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Viernes, 12 de noviembre de 2021

Por lo de la renovación (es un decir) del llamado poder judicial escucho la palabra dignidad en boca de algunos políticos. A los políticos les encanta la palabra dignidad. Ahórrense la cháchara. En España ningún político tiene dignidad. La pierden en el momento en que aceptan la llamada disciplina de partido y votan según la disciplina del Partido y, en ocasiones, contra sus convicciones. La política de Partido es básicamente indigna porque pone los intereses del Partido por encima de los intereses de los ciudadanos. Un ciudadano, que como político tiene la obligación de defender y proteger a los ciudadanos españoles libres e iguales, traiciona su deber ciudadano y decide ser primero militante es decir ponerse el dogal del Partido. Los Partidos se reparten los más altos tribunales que vienen a ser casas de putas de los Partidos. En los altos tribunales no hay independencia judicial, lo que hay es putas de los Partidos. Los Partidos y sus jueces no se deben a los ciudadanos sino al Partido que tiene acceso al cofre del Tesoro Nacional. Esa es la realidad de la llamada alta justicia española. Y de la política española. La política española es una lucha de Partidos por controlar el acceso al cofre del Tesoro Nacional. Puteros y putas del Partido y cofre del Tesoro Nacional. Eso es todo.

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© Juan Abreu, 2006-2019