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Martes, 13 de julio de 2021

Los cubanos en las calles. Produce una tibia emoción verlos. Pero. Ahora toca deshacerse definitivamente del orden dictatorial. No hay que acatar ese orden dictatorial. Los policías y otras fuerzas represivas de la dictadura no representan la ley, representan el crimen y deben ser tratados como lo que son: sicarios, esbirros. Cada golpe debe ser devuelto. Veo algunos videos en los que arrestan a un cubano que se ha declarado libre e igual y lo meten entre dos o tres esbirros en un coche policial. Y esto sucede mientras decenas, cientos de cubanos, miran lo que sucede sin intervenir. ¡No! Hay que impedir la acción de los esbirros, hay que impedir los arrestos. Hay que destruir sus vehículos. Los que se han echado a la calle deben organizarse, fabricar cócteles molotov (para algo han de servir los rusos) y armarse con lo que encuentren para combatir a los representantes de la dictadura. Las azoteas han de convertirse en atalayas desde las que se arroje sobre las patrulleras escombros, todo lo que se encuentre y pueda convertirse en un proyectil. No faltarán, a fin de cuentas Cuba es una inmensa escombrera. Repito, no hay que aceptar el orden dictatorial, ni a sus representantes. Sus representantes son el enemigo, y hay que sacarlo a patadas palos y pedradas de las calles de las ciudades cubanas. El miedo tiene que cambiar de bando, son ellos los que deben temer salir a la calle. El momento es ahora, no hay que dejarlo escapar: fuego y furia cubanos, furia y fuego.

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© Juan Abreu, 2006-2019