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Sábado, 1 de octubre e 2022

El documental de Pavel Giroud es, prácticamente, el material inédito filmado por la policía cubana en la sede de la UNEAC, en 1971. Cómo llegó ese material a sus manos, el cineasta no lo dice; sus razones tendrá. Pero. Lo importante para mí es que el documental hace un daño enorme a la dictadura cubana. Hay pocos testimonios más convincentes sobre la falta de libertad intelectual en Cuba, que la confesión de Padilla. Ver, no es leer. El envilecimiento forzado del poeta, el clima de terror que se instala en la sala cuando comienza a autoinculparse y a denunciar a sus amigos ¡y a su esposa! es cívica y moralmente repulsivo.

Y ese clima de terror es, a fin de cuentas, lo único que es la Revolución castrista. Con su documental, Giroud ha propinado una terrible lanzada a la monstruosa mentira conocida como Revolución Cubana.

Hay quien sostiene que la confesión de Padilla fue una representación brillante cuyo propósito era internacionalizar la denuncia, mediante una sofisticada cabriola al borde del abismo, de la represión intelectual en Cuba. No lo creo. Pero. Da igual. Hay cosas que si las haces te envilecen para siempre.

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© Juan Abreu, 2006-2019