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Miércoles, 28 de octubre de 2020

La llamada cultura española los intelectuales artistas cantantes y eso, apoyaron (y algunos aún) la dictadura castrista y proporcionaron con su talento una coartada moral a los asesinos. De esta manera, digan lo que digan ahora, ayudaban a invisibilizar las cárceles los crímenes y los fusilamientos de la dictadura. La intelectualidad española no sólo fue cómplice de los asesinos castristas sino usufructuaria de la esclavitud que se impuso en Cuba: viajes pagados, putas y putos adolescentes, banquetes, premios. No todo era el canalla Juan Benet o el siniestro comisario Alberti, es verdad, pero en general el puterío intelectual y artístico español se dedicó, muy literaria y poéticamente eso sí, a lamer el culo sangriento del castrismo.

Por eso se me ha ocurrido que ahora que vivimos tiempos de reivindicaciones sin fin y de todo tipo, se podría reclamar para las víctimas del castrismo (presos políticos, familiares de fusilados, etcétera) una disculpa mediante una de esas cartas públicas que suelen excretar los intelectuales y artistas españoles a cada rato. Tampoco es mucho pedir.

¡Lo siento, nunca se me ocurrió que la langosta que me comía se pagaba con palizas en las cárceles y gente tiroteada en las costas!

¡Qué gilipollas fuimos, que inconscientes, y todo por un premio de mierda o por un masaje prostático magistralmente ejecutado por un negro descomunal!

¡Perdón! ¡Sabemos que es tarde, sesenta años tarde, pero aún así, perdón!

Con algo así bastaría.


Coda. Aún esperamos la película de Almodóvar sobre sus nocturnas aventuras cubanas.

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© Juan Abreu, 2006-2019