4847

Jueves, 25 de noviembre de 2021

Espero que cambien los neumáticos al coche, una hora y media dice el mecánico. Salgo del taller bajo una lluvia fría. Camino hasta un centro comercial, entro en una librería. Mírenme manosear. Antes iba a las librerías a manosear, pero ya apenas. Los libros de papel siguen siendo lo primero en mi vida, pero las librerías están llenas de basura (mucho más que antes), y. Manoseo el libro de Cayetana Álvarez de Toledo, y encauzándolo, encuentro una larga cita del Cyrano de Bergerat de Rostand, famoso gorrón del gran Cyrano. En francés. Sin traducción. Nunca he entendido por qué los escritores y editores españoles asumen que todo el mundo lee francés. Qué manía. Los libros de escritores españoles están llenos de citas en francés, sin traducir. Así que me quedo sin saber de qué va la cita de Rostand, parásito del gran Cyrano. Y en eso, mientras maldigo el idioma francés y de paso a todos los franceses, entra un grupo de adolescentes del género femenino, 15, 16, 17 años y corren emitiendo chillidos de excitación hacia una estantería y yo qué bien, aman los libros. Pero. Las sigo, y los libros por los que chillan no son libros sino porquería a lo Corín Tellado pero mucho peor: autoayuda sentimental, bazofia romántica, potingues precoitales, melcocha subnormaloide. Ay.

Y. Ya recuperado el coche y yendo hacia casa pongo la radio. Una mujer exige que los laboratorios usen ratones hembra “ratonils”, dice ella, en sus investigaciones. Que no puede ser que sólo se hagan con ratones machos patriarcado las investigaciones.

Ya no sé si suicidarme hoy mismo o esperar un poco más.

Comentarios

© Juan Abreu, 2006-2019