4535

Lunes, 11 de enero de 2021

Por truculencias del azar, veo algunos capítulos de Cid, una serie española. Se sabe poco del Cid. Pero. Como la serie es ficción, lo sabe todo del Cid. Las escenas de batallas y eso están bastante bien hechas, pero un grave error de casting hunde la serie irremediablemente. Un Cid bajito. Le hacen una especie de boñiga al actor con el pelo para que parezca más alto, pero sin éxito. El Cid ha de ser alto y corpulento un macho imponente o no es el Cid, eso lo sabe cualquiera. En cada escena donde el Cid aparece junto a otros caballeros o príncipes o reyes o lo que sean parece el recoge pollas de los otros guerreros. Es imposible creer que ese Cid sea el Cid. Por otro lado, sospecho que el que escogió a los compañeros de reparto del Cid es el peor enemigo del actor que hace del Cid. Todos altos, hombrones, todos ponen de manifiesto de la mejor manera lo poquita cosa que es el Cid. Las actuaciones, pasajeras. Eso sí, sale una mora en pelotas que, aunque se tapa (hipócritamente, se ve a la legua que es un putón verbenero) las tetas con el pelo, te hace pensar que no has perdido el tiempo viendo el Cid.

Y aún otra cosa. La serie apesta a nueva dictadura cultural progre, los moros y los negros son hermosos y esbeltos y limpios y rectos y los castellanos y demás ralea española sucios, vulgares, brutos y retorcidos (menos el Cid, que de tan santo parece subnormal). Las mujeres por su lado se la pasan dando discursos feministas (o la zafiedad chochocrática que se entiende en España por feminismo) qué malos son los hombres ¡chochos al poder! Por lo que he leído el Cid fue un bandolero y un mercenario pero hasta ahora y ya voy acabando nada de eso se ha visto en la serie. No digo que no la vean, ¡la mora!, pero vayan preparados.

Comentarios

© Juan Abreu, 2006-2019