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Jueves, 25 de mayo de 2023

Comienzo a trabajar el tercer volumen de las emanaciones. Quiero decir a podarlo limarlo rasparlo escucharlo y lijarlo hasta que esté listo para su publicación. Los tres sumarán más de 2000 páginas. Siempre soñé con escribir un libro gordo y mis emanaciones, da igual los volúmenes que sean, son un solo libro. Amaneció llovizna y así ha seguido el día. El perrito negro duerme en mi butacón de leer. Cae la tarde (lugar común) y el Jardín tiene un color anaranjado, bilioso y pizarra. Y encuentro esto de 2016 en lo que será el tercer volumen de mi libro más gordo:

Vivir en un lugar donde todo el mundo me llamaba compañero es una de las cosas más asquerosas que me han pasado en la vida. Gracias al fidelismo tuve que soportar esa abyección durante veintiocho años. Odio la palabra compañero. La palabra ciudadano, en la isla pavorosa, por otra parte, estaba reservada al enemigo o al candidato a enemigo. Lo que dice mucho del fidelismo. Cuando los fidelistas empezaban a llamarte ciudadano, ya podías considerarte seguro candidato a la marginación social, la cárcel, o el exilio.

Aquí en España a la izquierda culogorda (es decir a toda la izquierda) le encanta lo de compañeros y hasta lo de alzar el puño en alto: no hay para mí un espectáculo más repugnante.

O sea. Amo la palabra ciudadano.


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© Juan Abreu, 2006-2019