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Viernes, 9 de mayo de 2025

La higuera cuando la sembré era un palo flaco pero ahora con las lluvias de abril y el sol de mayo ha echado una fronda verdísima y hasta tiene higos, ya les conté lo de la parra que ha experimentado una especie de resurrección, y el limonero el naranjo y el mandarino están cundidos de flores, que decía mi madre, y qué decir de la lavanda. Y del jazmín cuando cae la noche emana un perfume infantil que llena la terraza donde me siento a ver cómo se instala esa preciosa atmósfera entre morada y naranja que precede a la oscuridad.

¿Se puede pedir algo más a la vida? No creo.

Bueno, sí… ¿una mamada?

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© Juan Abreu, 2006-2019