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Jueves, 10 de junio de 2021

Anoche antes de dormir ya en la cama en la oscuridad estuve pensando en la gente más repelente que conozco (en España) y naturalmente pensé en el periodista Sostres. Una cosa es ser desagradable y otra repelente. Hay algo baboso en el periodista Sostres. Algo moralmente picha corta. Creo que conocí al periodista Sostres en el Tirsa cuando íbamos después de cenar con amigos a beber cócteles a mí nunca me han gustado los cócteles y semejantes, pero iba por la conversación y la compañía, de lo mejor que se da (o se daba) en Barcelona. Y en el Tirsa, siempre estaba Sostres con algún efebo no digo que sea maricón Sostres, pero siempre con efebos. Nunca me gustó Sostres, desde el primer día me dije otro mamalón catalanista y santo villorrio. Eso de Sostres, anoche. Y a continuación mi gran cerebro para desintoxicarme supongo se puso a pensar en Monica Bellucci específicamente en el chocho de la Bellucci y lo veía, en la penumbra como alcohólica que antecede al sueño, húmedo qué digo mojado santocielo cómo olía la Bellucci qué grande es mi cerebro en mi nariz el olor de la Bellucci y ahí a las puertas del cielo en el umbral ante el boquete de acceso al perenne retorno me quedé dormido como suelo dormirme todos los días como un niño con los huevos entalcados, feliz.

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© Juan Abreu, 2006-2019