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Domingo, 11 de junio de 2023

Anoche qué cena estupenda con buenos amigos, amigos inteligentes y diré más brillantes gente con la que uno aprende y lo más importante siente en su compañía acaecer el río de la vida y uno a pie de cauce expectante. Y no importa lo que dure la cena, no irrumpe ningún hierbajo (colas de ratón) en la línea de arena que celebra el agua. Hierbajos frecuentes hay que decirlo sobre todo entre intelectuales. Las flores de calabacín, deliciosas, pero las croquetas a poca altura (estamos muy bien acostumbrados a las del Deliri, el Coure o el Nairod. Mi risotto con alcachofas exquisito y un albariño muy decente, pero lo que quiero que perdure de la velada es que se me sentaron delante dos mujeres de enorme hembracidad, mujeres de untar antes de comérselas y qué bocas melosas y en cierto momento mirándolas sentí el cosquilleo y se me puso morcillona. ¡A mi edad! ¡De sólo mirar! No me dirán que no es algo extraordinario.

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© Juan Abreu, 2006-2019