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Viernes, 19 de febrero de 2021

Mi padre nos dormía en el sillón y si se lo pedíamos que era siempre nos cantaba la canción del hombre al que haga lo que haga lo muerde la perra, no teníamos zapatos sólo un par para ir a la escuela o a casa de la abuela María Blanco por el barrio andábamos descalzos no teníamos agua corriente (ya la Gran Revolución nos había liberado del agua corriente) venía un rato al día algunos días o en un camión tanque la pipa decían allá y la almacenábamos en todo cacharro disponible y para bañarnos calentábamos agua en un cubo y nos la echábamos por encima con una latica, la comida estaba racionada no había transporte público (ya la Gran Revolución nos había liberado del transporte público) las guaguas tardaban horas y pasaban tan llenas que no se podía montar en ellas no teníamos ropa prendas viejas o ajenas reformadas y una muda de salir decía mi madre más o menos decente que mi madre remendaba constantemente no teníamos televisión íbamos a asomarnos por la ventana de la casa de un vecino para ver los episodios del Zorro o Sandokan no teníamos jabón mi madre colectaba astillas como decían allá de jabón para lavar la ropa no teníamos pasta de dientes no teníamos pan no teníamos azúcar no teníamos aceite o manteca para cocinar no teníamos mantas para taparnos cuando hacia el poco frío de la isla, de todo eso y de mucho más no teníamos… pero mi padre nos dormía en el sillón.

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© Juan Abreu, 2006-2019