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Sábado, 7 de junio de 2025

Si quieren contemplar el atroz rostro de la política española en todo su esplendor, sólo tienen que buscar una foto de Emiliano García Page. Hay que ser iluso o francamente miserable para decir que el Psoe es una cosa y Sánchez otra. Lo cierto es que desde hace siete años uno hace posible al otro. Si el Psoe fuera “otra cosa”, una “cosa”, digamos, que tuviera como natural prioridad el bienestar de los españoles, ya se hubiera rebelado contra las políticas de Sánchez, cuyo propósito no es el beneficio de España sino la permanencia de Sánchez en el Poder a cualquier precio. Mirándolo bien, Page es más dañino que Sánchez. Sánchez tiene la excusa de su ambición, de su malvado impulso totalitario, de su ausencia de límites morales. Pero, Page, no. Sabe que Sánchez es nefasto para España y antepone los intereses y el futuro del Partido, a los intereses de su país, de los españoles libres e iguales. No es un español libre e igual, es, ante todo, un hombre del Partido. Jamás hará nada que dañe al Partido, aunque se hunda España.

La indignación moral de Page es una prueba más de que la democracia española ha sido suplantada por una purulenta partitocracia, y de que Page carece de estatura moral.

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