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Domingo, 14 de abril de 2024

Un señor de 81 años, José Manuel Lomas, librero jubilado, ha sido encontrado culpable de homicidio por disparar contra un delincuente (45 antecedentes penales) que entró en su finca a robar. No era la primera vez. El señor Lomas, un ciudadano respetuoso de la justicia, se sintió amenazado por la presencia del ladrón. Con razón, a mi modo de ver. Los asaltos a la propiedad del señor Lomas eran frecuentes. Pero. El anciano había llamado a la policía y denunciado las tropelías del ladrón más de cuarenta veces, sin resultado. La policía ni se molestaba en acudir a sus llamadas. Es comprensible, en cierta medida. La policía sabe que a estos delincuentes nunca les pasa nada, que la ley española los protege.

Como avanzamos hacia el castrochavismo a grandes pasos, la propiedad privada en España ya no es un santuario y la delincuencia ha adquirido un rango ideológico. El delincuente es siempre la víctima. Y una víctima cara; amén de querer meter en la cárcel al agraviado José Lomas, por defender su propiedad y su vida, se le exigen 230.000 euros de indemnización para la familia del delincuente.

Este caso deja claro, si hiciese falta, que en España si entran en tu propiedad a robar lo mejor es que no te defiendas. Ni siquiera si te apalean a ti y a tu mujer (sucede con frecuencia). Lo mejor es poner las cosas fáciles a los delincuentes. Yo incluso aconsejo que tu mujer, tu hija (si tiene ya edad para ello) o tú mismo, le haga una mamada al ladrón. Cualquier cosa antes de que se ofenda. La cuestión es que el delincuente, siempre víctima, salga de tu propiedad no sólo con un buen botín, también satisfecho y de buen humor.

Si no, ya sabes que tendrás que vértelas con la justicia española.

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© Juan Abreu, 2006-2019