4559

Jueves, 4 de febrero de 2021

Como dije comencé a leer Ferdydurke en cuanto acabé con el Diario argentino. Qué deslumbramiento. Qué descuartizamiento qué tendón airado qué hueso lúcido qué culo desenvainado. Voy leyendo a paso lento para que no se me acabe. Ya no hay libros ni escritores así. Sólo yo podría escribir en estos tiempos un libro así, pero me falta el talento. Y. Me preguntaba, pasando páginas inclinado hasta el arrodillamiento, por qué Ferdydurke se ha reeditado tan poco en España hace veinte años que no y es un libro que casi no existe en España, y me respondía yo mismo con la mayor rapidez que eso se debe al carácter pladúrico (de pladur) de la cultura española contemporánea. Escritores y lectores pladúricos cubierta de cartón e interior de yeso. No hay sangre ni santa inmadurez ni herida ni polla por fuera ni barbarie desolada ni impudicia ni putas aguerridas ni abismo ni hembras ensoberbecidas; ni se les desea. Sólo hay barbudos gandhistas y mujercitas tatuadas y sin pelos en el coño y mamalones y mamalonas de fraseología fabricada por un millón de metafísicos-estéticos concepcionalistas y en consecuencia gente grave y cordera.

Comentarios

© Juan Abreu, 2006-2019