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Lunes, 2 de mayo de 2022

Ayer hice salmón al horno con patatas, calabacín, ajos, puerros y pimientos. Maceré el salmón alrededor de una hora en salsa de soja con mostaza Maille. Lo acompañamos con arroz blanco de la cuenca del Ebro y un vino blanco de Alella. Y de postre unos bombones que la Niña trajo a su mamá, que era su día, según los negociantes. Hablamos de libros, de sexo, nos burlamos de este y del otro como es tradición y Lechuga dejó el manuscrito de una novela erótica, que leeré con mucho interés. Como el tiempo acompaña, comimos en la terraza y a las puertas de nuestra afamada temporada de baños. Tengo en mente para esta temporada a una rubia de boca pulposa y muy gustosa de ver. También a su santo varón uruguayo que nos ha prometido un asado de carnitas varias. Serán una buena incorporación a la temporada de baños del Jardín. Si Espada, custodio de sus esencias (maridaje de salón de Madame de Stäel y Café Rex de Gombrowicz, más cierto relajo) lo aprueba.

Siempre digo que la vida es meterse cosas en la boca. Pero. También en los ojos.

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© Juan Abreu, 2006-2019