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Viernes, 25 de noviembre de 2022

El último salpafuera político español trata de que una diputada del partido VOX le ha dicho a la ministra Montero que debe su puesto a que compartía cama y ayuntamiento sexual con Pablo Iglesias. No se aprecian otros méritos a la ministra Montero para el cargo. Las mujeres siempre han usado sus armas sexuales (que son poderosas, como se sabe) para escalar posiciones ya sea en la política o en el mundo empresarial. Léase en el mundo de la seguridad y el dinero. A mí me parece bien. La vida es dura.

La señora diputada del partido VOX le dijo una simple verdad a la ministra Montero y la ola de hipocresía progre y de totalitarismo woke ha sido impresionante. No me hubiera ocupado de esto a no ser porque leí, bebiendo mi té mañanero, un artículo de nuestro Lucas Lírico que me concierne. Nuestro inefable Lucas Lírico reduce en su escrito al partido VOX (incluido sus votantes, lógicamente) a un “eso”. Ya no son ciudadanos ni seres humanos son un “eso”. Es lo mismo que hizo Fidel Castro y su dictadura con nosotros es decir reducirnos a “gusanos” y “escoria”. Y al deshumanizarnos hacernos dignos, qué digo, merecedores, de ser aplastados, aniquilados, en un acto más que de exterminio moral, de sanidad.

Pero. No quiero ser cruel con nuestro Lucas Lírico, que tantos momentos cómicos me regala. Asumiré que nuestro Lírico oficial progre no tenía un buen día al reducir a un “eso” a aquellos que no piensan lo mismo que la progresía, la izquierda, los chavistas y los comunistas españoles. Es decir, que cuando se sentó a escribir y se le desbocó el castrismo le había bajado la regla. Ideológica, naturalmente.

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© Juan Abreu, 2006-2019