5240

Sábado, 4 de febrero de 2023

Venía del mercado fui a comprar una sepia gigante hoy haremos arroz con sepia y calamares y en el coche pongo la radio y sale un tipo pomposo funcionario de la provincia catalana y habla pomposamente con voz engolada de jeque provincial de las mejoras que hará su departamento en los trenes de cercanías y anexos de la provincia y del dinero que usarán y este dinero provoviene una gran cantidad de un Estado que, por la forma en que el jequecillo hablaba calculé que estaba en la Luna o en Papúa Nueva Guinea y poco o nada tenía que ver (salvo para lo del dinero) con la provincia catalana de la que el pomposo jequecillo hablaba como de un Imperio Galáctico. Aquello me molestó bastante detesto a los malagradecidos sobre todo si son malagradecidos pomposos. Y. Después que apagué aquella bazofia, me puse a pensar en el aguante de los españoles en general y en el aguante indecente obsceno y grotesco del Gobierno español. Pero. Cada día que pasa estoy más convencido que la situación es terminal e irreversible. Hoy mismo leo en un diario no sé qué cosa deportiva que había logrado una ilicitana. ¡Una ilicitana! Ilicitanos eran los habitantes de una ciudad, Ílici, desaparecida hace más de dos mil años. Hasta las ruinas que quedan son sólo un montón de piedras. Y en el diario tranquilamente, ilicitana. La verdad es que no es que nos hayamos ido a la mierda lugar común los españoles (incluso los periféricos como yo), es que la mierda ya nos llega al cuello y sólo nos queda tragar y extinguirnos como mierdas, valga la redundancia.

Comentarios

© Juan Abreu, 2006-2019