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Lunes, 20 de septiembre de 2021

Asqueroso Pedro Simón hoy en El Mundo. Asquerosidad sólo superada por la viuda del político Juan Mari Jáuregi, baleado en un bar por el etarra al que la viuda de Jáuregi le come el pan donde Simón. El artículo es tramposo desde el inicio “un encuentro privado” dice Simón, pero el periodista Simón se halla presente e instala su grabadora. Conmueve tanta privacidad. Y, oh, Maixabel. No se lo pierdan. Al final de la columna de Simón, esa viuda que “descerrajó una sonrisa cómplice”, tal y como el asesino descerrajó dos tiros en la nuca de su marido. Descerrajó. Un sonrisa cómplice. Y la viuda que se come el pan del asesino, ¡moldeado por sus manos!, la sangre y el pan, la masa del sarro catolicón engrasándonos la garganta simbólica para que nos entre sin problemas el aramburismo del ¡ponga un etarra en su mesa! y béselo y si no es posible, porque el asesino es remilgado, al menos que le escriba una cartita. ¡Aleluya! ¡El Perdón! Y Jáuregi, que es el único que puede perdonar a su asesino, disolviéndose en un mar de abyección, mientras hacen tragar amablemente (como en el tango de Edmundo Rivero) a los españoles el pan de los asesinos.

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