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Martes, 12 de octubre de 2021

De la actualidad política española lo más importante sin duda es lo del nuevo peluquín de Ximo Puig, presidente de la Generalidad Valenciana. Cuando vi su foto con el nuevo peluquín no saben la alegría que sentí. No hagan caso de mi fama, tengo buen corazón.

Como todos saben, fui el primero (creo) que llamé la atención sobre el drama del señor Puig y su antiguo peluquín, el clásico peluquín espantachochos. Un peluquín espantachochos es lo peor que puede sucederle a un hombre, destroza su vida sexual. Describí la situación en mi Eros y política, un libro imprescindible (perdonen mi inmodestia, pero es verdad) para entender la política española:

“La vida sexual del señor Puig debe ser equivalente a cero, colijo, ¿qué mujer es capaz de soportar que ese peluquín erizado de púas vulgar y amenazante se le meta entre las piernas aferrado a la cabeza del señor Puig? No creo que exista tal mujer. Olvídese el rostro de chino petrificado del señor Puig. Olvídese la estampa de rocín apaleado del señor Puig, olvídense sus orejas nosferáticas. Algunas mujeres muy generosas o pragmáticas podrían sortear esos obstáculos. Pero. Lo del peluquín es infranqueable”.

El cerebro del señor Puig no tiene ya remedio, completamente envilecido por la imbecilidad de la jerga local y el tribalismo más rumiante, pero al menos su vida sexual mejorará un poco. Hay que alegrarse. Desde aquí le mando mis felicitaciones y mis deseos de que los chochos en lo sucesivo no salgan corriendo aterrados en presencia de su peluquín.

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© Juan Abreu, 2006-2019