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Viernes, 10 de marzo de 2023

“Inmerso en la multitud ondulante, me sentía un poco como los marineros de Odiseo: ¡cuántas sirenas tentadoras en esas caras amistosas, que se agolpaban a mi alrededor y me salían al encuentro! Tal vez no sería difícil echársele a esa gente al cuello y decir: soy suyo y siempre lo he sido. Pero ¡cuidado! ¡No te dejes comprar con la simpatía! No permitas que te derritan esos sentimentalismos insulsos y una dulce alianza con la masa (…) ¡Sé siempre extraño! (…) ¡Resiste muchacho! ¡No te dejes domesticar por los tuyos, no te dejes asimilar! Tu lugar no está entre ellos, sino fuera de ellos, eres como la cuerda con la que juegan los niños: hay que tirarla hacia adelante para poder saltar por encima de ella!”.

Witold Gombrowicz

¡No te dejes domesticar por los tuyos, no te dejes asimilar! Exacto. Lo “tuyo” y lo de los “tuyos” es una infección siniestra y es una trampa mortal.

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© Juan Abreu, 2006-2019