o la academia de pago o no, y hasta la mayoría de los ciudadanos españoles (los únicos ciudadanos reales que hay en España), dan categoría de verdad y realidad a la fantasía país–nación–ciudadanos catalanes.

El precio a pagar por aceptar como verdadero y real ese mundo de superioridad racial y fantasía tribal antiespañola, será el magnífico resultado que obtendrá el partido de la señora Orriols en las próximas elecciones.

Qué trampa tan bien hecha nos han hecho, que diría el poeta Ariza.


Los distintos

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