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Viernes, 15 de octubre de 2021

Un arquero dispara flechas de Alá (se había convertido al musulmanismo recientemente) y mata a cinco noruegos y hiere a dos, entre ellos un policía, cerca de Oslo. He estado en Oslo, un lugar espantoso en el sentido en que son espantosos todos los lugares donde hay mucho frío. No quiero ni pensar en cómo serán los pueblos cercanos. La gente bastante fea, por lo que pude ver, con sus excepciones. Por cada rubia vikinga hermosa rubicunda y tetona noruega hay miles de rebijías, semicongeladas y empaquetadas al vacío. Y todos con esas caras bobaliconas que se le pone a los europeos después de tantos años de socialdemocracia y buenismo. El arquero zumbado de Alá (hay que estar zumbado para creer las monsergas de Alá) mató a todas sus víctimas “después de que la policía contactara con el agresor la primera vez”, ha admitido el responsable de la policía noruega, Ole Bredrup Sæverud. ¿Cómo es esto posible, se pregunta uno, iluso? Ejem. Bueno. La policía noruega va desarmada.

Si hubieran llevado armas todas las víctimas del arquero de Alá seguirían vivas. El buenismo no sólo es estúpido, como resulta obvio, también cuesta la vida a ciudadanos inocentes.

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© Juan Abreu, 2006-2019