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Martes, 5 de julio de 2022

La sociedad española vive en un permanente estado de fantasía colectiva que suplanta la realidad más o menos objetiva (ya se sabe, la realidad son los hechos más nosotros que pasábamos por allí). Los mayores ejemplos de este estado de fantasía colectiva son: la derrota de ETA, la superioridad de la izquierda y de la militancia socialista; la ciudadanía catalana, vasca, gallega, etcétera; la aceptación del nacionalismo y el patriotismo tribal, siempre que no sea español; y la sacralización de las lengüitas menores regionales intrascendentes y carentes de peso cultural y numérico (lo único que hace grande una lengua).

Todos esos elementos fantasiosos son moneda de cambio político y parámetros de razón moral en España. Esas invenciones conforman las mentirosas coordenadas de la vida española. Esta es la razón por la que una España de ciudadanos libres e iguales no tiene posibilidad alguna de prevalecer. Y no prevalecerá.

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© Juan Abreu, 2006-2019