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Jueves, 8 de mayo de 2025
La masturbación es algo maravilloso la he usado mucho contra la soledad cuando joven en el ejército o en aquel campo de trabajo pavoroso. También contra la muerte uno tiene ganas de pegarse un tiro a veces pero en vez de hacerlo se masturba. La masturbación nos acompaña toda la vida es fiel más fiel que cualquier ser humano: fiel a lo de proporcionarnos placer, me refiero. Al crecer uno, se enriquece la masturbación porque la incorporamos al llamado acto sexual de dos maneras fundamentales: se recurre a otra persona para que te masturbe, o se le pide a esa otra persona que se masturbe para ti: qué delicia.
Les suelto esta andanada porque empiezo a notar un creciente desinterés por la masturbación (la mía). Antes me masturbaba por cualquier cosa pero ahora sin duda por la edad espero hasta follar, pacientemente. Me paso bastante tiempo con el pito morcillón, a la espera. Resulta incómodo pero no lo suficiente para recurrir, como hacía antes, a la masturbación. La vejez es espantosa por muchos motivos pero este menguar de mi amada masturbación me entristece especialmente.
