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Lunes, 19 de julio de 2021

He escrito un eros y política de Dolores Ibárruri y creo que en la segunda edición del libro ¡la habrá! (a juzgar por el risueño entusiasmo con que está siendo acogido) incluiré una coda en la que incluiré a personajes muertos, una especie de eros y política post mortem. He pensado en Franco, en Rafael Alberti, en Sabino Arana, entre otros. Por otro lado, hay personajes vivos (en la primera y sexta acepción de la palabra) que se me quedaron por erospolitizar en la primera edición ¡Jordi Pujol! ¡Mónica García! ¡Pere Aragonès! y el plan es sumarlos a la galería de los ya erospolitizados. Una ampliación del campo de batalla que diría Houellebecq. Aunque ahora que lo pienso mi Eros y política (nada que ver con un campo de batalla) es un retablo de fiesta de pueblo un teatrillo de títeres en el que conviven mujeres sublimes, analfabetas cum laude, algún caballero andante, y en el que maniobra perniciosa una legión de bufones, pícaros, tramposos, trapecistas, fulleros, tahúres, hipócritas, cáfilas, canallas, granujas, vividores, sinvergüenzas, mastuerzos y lameculos del partido.

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© Juan Abreu, 2006-2019