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Miércoles, 26 de enero de 2022

Leo Reinaldo Arenas, (La escritura como destino), que han editado Rita Molinero y Yolanda izquierdo. Reúne ensayos, y piezas de corte memorístico, o crítico, sobre el escritor cubano. Un libro importante para cualquier lector de Arenas. Pero. Lo que quería decir es que encuentro en la página 81 un ensayo de Rafael Rojas titulado Mitades de Arenas. En él, Rojas dice que hay dos mitades de Arenas, una “revolucionaria” y una “contrarrevolucionaria” (aunque él no usa esas palabras), mitades que “no dejan de tributar argumentos a una esfera pública que, en la Isla o en el exilio, moviliza maneras discordantes o antagónicas de anulación del otro”. No iba a leer el ensayo de Rojas porque la prosa de Rojas me recuerda una guayabera almidonada con bohío al fondo y alguna palma espantosa en el horizonte, y ya no estoy para eso. Pero era Arenas, así que seguí leyendo. Según Rojas, tanto en la isla como en el exilio, en Miami sobre todo, se persigue, culturalmente, la “anulación del otro”. No digo que Rojas no tenga razón. Pero. Yo en ese argumento echo de menos, Rojas, una lista de torturados, encarcelados, censurados, una lista de escritores cuya obra haya sido robada, confiscada y destruida por los censores del Exilio. Ah, y echo de menos algún escritor al que se haya ingresado en un psiquiátrico de Miami y sometido a electroschoks por su obra. Algunos ejemplos, por favor, Rojas.

Rojas, en su escrito de las mitades, presenta los miedos fingimientos y cobardías juveniles de Arenas para esquivar la rueda dentada de la censura castrista, y sobrevivir conservando cierta decencia, como la mitad revolucionaria (buena) de Arenas. Y la mitad exiliada la mitad (mala) contaminada por el exilio reaccionario. Rojas es un Hombre Nuevo castrista, su cerebro no escapa nunca del molde “revolucionario es igual a bueno, y a Revolución necesaria”, y “contrarrevolucionario es igual a malo, e innecesario”, que disminuye tanto la obra de los ensayistas cubanos educados por la Revolución y en muchos casos privilegiados usufructuarios de esa Revolución. Todos parten de ese viaje a la semilla podrida de la llamada Revolución Necesaria y Buena.

No hacía falta esforzarse y escribir todas esas páginas para demostrar que existieron dos mitades de Arenas. Todos fingimos e “hicimos nuestro papelito” en Cuba, todos tratamos de esquivar el golpe inclinando más o menos el cogote. Todos, se entiende, excepto los que crecieron a cubierto por pertenecer a una familia de clase alta revolucionaria, por no decir de esbirros, Rojas, como tú.

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