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Martes, 26 de octubre de 2021

Cuando me enteré de la campaña de desmasculinización del hombre blanco que lidera en Barcelona la alcaldesa Ada Colau, en lo primero que pensé fue en mandarle una foto de mi hermoso y sensible pito. Tengo una colección de fotos de mi hermoso y sensible pito, alguna de fotógrafos famosos. Mi intención no era sexual (la cara de jabalí abotargado de la señora alcaldesa me lo impide) sino artística y hasta pedagógica. Se trataba de poner en contacto a la alcaldesa con la belleza del pito masculino. Con la esperanza de que la señora Colau, que sólo ha visto, colijo de su actitud, blancas pollas vulgares y feas (de ahí su animadversión, es lógico), ampliara su horizonte estético y cejara en su guerra contra la masculinidad del hombre blanco. Esa pobre mujer no tiene idea de la belleza de la masculinidad (eso encarna, nunca mejor dicho, mi hermoso pito) y de ahí su pretensión de feminizarnos, de que saquemos al exterior el mariquita que todos llevamos dentro, y lo convirtamos en símbolo del hombre moderno.

Pero. Cuando estaba metiendo la foto (maravillosamente impresa, su autor no usa cámaras digitales) en el sobre y escribiéndole una sentida dedicatoria, pensé en que tal vez fuera ilegal regalarle mi pito (la foto, se entiende) a la alcaldesa. Hablaré con mi abogado. En los tiempos que vivimos hay que andar con cuidado, la chochocracia acecha y la caza del hombre blanco es su prioridad.

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© Juan Abreu, 2006-2019