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Sábado, 30 de noviembre de 2024

Ha pasado más de un mes de la riada que mató a más de doscientas personas en Valencia y arruinó a miles. A la luz de lo que se conoce hasta ahora, se puede concluir, y concluyo, que la responsabilidad de lo sucedido es justa y perfectamente atribuible a la ineficiencia, la desidia y a la irresponsabilidad de los políticos. Si hubieran hecho su trabajo (servir, ante todo, al bien público) se podría haber evitado la desgracia en gran medida, o incluso totalmente. Los mayores enemigos de los españoles hoy son los partidos políticos. Tenía razón Simone Weil:

“Un partido político es una máquina de fabricar pasión colectiva; un partido político es una organización construida para ejercer presión colectiva sobre el pensamiento de cada uno de los seres humanos que lo componen; el primer y, en última instancia, único fin de todo partido político es su propio crecimiento, sin límite alguno”.

“El crecimiento material del partido se convierte en el único criterio según el cual se define el bien o el mal en cualquier asunto. Exactamente como si el partido fuera un animal al que hay que engordar y todo el universo hubiera sido creado solo para hacerlo engordar”.

“Los partidos son organismos públicos, constituidos oficialmente para matar el sentido de la verdad y la justicia en las almas”.

“Es inevitable, de hecho, que el partido sea en sí mismo su propio fin”.

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