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Domingo, 4 de febrero de 2024

Leyendo hoy las meditaciones de Espada, a propósito de la película Mantícora del asesinado (socialmente) Carlos Vermut, tropiezo con el “uso sexual de imágenes infantiles imaginarias”. Uno de los personajes de Mantícora, crea un avatar “con el que da escape onanista a su pasión” por un niño real. Esto le trae problemas en la película. La cuestión se reduce, según lo veo, a si consideramos el avatar masturbativo ficción, o no. Yo pienso que es ficción Y, detalle esencial, es una ficción privada. Perseguir y censurar la ficción es totalitario, pero perseguir la ficción privada (usada para procurarse placer, o para lo que sea) es acabar, de una vez por todas, con la libertad individual. Sin libertad individual y su correspondiente derecho a la ficción privada, por ofensiva que sea, no hay libertad. La condena de la ficción privada es la aspiración final del Estado Domador que, de imponerla, habrá conseguido al fin instalarse en el sagrado país de las fantasías humanas.

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© Juan Abreu, 2006-2019