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Martes, 27 de octubre de 2020

Caen las olivas y enrojece la higuera es el único rojo que soporto el del otoño, y el naranjo por primera vez tiene frutos y la parra y el cerezo se deshojan y el limonero ha dado dos limones es un limonero circunspecto el mío, hoy me levanté e hice ejercicios no mucho pero suficiente para que el resto del día me duela la espalda y las cervicales y los hombros y hasta un poco los tríceps pero también revivo con los ejercicios y eso no es poca cosa, arreglé la cocina puse el friegaplatos y lavé las copas del fino con queso de ayer, terminé hace días el Gargantúa y Pantagruel hacía mucho tiempo que no leía un libro capaz de convertir la exageración desmedida en el realismo más verdadero eso está al alcance de pocos escritores Arenas lo conseguía El mundo alucinante y El color del verano sobre todo pero nadie más en la isla pavorosa lo ha logrado es algo reservado a los más grandes, el libro de Rabelais es un libro que produce dicha y alegría de vivir ¡abundancia abundancia! en medio del horror del virus chino y en medio de la miseria intelectual y moral que ha traído el virus chino qué días luminosos y risueños he pasado leyéndolo es lo que quiero decir, yo no amo en modo alguno los frutos de la inteligencia sólo amo la vida y el movimiento, y ahora mismo he levantado la cabeza y el olivo está lleno de petirrojos gorriones currucas carboneros y verderones así que los dejo a ustedes y me siento a mirarlos porque hay categorías no hay nada peor en la vida que ignorar las categorías lo de la igualdad no sólo envilece lo de la igualdad nos destruirá.

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© Juan Abreu, 2006-2019